domingo, 30 de enero de 2022

Se muere al amar

Se desordena la espesura 
y me hiere la saeta.
Se derrite el ingenio 
en la fiebre de mis noches, 
sabores que se atropellan 
en las travesuras de la luna. 

No hay faro 
que me salve 
de los escollos, 
de los meandros, 
donde el calor 
nubla las exigencias 
y derriba el aprisco 
que impedía 
que los chacales dispersen 
la loca ambición 
que persigue proezas. 

El arrepentimiento 
es un infierno, 
que llega con el alba. 

Calcino palabras 
buscando la paz.

Caliento mis manos 
abrazando el brebaje 
que me hará olvidad 
que se muere al amar.

miércoles, 26 de enero de 2022

Tropieza la nieve


Tropieza el blanco 
con la sombra.

La ira se desmorona 
en la arena 
de la playa.

Puedo entrever 
las fisuras 
que desbaratan 
tu templanza.

Yo sólo quiero 
descansar 
en la torridez 
de tu cárcel, 
en el amanecer 
de tu desprecio, 
en el amor
que sé 
que no sientes.

Se retira el mar 
y afloran 
los escoyos, 
los sargazos.

Tropieza la nieve 
con la ruda bota 
de la abrupta 
crueldad.

La virginidad 
es una estancia 
que el primero 
en entrar 
avasalla.

Te quiero


Te quiero, 
y con tu maldito querer 
abrazo una fiera piedra 
que me hunde 
en este helado y profundo 
mar que es desear. 

Te quiero, 
y me desordeno y lio 
en la cinta roja del desvelo,
de la falta de sueños 
que me hace 
zaherirme y pecar. 

Te quiero, 
en este angosto callejón 
donde ladran mil perros
que me impiden 
la claridad. 

Te quiero, 
y en este maldito mar 
que no me permite respirar, 
me desespero 
por volverte a gozar. 

Te quiero, 
y no lo puedo 
soportar.

sábado, 22 de enero de 2022

No estoy mejor solo


Ser sin tenerte,
es desfallecer 
en estas mañanas 
de niebla, 
donde la frialdad 
hiere mis yemas, 
que te buscan 
palmo a palmo, 
en la yerma 
ausencia. 

Agua salada 
que brota 
de mi desolación, 
fiebre que tú 
no calmas, 
soledad,
traición.

No estoy 
mejor solo.
No, nunca aprenderé 
a estar solo.
Solo, 
sin ti.

Sé lo que quiero, 
pero no sin ti.

viernes, 21 de enero de 2022

La maldad germina en el pedregal que abona la tara


Te delatan tus tobillos distantes, 
tus tobillos que no se rozan. 
Te delatan tus rodillas, 
que se juntan y rozan.
Taras arraigadas cuando eras virgen, 
cuando nadie atendía tus urgencias.
Te delata tu farfulla, tu verbo pobre.
Te delata tu boca de ansia puta.
Todo lo que natura te negó, 
te retrata y delata.

Las reglas


En las reglas, 
finas líneas 
que contienen 
el brío 
de mi sangre, 
caudal carmesí 
que tu roce 
desboca.

Me hiere 
la lanza 
de tu verbo 
y no sangro, 
la dolorosa 
hemorragia 
contengo. 

Armado
con la inculcada 
norma, 
que me impide
mostrar 
en publico 
mis fisuras.

Mostrar
las heridas 
de tu desdén, 
el desprecio 
de tu mirada, 
que me castiga 
por el mero 
capricho 
de probar 
mi fidelidad, 
mi  esclavo 
vasallaje.

Y mi 
contención 
insolente, 
impasiva, 
te altera. 

Y la derrota 
de tu hiel, 
acentúa 
tu aguijoneo, 
que busca 
mi sangre.

Pero el ejercito 
de mis normas 
recorre 
sin descanso 
mis adarves 
y frena 
toda fisura, 
toda debilidad, 
toda visible 
derrota.

