jueves, 26 de diciembre de 2013

Lloro solo y lloro contigo

Que desgracia llorar por los dramas de uno y llorar con y por los pesares de los demás.
Es mi vida una vida de pesar y llanto.

Flecos de interes

Desfallece el que lucha contra los incendiarios.
La verdad a veces no es atractiva.
No se presta al enredo.
Luce desnuda de arracadas.
Solo penden flecos de interés de los cobertores de las mentiras.

Cuida con quien andas

Ten cuidado con tu compadreo con la zafiedad, porque la grasa a las buenas telas se pega.
Si quieres caminar impoluto cuida con quien te mezclas.

Rosas de sangre

Esconder trapos, tapar miserias, caceroladas para dispersar la razón.
Salir a pasear estandartes rancios.
Que luz alumbra el barco de la muerte.
Defensores de asesinos y sedadores de estrellas que se extinguen.
Amputáis glorias no nacidas, matáis glorias que van a morir.
Esa es la bandera de las rosas de cruenta sangre.
Miedo da la deriva y más si la deriva invoca a tomar las calles.

Corriente de mártir

Como se pude combatir el estigma regio.
Haber nacido con el sino de la corona.
Corona de aire azulado y manto de harapos.
Rico soy en posesiones intangibles.
Pobre en posesiones terrenas.
Solo poseo o a mi me poseen mi jauría de canes.
Fieros animales expertos en caricias.
Nada temo a los vaivenes de los mercados. 
Pues mis tesoros a salvo de especuladores están.
Inercia de Esteban, corriente de mártir.

Loables solo por vuestra grasa

Voces horrísonas que guadañan trinos.
No es vuestro fuerte el fingir que del arroyo sois.
Me encorajan los días que pasan.
Se que os terminareis estoqueando entre vosotras.
Es lento el proceso de descastar.
Cizaña de meretrices de tocino.
Loables solo por vuestra grasa.

Humareda

Dédalo de encontronazos hasta con los fieles.
Abotarga la lucha perdida.
Neblina de distractores elementos y tentadoras componendas.
Cuando será la emersión de la verdad tras la farsa.
Ciega la humareda de libelos de la piara de las petulantes.

Donde faena el cobarde

En las frases rotas.
Aradoras de cizaña.
Sombras barrosas.
Comparsa de mascaras.
Ofrendas a las deidades fratricidas.
En la cortedad del marasmo.
Los halagos del hambre.
Ese es el sitio donde faena el cobarde.

¿Qué es la realidad? Ver o querer ver

¿Qué es la realidad?  Si la realidad la construimos con la información que queremos recibir.
Cada uno tiene su realidad y es difícil sacarlo de ella.
La realidad es una construcción, propia o de grupo, justificada con argumentos y enfrentada a la realidad contraria, funciona en esencia no con datos sino en el reproche y recriminación del contrario.
Eso es la realidad y con ella sabiendo lo sesgada y falaz que es, amen de ser a beneficio y loa de una parte, algunos pretenden redimir el todo.

San Esteban

Hoy, día de las primeras pedradas.
De las primeras injusticias.
De lapidar al varón perfecto.
De lapidar al buen varón.
Hoy día de mi santo, del que me protege y vela.
Perdono como el las pedradas recibidas en la caída, en la soledad, en el desamparo.
Pedradas de manos amigas, de manos cercanas.
Pedradas de los que yo quería.
Si como San Esteban Protomártir he sido apedreado.
Por las manos que una vez me dieron caricias.

Un look casual

Un look casual.
Nada es casual en la vida.
Ni los tropiezos.
Todo es una elección, más o menos sopesada.
Aunque a veces queremos dar la sensación de casualidad.
Seria más acertado llamarlo look causal, pues es causa de algo y a un impulso obedece.
Y si hablamos de los ismos, la casualidad no existe porque nunca fue invitada.
Casualmente no seguía tendencias.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Nostalgia del fulgor de ayer

La belleza está en la tragedia.
En el acertado menoscabo.
Sublimada decadencia de cretonas ajadas.
De pájaros que la humedad metamorfosea.
De bronces que patinan las frías corrientes de las puertas desvencijadas.
Estucos de desvaídas carnaciones, pálidos de tanto amar. 
La belleza de haber tenido y perder.
Torres de arena de oro que oxida la fina lluvia de nostalgias.
Nostalgias del fulgor de ayer.

Espadas de palo

Claro que el justo sabe hacer,
Es el injusto mundo el que le impide hacer.
Atan sus manos, sus deseos de justicia.
No se puede batallar con espadas de palo.
Con normas de traición y en un juego de traidores.

