sábado, 8 de julio de 2017

La Cala de los Canguejos


Otro nuevo sol brotaba del firmamento de mar. En la Cala de los Cangrejeros ya no se paseaban las Parcas, había sido otro aviso más, este más directo y helador que los anteriores, pero seguro que sería igual de desoído, Argimiro entumecido, tras tres días con sus noches bebiendo sólo un poco de agua y sorbiendo algunos bígaros para poder luchar contra la inanición de estar postrado, volvía del letargo. El sol se filtraba por las palmas de la caseta y calentaba la humedad de sudor y sal del cuerpo macilento del viejo pescador.
Otro día le regalaba la Virgen del Carmen, a ella se encomendaba en los malos tragos y a ella tenía que agradecer está nueva salvación.
No fue rápido incorporarse, salir del hoyo del camastro, ponerse en pie y salir a la rojiza luz del amanecer. Se acercó Argimiro a la orilla y se lavó la cara, las manos, las axilas con el agua que rompía espumosa en las porosas y negras lavas. Se lavó y despertó otra vez a la realidad de su vida de escaseces y soledad.

El hierro de lo hermoso


Las reses perfectas son bellisimas.
Reses marcadas con el hierro de lo hermoso.
Nombradas por su brillante talla.
Gemas raras en un mundo aborregado.
Pulidos cantos de suavidad y destellos.
Apetecibles premios.
La belleza no gana la guerra.
Pero es rapiñada si se pierde.
Y disfruta, si todo se confabula, el botín del éxito.

Karar Nushi


La belleza duele,
la belleza abre puertas,
pero también abre la puerta del infierno,
la puerta de la envidia,
de los celos.
En la belleza está el placer,
está el gozo,
en su tersura anida el amor,
pero de igual modo enraiza el desasosiego
y el estigma de la incomprensión.
La belleza es caduca,
es histriónica,
es distante.
Mariposas llamativas,
que revolotean inconscientes
en los zarzales
donde habita el alacrán.

viernes, 7 de julio de 2017

Silvar


Ser, sin tenerte, es devastador.
Siesta de opiáceos, que no frena la inevitable vigilia.
Si yo no creyera en ti, no me acariciaría tu mano.
Silva el viento, con el verbo infinito del placer de la carne.

Devastador


Me gustaría habitar el infierno que habitas tú.
Morir con tu muerte.
Acariciar el infortunio sin llorar por ti.

Llamas en el pecho


Camino con el sol dentro.
Con las entrañas alumbradas.
Con mil luciérnagas latiendo en mi pecho.
Con la cárcel torácica abierta en canal.

La bella reticula


La belleza sigue parámetros aprendidos.
Son alambicados los procesos para conseguir belleza.
Estándares malditos que generan fieras.
Colores de guerra con los que nuestra piel sueña.

Sonreír en la desdicha ofende


No hay nada más contaminante, que la profanación del silencio por parte de las palabras mezquinas.
Banderas de polución que incendiarias ondean en el aire.
Hiere la claridad las arteras mañas del arrebatado de infierno.
Sin suavidad y sin dulzura labra el arador de la sarna.
Pupilo de Belcebú, que se nutre regando aflicciones.
En los márgenes del camino del prudente, se embosca la envidia del criminal.
Sonreír en la desdicha al malhechor ofende.

EL PERIODISMO TIENE SESGO, TIENE COLOR


No se puede hablar de derechos generales, cuando hablamos de derechos exclusivos, particulares y excluyentes. Nos venden humo cuando nos hablan de derecho de expresión y en ese derecho sólo defendemos y amparamos el derecho de expresión del correligionario, del afin, de nuestro vocero.
Tristeza y gran malestar genera, ver cómo se suman a la defensa de este mal llamado derecho excluyente y cercenador, hasta los periodistas, los generadores de noticias, de noticias sesgadas y coloreadas por las siglas del bando, por el que el falso periodista toma partido.
Lo noticiable no tiene color, pero la noticia de modo pernicioso si lo tiene.
El respeto al igual es muy fácil, donde se mide realmente nuestro talante democrático es en el respeto al diferente, en el respeto a su opinión y a las noticias que sobre esta corriente se generen.
Las sociedades no son monolíticas y asumir esa diversidad en el ser, creer, sentir y pensar, es la que nos hace tomar conciencia de que comunicar noticias, no es generar soflamas, y arrimar lo que acontece a las siglas de nuestra sardina.
Claro nos debe quedar, que la única manera de evitar nuestro sesgo informativo, es tomar conciencia de que lo tenemos, porque si no tomamos esa conciencia, seguiremos siendo voceros o  cohorte de periodistas que le hacen la corte al régimen.

jueves, 6 de julio de 2017

FÁCIL VER EL COHECHO AJENO Y NO VER EL PROPIO.


