miércoles, 25 de junio de 2014

La extravagancia



La juventud tolera todo tipo de extravagancia.
Pero la extravagancia tolera muy mal la senectud.

Los príncipes risueños que a solas lloran.

Como sufren las manos que airosas mueven el aire.
Síndrome de mariposa.
Sino de ademanes gráciles y graciosos.
Tormenta de burlas traídas y llevadas entre cacareos de alcahueta, por el envidioso que denosta mi ademan.
Es el cataclismo de nacer princesa en un mundo rudo.
Es el cainita bucle de ser el bello y bueno Abel.
Mover el aire no es ser necio.
Mover el aire no es ser inconsciente a tus desprecios.
Mover el aire no es ser insensible a la bilis de tus dardos de rechazo.
Es suave la brisa que genera al batir las alas la mariposa.
Brisa fresca de azaleas, de nardos, de rosas.
Generación de la gracia, que no graciosa.
Generación de tristes príncipes risueños que a solas lloran.
Un profesor en paro denuncia al Sepe por http://t.co/o5VYKMGgBE vía @hoyextremadura

martes, 24 de junio de 2014

Se os pega el lodo

Todo se pega.
Y preferentemente se pega el lodo.
Quien te vio y quien te ve.
Desahogados que esperan a ver que va pasando.
No es solo asco lo que dais.
Al estar tan enlodados dais más que asco.

La hija del desalmado

¿Qué es la verdad? Si no lo que está detrás de una maraña de mentiras.
Maquillada bestia, la hija del desalmado, la que en la algarabía rinde cuarteles.
Piernas cruzadas en el juramento.
Excusas sin descanso.
Explicaciones sin consuelo.
Las mentiras son cadenas que niegan la posibilidad de disfrutar del sincero.
Resquemor, urdimbre de suspicacias.


Capitán de amoríos

Dulce debilidad en las manos del fuerte.
Abrazo protector de soldado.
General de amores.
Capitán de amoríos.
Abandonado sobre el cuerpo que tanto me complace.
Pañuelo de nieve que ciega mis ojos con el veneno del placer.
Me zahiero en su furia. en el oleaje de sus bravos brazos.
Boca de cera cuyos sorbos no amargan.
Ungidos cabellos que sobre mi rostro me cierran la luz.
Soy débil ante el que mis manos han decidido que es el más fuerte.

Amo y nada me aman

Cómo freno la caricia, que en la insatisfacción con sarna ara mi alma.
Cómo reprimo el desatino de un verbo meloso, al que su desdén me lanza.
Cómo vivo con este desafuero que crece con el no riego y con urdimbre espinosa me corazón enzarza.
Cómo en este reino de urticantes camelias camino si mi amado esputa agria bilis a mis manos de alabanza.
Cómo he caído en esta poza de cieno donde me he enamorado del calor ausente del más frío invierno.
Cómo, cómo, cómo devano este enredo de hilos de bramante que me atan y condenan a besar sombras en los tórridos sueños de mi alcoba.
Cómo nació este río en mi, este torrencial regato que de mosquitos transmisores de delirantes fiebres infecta mi casa.
Amo sin que me amen.
Amo en el desprecio.
Amo en la demanda, en el implorar migajas.
Amo y nada me aman.

Insensato cielo de espantos y brisas secas

Estoy atenazado ante la sonrisa burlesca.
A veces el dardo del amor nos rinde al pusilánime que por nosotros poco siente.
Amor, amabilidad, ternura que al que cruelmente mueve mis hilos veneras.
Insensato cielo de espantos y secas brisas.
Sin centinela, ni vigía en la puerta de mi casa. 
El afortunado artífice de mi infortunio por mis reinos campa.


lunes, 23 de junio de 2014

Topografía del llanto

Es la alegría un paisaje.
Es la tristeza una orografiá.
Cristales, gemas de brillos y opacidades.
Minúsculos lagos.
Ríos de risas.
Ríos de pesares.
Llantos que dicen tanto.
Topografía microscópica del llanto.

