lunes, 28 de octubre de 2013

Besos de hiel bañados de azúcar

Besos de hiel bañados de azúcar.
Me esfuerzo en quererte pero ya no te quiero.
Son caricias esposadas.
Son labios que ya nada me evocan.
Forzados besos fieles de infidelidad.

Desear

Reinas de reinos, reinos sin reina.
Todo no se puede tener.
Aunque para tu desgracia todo, todo lo puedes desear.

Judas

Son hijos de la ira y la falsa superioridad.
Consiente Dios mio que los pecados del padre los pague el hijo.
Nunca olvidaré que quien tiene la mayor capacidad para negociar y vender es Judas.

Nocturnidad y alevosía

El saber atrae enemigos.
El dulzor atrae moscas.
Pasarela de bellezas tontas.
No se esconde la luz bajo siete llaves.
Mas es necesario cuidarla de la cobardía del sin agallas que traperamente ataca.
Eres muy visible
en la nocturnidad, y esa sera tu perdición.

Ojos verdes

Ojos verdes, como la esperanza que tengo depositada en ti.
Son los santos de aire como la caricia más suave, la caricia de tu aliento.

Protegeme Dios mio

Protegeme Dios mio del perfecto porque a el no le has creado tu.
Es una zorra con interminables filas de dientes.
Zorra de uvas verdes, de ansias, de celos.
Protegeme Dios mio que el camino es largo y esta lleno de cuatreros.
Se necesita poco para matar y en el perfecto todo, todo es necesidad.

Ladridos amables

Viajero de caricias.
Buscador de besos.
De palabras amables.
De ladridos amables. 
A voces llamaré a mi amor si se me pierde.

Heridas en mis plantas

Me habéis metido en líos.
En vuestras estrategias de matón.
Me aturde vuestra velocidad.
Derrapar para hacer ruido.
Soy heridas en mis plantas que ralentizan mi camino.

Huido

Después de las palizas en el corazón no queda otra que huir.
Huir no lo deja a uno en un buen lugar.
Pero cuando uno huye, huye siempre a un sitio mejor.
Soy un huido, soy un huido de ti, de tos daños y tu desamor.

El espejo de las estrellas

Miedo a caer, miedo a que me vean caer.
Impactos de corrección.
Golpes salvíficos.
Me verán virar.
Corregir la errática trayectoria.
Solo al caer uno es consciente del error.
Abigarrado ornato para amedrentar al iniciado.
Quimeras de sera para rendirme en los juegos de la ira.
Con el sol entre las nubes partiré.
Con el preciso equipaje de las huidas.
Con la cabeza baja para ver en el espejo de las estrellas la premonitoria venganza.
Ofertas para despreciar.
Despreciables ofrecimiento.
Es el cariño de la usura el que aflora ante el próximo acarreo.
Tirantez ante el imposible coincidir, negociar.
Ya no hay puertos solo mar y confín.

viernes, 25 de octubre de 2013

Llueve suave

Lejos de las zarpas de la bestia.
A salvo entre dorados castaños.
Herido en la traición de los próximos.
Nada ni nadie ya me alcanza.
Pero en los sueños su memoria me atormenta y amenaza.
Llueve suave sobre el granito y lame lenta la fina precipitación esperando rendir mañana el bloque de piedra que corta el camino hoy.

Al raso con los amantes ambulantes

Caricias de amantes ambulantes.
Titiriteros de amor que cada noche en una diferente plaza ponen en pie por hambre el mismo circo por las indómitas mismas ansias.
Pobres de amor, sin patria, rey y reino.
Noches al raso, con las ajadas ropas del pobre aplauso.

El cobro de la demasía

Si yo no limito tu estancia en mi, porque tu pones limite a mi existencia en ti.
Si por ti existo y tu existencia norte de mi estancia en este mundo es.
Muy duro es ver la descalabrada transacción que vivo por ti.
Cifraré en el largo plazo el cobro de mi demasía.
Pero no olvides nunca que no es perenne ni tu existencia, ni la mía.

Nidal de ratas

Es duro y arduo devastar defectos.
Es duro ver que no devastáis de vuestros vicios nada.
Sois hoy igual que ayer, las mismas furcias, en las mismas esquinas, con los mismos afeites, con el mismo publico, ya inmune a vuestras infectas babas.
Manos negras que mecéis sombras, sombras que sois cómplices de las manos negras.
Nadie obliga a delinquir, nadie fuerza a nadie a ser vulgar.
Uno elige como construye su casa.
Solo las furcias eligen vivir en la casa del vicio.
Cuatro paredes para un nidal de ratas.

Explanada de murmuraciones

Se extienden por mi torrente las palabras infectas.
Lava lluvia salvífica mi roja vida.
Que se amollezca la cascarria de los zafios gritos.
Costra férrea de arañazos infectos.
Consiente Dios mio que prevalezcan mis rezos.
Colmalas de caprichos baratos y cierra sus bocas de risqueras furcias. 
Mantenme erguido en la explanada de las murmuraciones, que flaquean mis fuerzas y no hay más fácil blanco que el que tiene la cabeza baja.