lunes, 15 de enero de 2018

Hijos de la ira


La vida es ingrata.
Sin tener un sitio a donde ir.
Sin el calor de un corazón sincero.
Es fácil arrepentirse de la bondad.
Víboras que han crecido al calor de mi pecho.
Olvidarás tus debilidades y en la confidencia te rendiré yo.
No soy hijo del perdón, soy hijo de la ira.
Es suavidad el consuelo.
Hay que sembrar miedo, repartiendo pan.

domingo, 14 de enero de 2018

Peones


"Los peligrosos son los pequeños, los seres mediocres a los que no has prestado la suficiente atención. Peones que deciden que tú pierdes la partida."
Irsia Carolain Sprimbol

miércoles, 10 de enero de 2018

Reinas seriadas


Reinas con coronas de plástico.
Reinas efímeras y seriadas.
Sirenas que con sus cantos atraen la tragedia.
Desfilan los jóvenes cuerpos por los sórdidos corredores entre bambalinas.
Manzanas perfectas que el ajetreo de la noche y los brillos del strass, bollarán.

Algunas veces el amor vuelve


"Algunas veces el amor vuelve, muchas veces las historias de amor fracasan, no porque llueva dentro, sino porque hacemos caso a los que critican desde fuera, cada amor es un mundo y no todo el mundo entiende cada amor. Primeros entre iguales, a veces los primeros en llegar, no son tratados como iguales."
Irsia Carolain Sprimbol

La Academia Militar de San Petersburgo


Aquella mañana de miércoles de marzo era ventosa, muy fría, nublada y desapacible. En el mercado Nikolski, al lado del canal Kryukov, se reunían los campesinos que buscaban trabajo, allí iban los patronos a contratarlos. Con la llegada de la primavera eran muchos los trabajadores demandados, albañiles, estuferos, horticultores, jardineros, carpinteros......
Ivánov, no tenía mucha experiencia, salvo como mozo de bar y en chapuzas muy básicas, que eran las  tareas que había realizado en el burdel de Baran. Aun así fue contratado esa misma mañana, como peón de un jardinero que acababa de conocer. San Petersburgo, era una ciudad de palacios, era la capital de las Rusias y con la llegada del buen tiempo, había que embellecer los dormidos jardínes.
Los habían contratado para trabajar en los jardines del Palacio de los Condes Vorontsov.

martes, 9 de enero de 2018

Mentir


Mentir es una torpeza, mentir es treta de torpes.
Es cerco, en el que uno asimismo se encierra.
Es cárcel, que nos impide vivir la sinceridad.

lunes, 8 de enero de 2018

Pavlusha


Dasha, le invito a sentarse a la mesa y le sirvió un tazón de sopa caliente.
- Tómatelo, de dijo con voz maternal y sincera.
Mientras Ivánov entraba en calor en la cocina del burdel de Baran, Dasha lo sometía a una bateria de preguntas, propias de una tía soltera que quiere ponerse al día de la vida de su sobrino querido, que acaba de regresar del infierno.
Dasha, tras todas las preguntas le decía, antes de que el joven contestara.
-Te veo bien, estas tan hombre, tan mayor, si Mila te viera.
Cuando acabó la sopa, le sirvió un vodka, y le dijo.
-Ve a mi casa y espérame allí, te llevaré algo para cenar y me cuentas.
Y tras decir estas palabras, Dasha lo abrazó con fuerza, le dio unos sonoros besos y le metió en el bolsillo del gabán, un paquete de cigarrillos.
Ivánov, estaba dormido cuando regresó Dasha. Se había quedado traspuesto en el sillón que, la cocinera de Baran, tenia delante de la chimenea. Dasha entro en las habitaciones que tenía alquiladas en el barrio judío, al lado del mercado de Nikolski y colocó sobre la estufa de hierro fundido, la fiambrera en la que traía al muchacho, un guiso de atún. Para Dasha, Ivánov seguía siendo el niño ultra protegido de Mila, el niño que ella también habia ayudado a criar, en aquellos años tan duros donde Pavlusha, como matrona del burdel, se quedaba con casi todas sus ganancias obligandolas a soportar mil penurias, hasta que llegó la cartilla amarilla, que les permitía ganar algo de dinero y dejar de estar sometidas a la esclavitud impuesta por la usurera de la mujer de Baran.
En Ivánov, aquella noche volvio a aflorar el niño travieso y consentido que fue en aquellos años duros y que él, vivió entre algodones, gracias a los sacrificios de Dasha y Mila, que vendían la efímera frescura de sus cuerpos, mientras eran desplumadas, por la zafiedad de la perra vieja de la matrona del burdel de Baran.