El rayo

Arraso el rayo la promesa labrada en sudor de siglos.
Te respeto la tempestad, y solo sutilmente te erosiono la caricia del salitre.
Siglos de gracia, siglos de pureza que en segundos devoro el incendio.
Madre que ves abierto al cielo tu techo.
La adversidad así lo quiso que veas la estrella de oriente.
Y que llueva en el transepto llanto de ángeles.

Ejércitos de hambrientos

No sacia bien la esperanza, es generadora de angustia e intranquiliza la espera.
Son palabras de vida eterna, pero esta vida es finita. Y sentir frió y hambre es ahora, un ahora próximo y no saciado.
No se puede demorar la sed del cuerpo, no se puede permitir que alguien atesore la fuente.
Si somos iguales, entre todos dividimos, según necesidad y esfuerzo, pero no según cuna y poder.
El que domina el hambre tiene el poder, ejércitos de hambrientos encumbran caudillos saciados y con las llaves del granero de todos.

Impresión

Dijo Rita Iginía, con su habitual lucidez, a la pesada e inoportuna visita; " la perfección no existe pero se puede dar impresión de ella, y como ves, tu ni siquiera la das."

La locura esta por venir

La locura está por venir.
Es una invitada que se retrasa.
Que le gusta entran entre chanzas.
Vestir violenta y con mucha extravagancia.
La locura llegará no cuando otros digan, llegará cuando a ella le plazca.
Sino de selecta cuna, sino de selecta casa.

Día de charcos

Trinos y lluvia en el natalicio.
Comitiva de plomizos pinares.
Regueros de hojas que la furia arranca.
Demudo la lluvia al sol.
Y todos a misa bajo telas impermeables.
Mañana de enormes charcos.
Y de hosco y ceñudo día.
Si sigue así, al salir de la iglesia nos llevará un gondolero a casa.

La forzada presencia en la mesa

No restaña la sensiblería los cismas de la mesa.
Es indisoluble el marro del conflicto.
Y gravita sobre la bandeja de las presas.
Sobre las lagrimas del licor.
Y cuece calenturas soterradas.
Forzada presencia. 
En un mundo que se desata.
Y crea tras la irreprimible disputa.
Nuevas mesas para los nuevos bandos.
En nuestras cabezas ya hemos repartido el legado.
Aunque todavía están los que presiden hoy la mesa.

martes, 24 de diciembre de 2013

LOCA NAVIDAD

Tildaré la noche de extravagancia para que chirrié el gozne del convencionalismo, será fantástico que me vuelvan a llamar maricón otra vez. FELICES Y LIGERAS NAVIDADES.

Incendiar el aire

La verdad es una corriente que camina con fuerza en una sola dirección.
Ni un incendio borra las pruebas.
Quien puede incendiar el aire que es donde flota la trasparente verdad.

Enrarecida habitación

La venganza nos deja vacíos.
Solo nos llena la piedad.
La venganza es humo.
Pólvora y ruido.
Es enrarecida habitación que cuanto antes hay que abandonar.

Lo que veo en tus ojos

Solo me importa lo que veo en tus ojos.
Esa inocencia que nada más se entrega una vez.
Y tras la pérdida ya no hay piedad.
Solo cadenas de rendición.
Estancias de espirales de humo de desasosiego.
Y lagrimas en bellas copas de cristal.
Mostrar necesidad es acabar mendigando.

Latiendo en los precipicios


Bulla de pesares.
Corazones en un vilo. 
Latiendo en los precipicios.
Entre las lluvias del cielo.
Buscamos donde nada se ha perdido.
Miramos donde no hay sol.

Las etiquetas

Las etiquetas son para los tarros de mermelada, le dijo airado Samuel.
Siempre tuvo la manía incorregible de catalogar, de juzgar a la ligera y con una interesada frivolidad, ya que a sus partidarios esos que aplaudían las etiquetas que ella misma se había puesto, los juzgaba con extrema benevolencia.
Tenia un gran predicamento, era popular y eso hacia que sus etiquetitas tuvieran mayor eco.
De eso se servia par hundir a voluntad. Pero no esperaba que un empollón sin gracia le rechistara sus calumnias y sus lapidarios motes. Así fue como Samuel, el empollón gafotas la descalificó en plena clase, recordándole que el poder del insulto, el adjetivo hiriente y fácil es el reino en el que se mueven los necios.

