martes, 11 de junio de 2013

Para quedarse

En estos duros tiempos es conveniente pensar que lo que no esta a nuestro alcance esta verde o no nos apetece. 
Se ha abierto la veda a las privaciones y tenemos que irnos mentalizando.
Nuestra amiga la crisis a llegado para quedarse.

Como ladrón en la noche

Como ladrón en al noche.
Sigiloso llegó para quedarse.
Camino duro en cuesta, para luego rodar.
Logros perdidos en segundos.
Como un ladrón, como huestes de ladrones.
Todo lo queréis, todo os lo lleváis.
Cuesta arriba y cargados.
Cargados de desazón.
De desencanto.
De deudas.
Rapiña de buitres.
Festín de córvidos.
Como ladrón en al noche llego la pobreza para quedarse.

Adelante

Adelante será mi mandato.
Premura, pero sin pausa, bien vestido.
Temiendo las jugadas simples, los intereses espúreos. 
Será el dolor quien me avise y me permita un diagnostico certero.
No es casualidad el temor.
Ni las intrigas que inflaman tu reino.
Es tan grande la credulidad de los necios.
Es tan grande la desconfianza de los necios.
Son tan grandes las puñaladas que te dan los necios.
Falsos amigos en la veraz miseria.
Estrategias de ajedrez para sobrevivir en la zozobra de la crisis.

El gran motor

No hay que construir llevándose nada.
Hay que construir sabiendo abandonar.
Ser divino por abnegado, compasivo y misericordioso.
Dar amor es recibir amor.
Ni un segundo más de soledad forzada.
Todos son mis iguales y con todos debo estar.
No cambia el mundo el poder, el mundo lo cambia el amor.

Cara al sol

De frente.
Dando un paso al frente.
Haciéndome visible en el pelotón.
Cada mañana, cara al sol rezaré.
No tengo miedo al miedo.
Nada me atenaza.
En los himnos encuentro la fuerza para calmar mi corazón.
Silencia alma mía el clamor de desorden.
Que en el silencio interior de mi orden, defenderé la plaza.
Sin contestar, sin ofender, sin mostrar fatiga, ni duda.
Así me verán desde lejos, en el atronador silencio.
Hasta en la estrepitosa derrota esta mi victoria.
Se derrotan los cuerpos, es invencible el alma y tras la fina lluvia mis cenizas darán fruto, fruto eterno.
Mi sangre alimento de futuro, ya ha vencido.
Vuelve jinete de gloria a campear en el sol de la plaza.

lunes, 10 de junio de 2013

Princesas locas

Ironía para las verdades agrias y amargas.
Los pueblos mueren en la vorágine de la cultura global.
Descolorido está mi origen de tanto lavarlo en el progreso aculturador.
Revolcadero de perverso sadismo.
Altezas de princesas locas vestidas por el mismo ciego.
Panorama de derrumbes.
Planetas de egoísmo en colisión.
Lóbregas salas repletas de sanguijuelas.

No abandones nunca

No dejo de sufrir.
Me lastiman los ojos azules de tristeza de un gato.
La herida en el lomo de un fiel perro.
El temor en la mirada del que sin saberlo con certeza va a ser abandonado.
Caminamos ligeros, ligeros de cargas, ligeros de amor.
Y mañana con ligereza, como hoy hemos hecho con el gato, con el perro, con nuestros queridisimos seres queridos que han dado todo por nosotros, también nos abandonaran, en los pudrideros del olvido, del desafecto, de la ausencia de caricia, del hambre de amor.

La indolencia del tibio

El tibio siega vidas con la tranquilidad que le da la indolencia de yo no he hecho nada.
No hacer es un posicionamiento.
Es un modo de actuar, que provoca un efecto.
Y el efecto de no hacer nada, de abandonar el escenario del crimen, de cerrar los ojos, es un crimen.
La asesina tibieza.
Dejar morir en lugar de actuar, movilizándose para posibilitar la vida.
No me sorprende nada que a los tibios de sus entrañas los vomite Dios.

domingo, 9 de junio de 2013

La vileza de las leyes

Es la ley la cárcel de la razón.
Es la ley el laberinto donde se pierde la verdad.
Es el recurrir a la ley la condena del justo.
Entramado de argucias.
Castillo de mil puertas por las que escapa el delincuente.
Red de argumentos y salidas para el enriquecido maleante.
Desvalido esta el inocente frente al delincuente, ante la necia y ciega justicia de la que nos hemos dotado.
Nada ocurre porque si, con lo cual detrás de este fortín de malhechores estará el jefe máximo de los malhechores.
Ante la plata total impunidad.
Nada ciega es la injusticia.
Leyes para delinquir.
La vileza legal.