Se nos va, con tanta facilidad la mano al dinero fácil, al dinero ajeno, al dinero de la caja de todos. Es tan fácil ver el cohecho ajeno y no ver el propio. Es tan fácil delinquir y no ser conscientes.
Tantos años en el poder generan demasiadas sombras, generan regímenes sombríos, de voluntades compradas con vulgares migajas, pecata minuta para cerrar bocas de voceros.
Cohecho nada pasivo, porque favor con favor se paga, nada cae del cielo gratis. "Quien regala bien vende, y quien recibe lo entiende", así se expresa el pueblo, y el pueblo es muy sabio y de favores sabe mucho.
Buscamos entramados de corrupción en las alturas, cuando esos entramados se cimentan en lo próximo, en la administración de proximidad, en el sobre que nos da el prójimo.
Son favores que hacemos desde casa, favores pagados con el dinero de la casa de todos, que nos cuestan muy poco, pero que rentan muy mucho.
 Pequeños y malévolos Sátrapas de provincias, que se dejan regar por su corte, y que riegan a su cohorte con el sudor de todos, incluido el sudor de los que no son regalados, pero si son exprimidos. Extraño todo, dividido en agasajadas y discriminadas parte.
Un sudor recaudado para crear bienestar, un extraño bienestar social, que sinembargo se centra en abonar sólo a nuestra  correligionaria casta.
Y ese riego genera omertá, mafiosa omertá, silencio en el que el vacío hiere, estigmatiza, excomulga.Y quién puede luchar o nadar contra corriente, pues muy pocos. Pero esos pocos existen, haberlos haylos y esos, los osados, los sin arraigo, los que nada temen, los que fácilmente mudan de lugar pero no de alma, y tienen seguro que lo que nunca perderán es su integridad, esos son los valientes, ellos son los que hasta la extenuación nadan y remontan el río, hasta primigenia ponzoñosa fuente, hasta el origen del dolo, hasta la primera corruptela que originó la cadena del hedor, hasta la primera manzana podrida, que todo lo pudrió.
Pero la verdad y la claridad  que son escasas y muy pacientes, siempre llegan y cuando llegan, son abrasiva escorrentía que desentierra todo ilícito, toda malversación, toda nuciente prevaricación.

Horizonte sin metástasis


Lector empedernido de renglones sin futuros, de esos que nunca defraudan.
Horizontes abiertos sin metástasis.
Magenes donde nada habita y aún menos el olvido.
Somos la exageración con la que nos censuramos.
Somos el pantano de miedos donde naufraga nuestra cordura.
Somos una cuerdo misericordioso entre el gozo y el drama.
Verbos de riada, de balsa que está cansada de estar siempre anegada.
Contengo tanto, que no soy nada contenido.
Soy la negación de lo que no tengo prohibido.

miércoles, 5 de julio de 2017

Curiosidad tranquila


Ciérrame la puerta y avivarás mis deseos de entrar.
Mi norte es lo escondido.
Las misivas sin leer.
Tus tormentos escondidos bajo siete llaves.
Soy tesón que da con la clave.
Soy el que subestimastes y hoy, y ahora se ríe de ti.

La insultante verdad


La verdad ofende porque es insultante, es soberbia, es arrogante.
El que se viste de verdad, nada teme, de nada se espanta.
La verdad es incontestable, y cursa como riada que desenmascara lobos enharinados.
Defensores del decoro, que son pacotilla orinada.
Defensores de la ley, que la ley incumplen.

Masas bipolares


Necesitamos del colectivo para poner en pie muchas fantasías.
Necesitamos alucinar en grupo, para que nuestro circo se magnifique.
Delirios televisados que enardecen a las masas.
Masas bipolares, que experimentan según la escaleta distintas y contradictorias patologías.
Las ilusiones individuales es sólo privilegio de preclaros.

Claridad


Es la claridad, un laberinto de luz.
Es un exceso de detalles.
Es mirar con cruel nitidez.
La luz se ensaña con los escondidos rincones.
La luz convierte el pardo en suciedad.
Crudeza mortal que muy pocas moralidades pueden soportar.