domingo, 7 de enero de 2018

Dasha


Cuando uno entra en la cárcel queda marcado y cuando se sale, ya nada es igual.
La prisión escribe en nuestra piel, garabatea que somos suyos y que más pronto que tarde volveremos a visitarla otra vez.
A pesar de que Baran, sabia que él, no habia realizado el hurto, no lo quiso admitir en el trabajo, de mozo para todo. Nada es justo en la calle y Baran que lo había visto crecer, que habia explotado a su madre hasta mandarla a la tumba, pago la fidelidad de Ivánov, con un atronador portazo tras arrojarle al suelo de la helada calle, un atillo con sus cuatro pertenencias. Fueron unos minutos infinitos, de pie en el hielo, perdido en una libertad que le producía vértigo, hasta que desde la puerta de mercancías le gritó Dasha !Ven!
Dasha, era una amiga de infortunio de su madre, pero a diferencia de Mila, la suerte de Dasha, fue que aprendió a cocinar y cambio a tiempo las alcobas, por los fogones, el estar semidesnuda en las salas del burdel, por la cálida cocina, el estar bebiendo vodka a todas horas para entrar en calor y poder soportar las largas jornadas de vicio que les imponía el usurero de Baran, por probar la sopa caliente de patata, que hacía para alimentar a las desgraciadas que vendian sus cuerpos en el salón.

sábado, 6 de enero de 2018

Ivánov


Ivánov, desde la cuna, fue carne de cañón, El futuro de los hijos de los gelidos arrabales de Petrogrado, era siempre oscuro. Los largos y fríos inviernos, abocaban a los hijos de la calle, a delinquir, nada era fácil para los antiguos siervos del Zar, en los populosos barrios obreros. Ese era el ambiente derrotista, de largas jornadas de trabajo, bajos salarios y alcohol, en los suburbios proletarios, en esa atmósfera de amoralidad y precariedad, se forjo el despiadado Ivánov. La sensación de estar predestinado a tener que vivir una vida trivial, forzaba a apostar alto y optar por trabajar en el mundo sórdido del burdel en el que le parió su madre, a pesar del empeño de la pobre desgraciada, por alejarle de él.
De este modo Ivánov, con veintisiete años entró por primera vez en la cárcel de Krestí, cargó con las culpas de un robo, que él no realizó. Pero él, fue el peón acusado del hurto, por el Barón Hedeon Fadeyka, jugador y cliente habitual del burdel donde trabajaba Ivánov, como mozo para todo. Los Robos a clientes ebrios, eran frecuentes en el lupanar de Baran, o robaban las putas, o robaba Pavlusha, la mujer de Baran.

viernes, 5 de enero de 2018

Altissimo y Corentin de Jesus


Corentin de Jesus, se abrasaba en la batalla interior de los celos. Altissimo, sólo exteriorizaba por Corentin, desdén. En la misma celda, pero padeciendo la distancia y la negación que imponía el soberbio y apolineo Altissimo. El corso sabía como hacer más llevadera su estancia en aquel infierno, sabia vender sus favores, vender la tersura de su piel, cambiar caricias por protección y caprichos. Corentin de Jesus, solo tenía ojos para su compañero de celda, y en  nada explotaba los talento de la delicadeza, que natura le regaló, aun asi se veía sometido a los ultrajes de cualquiera, al no saber ofertarse y negarse a transaccionar con favores, con el mejor postor. Manoseado por cualquiera, cuando podría limitar, con un poco de inteligencia, ese inevitable manoseo.
La practicidad de Altissimo, chocaba con el ingenuo idealismo de Corentin de Jesus, su negación de una realidad insoslayable, que lo iba a curtir y a hajar de forma irremisible, era muy pueril.
Las cárceles rusas son infernales, son microcosmos, donde sin remisión te tienes que posicionar, tienes que endurecerte, afiliarte a un bando, tienes que asumir las reglas de un juego donde tú, sólo eres un insignificante y bello peón, de los que los delincuentes líderes, disfrutaran.
A Altissimo, nadie le hacía sombra en su lucrativo Olimpo. Ivánov se dejaba acariciar por la manos suaves del corso, se dejaba acariciar por sus granados labios, por unos labios duros, que ponían dura, muy dura, su enorme polla. La cárcel imponia una homoxesualidad forzada, imponia amar a iguales, imponía disfrutar de la rudeza del compañero de infortunio. Sólo los líderes, podían disfrutar de la frescura de los bellos cuerpo, de los delicados jovenes que entraban en prisión. Ivánov, tenía esa suerte, poder correrse en la boca cálida de Altissimo, dejar que el corso mordisqueara el tatuaje del puñal que atravesaba su pecho, a la altura de las clavículas, que lamiera las estrellas de ocho puntas, de sus pechos, que se erizaban con la humedad de la lengua libidinosa de Altissimo. Placeres prohibidos para los demás, porque ser el amante del líder, su juguetito, conllevaba estar apartado del vulgar manoseo.
Corentin, el iluso, al no entrar en este juego, cegado por el irreprimible amor que sentía por Altissimo, se veía sometido a violaciones, a que cualquiera lo forzara sin ninguna contraprestación. Pobre Corentin de Jesus, que consumido por los celos hacia Ivánov, permitia ser ultrajado por cualquiera.
Hasta en el infortunio, uno puede elegir tener una mínima fortuna. Cara y cruz de una misma moneda, eran los dos compañeros de celda, Altissimo, apostando por el capitán y Corentin, a merced por voluntad propia, de la ruda marinería.
Con el tiempo también llegaron las marcas, a la dorada piel de Altissimo, el hierro de Ivánov, busco acomodo en el bajo vientre del juguetito, en su ingle derecha. Felisardo era el mejor tatuador de la cárcel, era el que en su cubil, tatuaba a las elites de la penitenciaría de Petrogrado. Las medidas higiénicas eran escasas, se podía contraer en aquel antro, cualquier cosa, incluso el tetanos, pero el cosmos carcelario era así, no se pensaba en esa estela de riesgos y de infecciones, sólo importaba la zonación que imponía estar tatuado, cuerpos escritos, con malditas caligramas, cartas marcadas en el juego de subsistencia que era vivir en la cárcel. Felisardo era el más preciso dibujando, el menos chapucero y el más demandado por sus diseños y buen hacer, dadas las limitaciones en medios, que imponía estar encerrado. De sus manos, de sus agujas, habían salido las estrellas del pecho de Ivánov, la daga que se hundía en sus clavículas, la serpiente que se retorcía en su vientre. Felisardo tatuaría en la ingle de Altissimo, utilizando el alfabeto cirílico, el nombre de Ivánov. Primera marca de primera y perdida batalla, heridas de guerra, que condicionarían de modo irremisible el futuro del efebo corso. Ya era un trofeo marcado, había llegado para quedarse la primera muesca, se había levantado la veda, para que se multiplicara en su piel, el discurso cruel de vivir en prisión.
Sin embargo el cuerpo de Corentin, seguía sin garabatear, cuando ya emborronaban la tersura de la broncínea piel del corso, cinco tatuajes. Corentin, el apatrida, el sin bando, ya se dejaba querer, pero por subalternos que no pretendían dejar ninguna marcas en su pálido cuerpo, salvo la de algun golpe de dominación, que marcaba efimeramente de purpura la lechosa blancura de Corentin o los salivazos y  las eyaculaciones de urgencia, que eran fáciles de borrar en la ducha. Corentin no tenia dueño, solo era usado sin ostentación por mecenas de medio pelo, que le daban chocolate o cigarrillos, con los que comparaba tranquilidad o protección.
La piel virgen de Corentin de Jesus, le permitía permanecer al margen de las refriegas de bando, al margen de los trapicheos de las bandas y de sus guerras de hegemonía y poder.

