viernes, 15 de noviembre de 2013

jueves, 14 de noviembre de 2013

Charcos de zinc

Tras el estío explota de verdor el acanto.
Lagartos al sol.
Alborozo de periquitos en la solana.
Bañados de luz los charcos de zinc.
Ondea la ropa blanca de bordados de paciencia de ayer.
Patio claro, patio de casa de piedra.
Las acciones hablan, la luz habla y ni el estío, ni el otoño las calla.

Trepar al más alto árbol

Como vas a entender de amor.
Fuiste una cónyuge vendida a días de la amañada boda.
Eras un parón de mula que pide alfalfa.
Viaje de casa atroz a casa atroz.
Demasiado en común para sentir atracción.
Era una unión virulenta, para hacerse aun más resistente.
Fuiste aquel día una bola blanca con grasiento copete, rubio de potasa.
Fiesta, embajada de elencos de casas putas y casas borrachas.
Unión de nocividades.
Se trunco tu sueño, el de pillar en la preñez otro hombre.
Hambreabas otro más macho pues el pactado era poco.
Pero nada pillaste, solo cogiste dinero para engullir chocolate.
Triste historia de toxica gorda de barrio.
Sueña la planta rastrera con trepar al más alto árbol.

Ilusa proyección

Creí que era amado porque con locura yo amaba.
Ilusa proyección.
Caprichoso es el amor que hace blanco en dianas que del blanco se desentienden.
Con locura me amaron y nunca ame yo. 

El amor a veces no existe

El amor a veces no da frutos.
El amor a veces no enraíza.
El amor a veces no florece.
El amor a veces no existe.

El sinsabor de mis pasos

Diluviará sobre la grava fina.
Sobre los destellos de cuarzo.
Llegarán los fríos y se borrarán las huellas de mis plantas.
Testimonio de alivio.
Seguí tu partida.
Tu esforzado abandono.
El precio del estigma.
Borrado el camino ya no hay regreso.
Olvidaré el sinsabor de mis pasos.
Acurrucado descansaré en un recodo.
Descansaré de las jornadas.
De las jornadas sin jornal.
Mi cobro es la meta de en el futuro horizonte, volver a tropezar contigo.

Sin sonajero

Gordas sin sonajero que os entretenéis mutilando las alas a una mariposa.

Cain y Abel

Lideres enfermos que enfermáis un país, intentado desmembrar partes de un todo.
Caines y Abeles es siempre la historia.
Mareas negras que aunque no existan se crean.
En la división esta el rédito de pocos, esos pocos que lideran borregos al esquileo de su hacienda.
Cain enfrenta y vence y luego el pueblo pena la cainita contienda.
Tras el perdón ya nada debe removerse y quien lo remueve busca revuelo y cazar a traición por envidia a Abel. 
Analistas de altísimo calado que en bajezas os entretenéis no enredéis en la herida, pues hurgar en las llagas provoca sangrado otra vez.

Nos empeñamos

Gratamente saciado a pesar del camino de marros.
Gratamente pleno a pesar de tus besos de judas.
Gratamente querido a pesar de tu ausencia constante.
Nos empeñamos en llamar amor a quien menos nos ama.
Nos empeñamos en seguir a lado de quien menos nos quiere.
No se desmorona mi torre ebúrnea porque tengo a mi Dios.
No se desmorona mi casa de cristal porque tengo a mil guardianes amigos, impidiendo que lleguen a mi fragilidad tus pedradas.
No arrasa la soledad mi alcoba porque duermo con ellos.
Los que velan mis sueños y los que calientan con su aliento el frío de tu ausencia.

Ebrio está el mundo

Ebrio ebanista que has construido un altar al zafio.
Ebria feligresía que rindes culto a un sapo.
Ebrio está el mundo de poder.
Crecido y henchido por el viento favorable.
Y el ego borracho encarama al Olimpo a seres iguales.
Dioses de miseria, usura y crimen.
Dioses rastreros de envidia y celos.
Ebrio está el hombre que tiene dinero.

La calma de los naranjos solos

Bribonadas de canallas.
Brilla mi casa de ausencia.
Brillantez de partida.
Ganada por los bergantes.
La calma de los naranjos solos.
La calma de la sola higuera.
Las ya desangeladas escaleras.
Y las plantas que en sus tiestos fenecen.
Ya no ladran los canes bonitos, esos que nunca ladraron pero que a su amo tanto quieren.
Ya no viven en la casa de mis tesoros.
Ya no vivo yo en lo alto de todas las escaleras.
Envidia al alto del que siempre fue bajo.
Ya hemos partido, expulsados por el exagerado desplome de un sistema que ni si quiera recuerda que un día hubo un fiel.

Delincuente de amor

Soy un delincuente.
Soy un delincuente de amor.
Un delincuente de caridad.
De caridad y desvelo hacia mis hijos.
Son carne de mi amor.
Son los recogidos, los que entre colores azules, naranjas y jarrones corrían por mi gran casa.
Mi gran casa cálida y llena de calor.
Calor de amor.
Rehago mis rutinas con su amparo, con el apoyo y aliento de ver que respiran por mi.
Lamento la inquina que motiva el brillo de mi presencia.
Lamento mi ausencia.
Y lamento que mi casa vacía recuerde el crimen.
Y espero paciente que Dios vacíe las casas siguientes.

Argamandijas

Nepotismo de aviesos que en la distinción de la baratija y la potasa se reconocen.
Marcas bordadas de mercadillo.
Chamarileras cuyo tesoro son las argamandijas.
Queríais sombra y ya la tenéis.

Sopeteadoras

Mescolanza en la orilla de las furcias con orzuelos.
Sin provanza hacen tumultos.
Gritos de maruja en un balcón lleno de tiestos.
Procaces sepultureras.
Plañideras alcohólicas de velorios.
Os dedicáis a matar santos
Gordas sopeteadoras más le valdria al mundo tapiaros dentro de vuestras casas.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Soy un radical

Como no radicalizarse, si hoy es la única forma de defenderse.
Me zono en las acciones, en los hechos, no tormo partido por lo que dices, si no por lo que hacer.
Soy un radical del amor, un radical del respeto, pero si no me respetas, por mis ideales mato.