Sebastiana

Al entrar sentí un opresiva sensación de extrañamiento. 
Todo estaba casi como siempre pero no era ya igual. 
La atmósfera se había vuelto diferente, menos plomiza, parecía que el salón hubiera rejuvenecido, pero eran muy sutiles los cambios.
Había menos polvo quizás, estaba menos velado el brillo de los muebles, estaba menos oxidada la plata, había más luz en la araña.
Algo o todo había cambiado desde que mama estaba ingresada.
Ahora se ocupaba de papa la señora que habían traído del pueblo, era diligente y discreta pero tenia una extraña complicidad con papa.
La casa era extraña con mama desaparecida y con la certeza de que de su retiro forzado ya nunca volvería. 
Mama había muerto ya en la casa, solo estábamos esperando que muriera también en el sanatorio.
Era una intuición pero yo notaba que Sebastiana había usurpado parte del sitio de mama.

YO



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Hoy ha amanecido de noche

Paraliza la lluvia la vida.
Paraliza el tiempo.
Paraliza el amanecer que se hace eterno.
Frena la luz, que llega pobre.
Frena el color, que ni aparece.
Hoy ha amanecido de noche, ya es noche buena.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Se meteorizan los nombres

Morir es el olvido.
Morimos cada vez que alguien se olvida de nosotros.
Morimos olvidados en las salas de transito.
Nuestra memoria se olvida entre las marchitas flores.
Se meteorizan los nombres en los jardines de olvido.
Es el último fin, morir y olvidados desaparecer.

Lavo

Lavo mi cuerpo hoy.
Para recibir limpio a mi Dios mañana.

Iguales

Siempre busco y tuvo fe en encontrar un igual, idéntico a él en belleza y en miserias, alguien con el que compartir el duelo de su perversión y sadismo. Necesitaba un confesor, un cómplice, un camarada, una gota de agua igual que él, en la que verse y paladear aún más su narcisismo.
Y el destino esa mañana se lo presento, se sentó a su lado en el metro, a su izquierda y bastó mirarle al fondo de sus ojos para ver en el interior su mismo estanque diabólico.
Sus manos eran bellísimas, de dedos largos diestros en goces, era imposible no imaginarlas sobre su cuerpo propinándole caricias y entrelazándose con sus manos que eran muy similares. Por esa razón el primer lance estuvo en discretamente aproximar su mano para tocarlas. Así fue como sintió el chispazo de electricidad que hizo que los dos dieran un cierto respingo, y tras el respingo, la consiguiente disculpa y ya estaba iniciada la seductora conversación.

Las Navidades nefastas

No soy compasivo.
No soy misericordioso.
No soy lento a la cólera, ni rico en piedades.
Soy hijo tuyo y no me parezco a ti.
Deseo tropiezos, deseo desgracias.
Deseo sombras, deseo inviernos.
No se reprimir mi ira.
Solo en la venganza encuentro la calma.
Deseo para ella y los suyos las Navidades más nefastas.

El mantillo de las coles

Complaceré a la tierra dándole mi barro.
Seré el mantillo de las coles.
Volveré a saborear ya sin boca las sales minerales.
Y me diluiré en el agua que me depositará en la arena del litoral.
Solo ya sin mi amado, solo a su lado quiero ya estar. 
En la tierra o saturando de sales el mar.

Palmera


El espectro de la palmera. 
Sombra de plata en la noche de luna.
Vigila frente a mi ventana. 
Como guardián de sombrío porte.
Espanta fantasmas y temores.
Y susurra letanías a los ventarrones.
Ay palmera del abandono. 
Testigo mudo de un señorío que cayó a plomo.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Se fue bordando embozos

No se ha evaporado el roció y ya van las beatas a llevar flores a la Marialba.
A aquella que murió muy niña sin dar linaje a su casa.
Van por la callejuela posesionando.
A ver a la niña noble que murió, mientra su ajuar estaba bordando.
Todas van de negro y a Dios lanzando suspiros.
Se fue la virgen al cielo, para continuar allí cosiendo camelias a los embozos.
Ay qué pena niña, que en la fiebre mala te fuiste apagando como una brasa.
Rezan cuentas de azabache las viejas en la amplia sala, entre retratos rancios de Trastámaras.
Arden las grandes hachas de los convidados a la partida.
Y fuerza la rápida marcha a desmantelar palacio.
Que esperan con ansia loca, los cuervos más allegados.