domingo, 31 de diciembre de 2017

La burla suele carecer de iconografia propia


La mofa suele carecer de iconografia, la burla suele carecer de principios, el escarnio es el arma del desalmado, del amoral, del sin fundamentos y argumentos. Suele este necio sin luces, iluminar su discurso con parodias de proezas ajenas, con cómicas befas a credos mayoritarios que preconizan el respeto e incluso toleran, una ofensa tras otra ofensa, a este grupo de ignorantes cretinos, que sin un ideal claro de mundo y gobierno, defienden dinamitar y hacer saltar por los aires, la consensuada gobernanza presente, el sistema de leyes que nos ampara y los códigos éticos y morales que conforman nuestro pensamiento occidental. Sólo encuentra eco esta sectaria patulea de cainitas, parasitando los simbolos y retorciendo la fe, que propicio, la cultura y el espíritu de Europa.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Lento a la cólera


Soy magnánimo, pero no memo.
Soy lento a la cólera, pero no tonto.
Sé responder cuando tercia.
Sé sorprender con mi tardía respuesta.

martes, 26 de diciembre de 2017

Corrosión


El mundo nos lastima.
El mundo nos hiere.
Nos cimbrea y termina quebrando la vida.
Cedros que una noche derriba la tormenta.
Sin lozanía afrontamos el invierno.
En primavera somos inexperta lozanía.
Nunca lo tenemos todo, con dos manos podemos asir muy poco.
En una vida no nos da tiempo a saborear nada.
Desdentados no podemos masticar proezas.

Inocentes Santos


"Inocentes Santos" Exposición que se inaugurará el 28 de diciembre de 2017, a las 8 pm, en la Estación de Autobuses de Cáceres.


La inocencia es un estado primigenio, es el estado de la víctima de la vorágine que es la crueldad de vivir en este mundo deshumanizado, de convivir con la envidia que siente el sobrepasado por la candidez del ser puro.
Hay Herodes, en todas las etapas de la historia. Hay Herodes, incluso hoy. Asesinos de candidez, asesinos que matar por temor, por el miedo que tienen a ser desbancados, derrotados por la pureza del ingenuo, por la pureza de la mirada sin niebla, por la límpida y celestial mirada del que es impermeable a las manchas del interés, a la mácula de la vulgaridad del interés. Ángeles desinteresados, que no tienen ni orillas, ni dobleces, que sólo tienen nivea inocencia y purísima claridad.
Sólo se pintar inocentes, sólo se pintar pureza y virginidad.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Lumínico consumismo de superficial Navidad


Aturullado por la caleidoscopia maraña de iridiscencias.
Por la red de luz que atrapa cándidas mariposas.
Insatisfechas orugas que buscan su crisálida en el infierno del consumismo, en la inoculada necesidad, que nada sacia.
Metamorfosis para bobos, que atonta tras el tránsito del derroche, aún más.