Que poca destreza la de Dios

Todo es argumentable.
Acaso no lucen el los bailes de sociedad las mentiras exquisitos argumentos.
Calumnias de fiesta, adornadas con trapitos de medias verdades, ricos, muy ricos, sesgadamente ricos.
Torticeros bordados de encaje de alevosía y nocturnidad.
Brocados de libelo y sedas de justificaciones jurídicas.
Circo de derroches de artificio en plaza publica.
En las posiciones antagónicas del acercamiento imposible.
Y la verdad sin techo y sin amparo, sola y al sol, sin ruido y alhajas.
Que poco brilla para el mundo lo sencillo.
Que poca destreza la de Dios al hacer lo puro y limpio poco aparatoso.
Nada de coturnos, nada de afeites, nada de alharacas.

Quintales

Guijarros, cantos rodados de cuarzo blanco, lechoso que vara el arroyo.
Dulce escorrentía que creas surcos y domas las aristas de los cortantes cantos.
Si domaras las cortantes palabras en las aguas de tu lecho como alisas y pules el cuarzo.
Que de llagas, que de heridas nos evitaríamos.
Palabras que propináis mil caricias, cuando el humano quiere hacéis tanto daño.
Entre los anaranjados alcornoque heridos por el descorche, para rendir quintales me devano los sesos retorciendo tus frases.

viernes, 7 de junio de 2013

Esclavo de sus lagunas

Son tantos los que caminan sin retrovisor.
Son tantos los que aturdidos creen al oportunista copiloto que les relata el inventado ayer.
Son tantos los que se abandonan a la desinstrucción.
Son tantos los que delegan pensar por si mismos.
Iletrados de la velocidad que atropelláis la imborrable historia.
Necios que a manos de volantes de autos locos no sabéis donde vais y lo único que hacéis es dar vueltas ciegas en el aprisco.
No os creáis libre porque no sois libres.
No hay peor esclavo, que el esclavo de sus lagunas.
Ciegos de soberbia.
Ciegos en la vileza de denostar al igual.
Al igual que ve y quiere ver y no se deja alienar.

Huestes del cannabis

Lanzan alaridos las huestes del cannabis.
Voceros apoltronados desde la cuna.
Desdibujan en el hipismo el estatus burgués.
Palos al agua.
Lluvia de palos.
Revoltura de chiquillería fina que juega a ser populacho.
Tanto ruido para zafarse del estrepitoso fracaso.
Malos estudiantes.
Estudiantes malos.
Sin hueco, hay que hacerse hueco.
Y luego a la poltrona.
Uno elige camino, para llegar de nuevo al sitio de papa.
Pródigos titiriteros de maquillada mugre.
Vacía bolsillos caprichosos y altaneros.
En vosotros no es creíble el deseo de cambio, a no ser que montaseis el campamento en la puerta del chalet de papa.

Hastiado de los verbos

No hay peor cárcel que la cárcel de las palabras.
No es fácil burlar el dardo del verbo.
No es fácil desandar el camino del alcahuete.
El vicio de la corrobla.
El vicio de la sentencia.
La ausencia de clemencia.
El exceso de maledicencia.
Uno habla y es sentenciado.
Uno dice y es atado.
Esposas de acero.
Visionarias voces.
Quejumbrosos reproches.
Por la boca morimos, aun así ligero hablamos.
Como mantener palabras.
Como pesan y anclan.
Esclavos de los sustantivos.
Prisioneros de los adjetivos.
Antes de mentir, procura contar.
Sin conjugar verbos para vivir.
Conjugando verbos para morir.
Hastiado de los verbos.
Verbos de hastió.

Preñez que fuerza el perdón

Se fajan las mujeres para no reconocer la tacha.
En la postrimera aculturación del sin delito.
Quien recluirá en mazmorras la sangre nueva del asesino.
Preñez que fuerza el olvido, el perdón.
Nuevos vástagos ya en la perdida tierra, que no soporta mas hipotecas.