Y tú, 
sin mi sangre 
mueres.
Porque 
en tus reglas 
no hay victoria 
sin heridas, 
que mortalmente 
sangren.

jueves, 20 de enero de 2022

Ser para ti


Quiero ser como tú, 
herido por las mismas zarpas.
Quiero que el infortunio 
escribas sobre mi piel 
los mismos malditos reglones 
que a ti te atormentan.
Quiero que la mala vida 
are mis carnes 
y siembre 
en tus surcos, 
en mis surcos 
la semilla de la desdicha 
que nos hace colisionar 
en las noches de las Parcas.
Quiero porque te quiero.
Sufro porque tu sufres, 
y fundirme contigo, conmigo 
tanto anhelo, 
que me replico
para en el onanismo 
colmar aun en tu ausencia 
mi fatal desvelo.

La soledad del alba


En la lumbre 
que todo lo calcina 
he arrojado 
tus besos de hiel. 

Un traspié es tu caricia, 
un toxico recodo 
en el que me rindes
con zalamerías 
y promesas de farsa. 

Me rindes 
y me abandonas 
en las aguas muertas 
del estrangulador meandro 
que es tu yacer. 

No hay amor 
en el cascabel 
de tu risa, 
sólo fuegos de artificio 
que me postran 
y avasallan. 

Cada mañana 
calcino tus recuerdos 
en el fuego que caldea 
la soledad de mi casa.

Y al anochecer me visitas 
y derrumbas y rindes 
la ciudadela de las cautelas 
que proyecte 
en la soledad 
del alba. 

miércoles, 19 de enero de 2022

Tan necios


Mis divertimentos 
son tan necios, 
me entretengo tanto, 
buscando la gracia 
que me negó natura.
Jamás domaré mi altivez.
Jamás se doblegará
mi ingenio 
a lo mondo y raso.
Ámame con mi infierno, 
en este aprisco de soberbias
de nieves perpetuas. 

Ángel cruel


El temor incendia el viento, 
y tu rojo fuego, 
mis calenturas, 
la fiebre loca 
que enarbola 
la bandera de las proezas. 
Soy tu fiebre, 
soy tu torrente 
de tu proeza , 
de tu locura.
Besa el infierno 
que tu mano provoca.
Besa la ira 
que tu negación desboca.
Ángel cruel 
que deambula insolente 
por las estancias 
en las que mora 
el deseo.

Tras un si


Nadie suspirará por ti. 
Nadie gemirá en tu nombre.
El placer que desperdicias, 
nadie lo saboreará.
Sólo existes en los suspiros 
que has decidido padecer.
Nadie obtiene placer del desdén, 
sólo hay placer tras un si. 

Escarcha


Me lastima 
el gélido cristal, 
la aurora de escarcha.
No sé si me quieres,
en estos amaneceres 
de desesperanza, 
en estas mañanas 
sin gloria, 
donde el sol raquítico 
no disipa 
los miedos de escarcha.

sábado, 15 de enero de 2022

En la ligereza


Te amo en la ligereza, 
en la alocada fiebre 
que me da el amor.
Traspongo a tu persona 
los ideales de mis sueños, 
te visto con el oro del toisón.
Polvo de estrellas 
llena de destellos 
la postrada llanura 
que se extiende a tus pies.
Ámame con la locura de los instantes, 
segundos atropellados 
por el latido unísono 
de nuestro imbricado corazón.
Placeres de un invierno 
que fuerza a buscar calor.


jueves, 13 de enero de 2022

Desafortunado


Sólo quedarán las huellas de nuestro paso. 
Rastrojos de un dolor que murió yermo.
Lameré las filigranas carmesís de tu tortura.
Retendré en mi mente tu tatuado pesar.
Plúmbeas mariposas que brotan de las fauces de un dragón.
Te querré almibarado, como se quiere a los que ya han partido.
Sólo quedaran las huellas, de tu existir desafortunado.

Apriscos de aquiescencia


En tu pecho, 
la Reina, 
juguetea con un can.
Márgenes de tinta, 
que definen tu marginalidad.
Encierra el azul, 
tu dolor, 
apriscos de aquiescencia.
No hay calor, 
en la narrativa, 
de tu broncínea piel.
Galones que te engalanan, 
Dioses martirizados.
Te amaré siempre, 
a pesar de que tu piel, 
maldiga y reniegue 
de la redención.