jueves, 20 de abril de 2017

Maduro, el malvado gorila


Muy lamentable que se retuerza la ley para masacrar un pueblo, que se arme al que odia, que se reprima a balazos al disidente, al que muestra pacíficamente su legítima propuesta, pero que hiere con la blancura de su presencia y pone aún más luz sobre los reiterados delitos de esa trama de matones, que encaramados torticeramente en el poder se resisten a soltarlo por miedo a ser juzgados por el pueblo al que han arruinado, vejado y sometido con cruel inhumanidad.
Maduro y sus adlateres terminarán rindiendo cuentas, terminarán pagando por su osado y antidemocrático proceder, por su falta de empatía con el administrado.
Venezuela tristemente está sufriendo una dictadura avalada por mucha vampira progresía, que se fue allí a asesorar a un gorila conductor de autobuses, que les pagaba muy bien unos consejos sectarios, liberticidas y crueles para eliminar al opositor.
Triste ver el rico vergel venezolano arrasado por esta fauna de terroristas, de pueriles y peligrosos gobernantes, de ladrones sin formas que saquean a su pueblo, sumiendo en esta hambruna incomprensible a este maravilloso país.

miércoles, 19 de abril de 2017

Desorden de insomnes lluvias


Despierto zaleado por los sueños de huracán.
Desbaratado por la tormenta de premonitorios flashazos.
Descanso demoledor del que huyo abrazando la narcotica vigilia.
Desorden de insomnes lluvias.
Horrísona y desestabilizadora tempestad.

martes, 18 de abril de 2017

Aristofobia


Siempre que en nuestra cainita tierra aparecen individuos privilegiados, la masa no sabe aprovecharlos y a menudo los aniquila. Abel el bueno, el bello Abel, genera el peor de los pecados capitales, la insufrible envidia. 
El vulgo siente una fatal atracción por el inferior, por el chaparro que no proyecta sombra. Y con esa ciega pasión, que encumbra tuertos, la marea de la turbamulta ahoga ángeles, pulcrísimas mariposas.
Así se explica la aristofobia, el odio a los mejores, al que nace con talento para sobresalir. El odio al pulido, al que doma sus cualidades hasta la cuasi perfección, porque la perfección no existe pero el aristocrático coronado sabe como se puede dar y lograr. 
Suelen terminar en los patíbulos los altos, los sublimes, los generadores de plasticidad, los poetas, los inventores de belleza, los que desde la cuna nacieron tildados, los tocados por la celestialidad, los tocados por la ejemplaridad, los que se anticipan al futuro. 
Es muy peligroso ser esforzado, ser divino, entre tanto rastrero y parásito vulgo, ebrio de zafiedad.
Envidiar, círculos de envidia, vecinos envidiosos, que no saben soportar su elocuente inferioridad.
Triste vicio defenestrar al sublime, decapitar y colocar en la picota al regio, para así poderlo escarniar. Terrible sino el del más cabal y cualificado, el del humano ejemplar.
Por todo esto, los que tienen grandeza se aíslan del mundo y no suelen hacer vida política.  

Síndrome de Procusto


Cercenar es una mezquina prerrogativa de inferior.
Es la uniformidad el pantano donde se crece el ramplón.
Síndrome de Procusto.
Siempre te decapitan en el descanso.
En el lecho que mide tu fuerza de superior.
Odios de miserables que en el berrido soez encuentran la trama para amparar su delito.
Tuertos que enarbolan el estandarte de una perfección atroz y amputadora.
Primeras filas de tarados por natura.
Primeras filas de usurpadores.
De crueles verdugos que solo brillan en la carnicería y la aniquilación.
Sin ángeles, los córvidos arroparan ahora al semidios.

domingo, 16 de abril de 2017

Desgaste


Nos desgasta el roce del afecto.
Su horma de amores exigentes.
Nos doma la cadena que nos protege y esclaviza.
Víctimas de la sangre.
Víctimas de los amores que desgastan y cercenan.
Somos microtragedias de fuego y alcoba.
Somos las caricias que pagamos.
Somos las deudas que contraemos por acariciar.