Para el sistema soy MARICA

Con hilo de bramante cosería la boca a más de un cerdo.
Bocas que están muy prestas al improperio.
Bocas de funcionario que jamás deberían jugar al juego del insulto.
Se despacha en la mofa y en el guaseo, el gusano del sistema.
Parásito que indecente deja el insulto incluso en el escrito.
No mengua mi valía, mi amaneramiento.
Mas para el necio parece que si y así lo anota en la plaza donde vivo.
Que sabrá él de MARICAS, para tipificarme en un documento oficial como tal.


Todos los hijos son pocos

Encierro de brisa.
Brisa de relámpago.
Lloroso horizonte de indómita maleza.
Otra tarde funesta en la rutina de mis días.
Trinos y trinos, atronadores trinos de voraces gorriones.
Dardos furtivos que diezman los platos de mis saciados canes.
¿A quién le importa el fruto de mis manos?
Acaricio mis yemas en el suave lomo del felino que en mi regazo dormita.
Todo es poco, nada es suficiente. 
Lleno paredes con el ansia del que sabe que llega el invierno.
Cálido barroco, barroco protector que anula el blanco.
Blanco en las sienes del que ve, que todos los hijos para vencer el olvido son pocos.

A las alimañas no se les da amor

He criado al calor de mi pecho a las viboras.
Las cuide creyendo que dar amor devuelve amor.
Que dar caricias obliga a dar caricias y calor.
No creas en regenerar alimañas.
Es el sustrato de su ser la perversidad.
No se rinde a la fiera en la concesión.
Saciada hoy dormita, pero mañana volverá a demandar con el desafuero de ayer.
Nada le importa tu satisfacción, nada le importa que para darle tu te quedes insatisfecho.
No prodigues tu calor, ponle coto a tu amor.

Bandas, bandos, bandidos

El mañana existe y llega muy temprano, al alba mañana por la mañana.
Perdedores que en la hiel buscan su luz.
Se rompió la capsula del perdón y salieron los pestilentes odios.
Que trabajo cuesta perdonar, que fácil es esparcir el odiar.
Manos de confín, manos de hurto.
Reclaman pasados inexistentes.
Confunden levas con un falsario presente.
Hay obligaciones que parecen favores.
Hay obligados que caminan agradecidos.
Falsos constructores de torres.
Falsos desarrapados.
Falsos hambrientos.
Verdaderos sedientos de poder.
Todos tenemos en nuestra parentela manchas nefandas.
Pero para el que socava el firme del mañana solo las tiene su opositor.
Bandas, bandos, bandidos.




domingo, 22 de junio de 2014

La lozanía mellada

Desdentada está la que se comía el mundo.
Prisas que hacen en la lozanía mella.
Intacta mirada de cielo a pesar de los estragos.
Las lluvias lavan.
Las drogas socavan.
Mártires de la demandada belleza.
Fiestas de vírgenes perfectas.
Amores de vueltas sin noche.
Sacrifica efebos el negocio de las luces de colores.
El circo de los lucrativos placebos.
Se pierden los orientes de las perlas soberbias.
Ajadas flores que ya no lucen en los jarrones de plata.
Que ya no adornan las fatuas fiestas del alba.
Ya nada proclama la boca sin brío.
La boca de miel que rindió tanto amorío.
La boca que hoy en fiestas de barrio liba terribles alcoholes de olvido.

Ver, amar y olvidar

En el bulevar del calor.
Bullicio rojo.
Magnético magma de pasión.
Calle de sombra y vicio.
El placer de las miradas.
Las miradas que buscan placer.
La mirada del igual.
Cruzar la mirada con el furtivo amor.
Hoy su cuerpo me obsesionará.
Mañana ni rastro de ese placer existirá.
El hambre no sabe de reglas.
Las reglas las marca el hambre. 

sábado, 21 de junio de 2014

Saber perder nos permite poder ganar

La mirada perdida en la eternidad nos hace minimizar lo perdido.
Hay amores que no por perseguidos son logrados.
Amores de requiem.
Amores deseados.
Amores sin caricias.
Amores de epitafio y duelo.
No todo lo que está al alcance es alcanzado.
No todo lo alcanzado está al alcance.
Todo es nimio, todo es mínimo.
Saber perder es prepararse para saborear el triunfo de lo que si podemos ganar.