jueves, 13 de abril de 2017

Primero fue la palabra


Primero fue la palabra, lluvia mezquina de improperios.
Rápido, de seguido llegó la mano levantada y amenazante y el dedo señalador.
Sin pausa esa mano blandió machete y mató a mis reses, degolló a mis ocas, apaleo a mis gallinas, enveneno mis charcas.
Sin pausa destrozó mis bienes, quemo mis montes, y marco con la sangre de mi ganado mi puerta.
Consentido lo primero, llega lo segundo, arriba lo tercero.
Eso no es libertad aunque la marea de cretinos así lo cacaree.
Eso no es democracia, por mucho que lo griten los antidemocratas.
Primero siempre es la palabra, la mofa, la vejación fácil.
Primero es el vacío, luego siempre en escorrentía llega el baño de sangre.
Hordas iletradas de modernos sectarios, de crecidos zamarros en el verbo cortante.
Lo primero debería ser mamar respeto, mamar cultura, mamar empatía.
Siempre falla lo primero o lo primerísimo.
Falla el hogar, que agrio alimenta con miasmas, a una prole que será incontenible riada de odios.
Consentimos tanto, que cuando queremos dejar de hacerlo es tarde, porque la batalla campal, empezó ayer.

martes, 11 de abril de 2017

Alambicadas trastiendas


"Con demasiada frecuencia la belleza está en la claridad, en la limpieza, en la transparencia ficticia que esconde alambicadas trastiendas."
Irsia Carolain Sprimbol

Sólo sobrevuela



"El arte siempre es válido, es nuestra visión la que queda invalidada para el análisis, cuando parte de premisas artísticas con sesgo, sólo vuela el que no está mediatizado, porque sólo así todo lo abarca y sobrevuela."
Yoransel de Omatog

A cámara lenta


No hay nada peor que un terremoto a cámara lenta.
Sentir que todo se desploma lentamente y que esa ruina es inexorable.
Víctimas de la voracidad del progreso.
Las techumbres se abren al cielo y los interiores son anegados por las lluvias.
Abrazo mortal de zarzas.
Habita el cuervo el salón de los damascos.
Anida la calandria en la imponente araña.
Barroco es el descuido, denso en texturas.
Fiesta y festín de los nuevos huéspedes.
Paredes soberbias de frescos que metamorfosea monstruosamente el verdín.
Orines celestes que harán de todo lo elevado tabula rasa.

Torpes manos


Lo trágico tiene mucho de cómico.
Hay mucho cómico que conduce a su pueblo por derroteros muy trágicos.
En los sufragios del circo se vota a la majorette de falda corta y manos largas.
Lagartas sin escrúpulos, arpías nada escrupulosas.
Rastreras truanas, calumniadoras mondongas.
Son nuestras torpes manos las que encumbran patrañas.
Marea de trompeteros que con sones marciales desfilan hacia la perdición.

Los dígitos de la inexactitud


Me curto en las refriegas de la calle.
En la calentura de un vulgo irreflexivo.
Marea sin victoria que cacarea lapidarios sinsentidos.
Con qué facilidad se priva al pueblo de las ciencias exactas.
Y en esa privación no ve con exactitud el robo.
Cuentas llenas de cuentos, cuentos con los que falsear las cuentas.
Desvirtuadas vocaciones de servicio, que nada tienen de serviciales.
Soy áspera esponja que evita la hiel.
Soy mercurocromo que evita que se infecten heridas.
Malos tiempos para airear en los balcones los dígitos de la inexactitud.
Sumas tramposas, que contentan a los iletrados tontos.
Santos sin cabeza, Santos descabezados.

lunes, 10 de abril de 2017

La cruz de la victoria


Me asola la furia de los desastres.
Lo inclemente que es jugar a sonreír y ganar.
Sonreír mientras se llora.
Ganar cuando se está perdiendo.
La cruz de las victorias.
Las punzantes espinas de la corona de la genialidad.

Reír en los duelos


La vida es angosta.
La vida es un redil.
Vivir es sortear.
La vida es una rifa.
Vivir es lidiar al toro corniveleto que  nos toca en suerte.
Armados para batallas que no damos.
Indefensos ante las guerras que se nos vienen.
La vida es esperar que venga.
La vida es salirlo a buscar.
Amores de instantes que manchan un todo.
Amores para siempre que no nublan ni un instante.
Vivir es reír en los duelos.
Vivir es llorar de alegría.
La vida es viento que se lleva la arena.
La vida es tierra que abraza tenar al amado, cuando la muerte se lo lleva.

Iguales


No hay nada más sublime,
que el amor entre iguales.

Lo tragico


Yo no soy quien para frenar tus tragedias.
Yo no soy el que prescribe lo trágico.
Enredos trazados en la cúpula celeste.
No existe la inevitabilidad, cuando uno no sabe que debe evitar.
Aferrados a la deriva.
Atados a un mar embravecido, que a cualquier destino nos puede llevar.