Pastores tuertos impunes

Llenáis la platea de discriminados, de vuestros discriminados.
Vosotros los acomplejáis con vuestra jerarquía racista.
Los rendís y aborregáis, convirtiéndolos en masa de plastilina, que os obedece dúctil y dominada.
Sumiso rebaño de condado rendido a un loco caudillo. 
Salvapatrias expertos en descalabrar vajillas.
Trileros que con cartas marcadas a los vuestros engañáis.
Legalmente ni siquiera podéis usucapir.
Porque en el mismo dominio viven otros, que usan el terreno con la misma legitima soberanía que los borregos de vos.
Dictadores, ladrones de voluntades, pastor de los tuerto que creas por el interés en hacer prosperar vuestro golpe de estado. 

Mis reyes

Reyes con coronas de cartón. 
Esos son mis reyes. 
Tildados de arrabal.
De viento de pueblo. 
Montados en mansas mulas.
Vestidos de cortinas. 
Con barbas de peluche.
Y maquillados con los potingues.
De los cajones de la cómoda de ayer.

El reproche

Nunca me comporte bien con ella, tampoco era su talante el de exigir, ni se quejaba, ni pedía. Me sorprendió aquella cena, pero no puse ninguna objeción.
Pensé que sería alguna fecha, que como era habitual yo había olvidado y tampoco pregunte. A las sorpresas agradables no se le ponen pegas. Converse con ella como siempre, respondiendo a sus rutinarias preguntas que nada me comprometían y que solo servían para romper el silencio de no conversar. En todo el tiempo de formal matrimonio, en la mesa nunca estuvieron presentes ni la radio, ni la televisión, no sé si a día de hoy esto fue bueno para nuestro matrimonio, pero simplemente llego así y así siguió. Era rutinario todo en casa e incluso lo que se incorporaba para romper la rutina, terminaba siendo una rutina más.
Sara llegó así, como distracción, como motivo de preocupación, como una rutina más para romper el hielo del a veces insufrible silencio. Y término siendo el gozne de los días, marcando las salidas, las entradas, los paseos y el ritmo de sus comidas marco el de las nuestras. Sara tenía querencia por ella y yo como siempre no hice nada, lo deje como todo estar.
 Como ya habréis adivinado el destino no nos dio hijos, ni los impedimos, ni los buscamos, fue así, desgraciadamente pienso hoy.
Nada me pedía, nada le di y  abone con mi indiferencia el terreno de lo que más tarde ocurrió.
Volvamos a la cena, había cocinado algo muy sencillo que a ella le encantaba y que yo le hice creer que a mí también, además había abierto una botella de vino bastante caro, nada habitual en ella. La presentación también estaba muy cuidada; un mantel de su madre, la vajilla de nuestra boda, las copas de la diezmada cristalería de su abuela y los cubiertos de plata de mi madre que ella nunca había puesto en nuestra mesa.
Comimos en un silencio formalmente roto hasta que llego el café, que fue donde rompiendo el protocolo me reprocho una cosa pero con un tono muy neutro, tanto que casi no le di importancia en ese momento, pero hoy sé que ese reproche sería muy importante para ella y para mí.
Ese reproche era el punto de inflexión de todo. Era el punto que me hizo ver que yo no conocía nada a mi mujer. 

FELIZ NAVIDAD

No me quedaré en el desear.
Construiré puentes entre la realidad y el deseo.
Entre la idea y la forma.
Haré lo deseado.
No arrancaré un árbol para que luego se seque.
Saldré al campo con una regadera llena de besos y los prodigaré a los tilos, a los robles y a los enebros.
No adornaré con plastico la furiosa vida.
Adornaré con acciones, pasos en el istmo hacia la paradisíaca isla.
Prometo y cumpliré, aunque me cueste la vida, que socorreré al que el mundo injusto, le ha torcido la suya.
Es NAVIDAD en el corazón dormido, quizás por desidia o por sentir que su gota no saciaba la sed.
Es la vivificante lluvia, miles y miles de gotas UNIDAS.


Sedosas son las horas que paso contigo

Sedosas son las horas que paso contigo.
Entre gemidos me duermo.
En tus brazos me acuno.
Siento ya lejos el corazón de piedra.
Siento ya lejos las lagrimas falsas de la estatua de sal.
Ligo latidos y ato aleteos.
Ato susuros y ligo tus besos.

Pataleta de gorda

La pataleta de la gorda, es un tremendo terremoto.
Tiembla la tierra con la cólera de la gorda zafia.

Los delirios del tocino

Los delirios del tocino son insufribles.
Sobre todo cuando intenta hacernos creer que es magro.
Colores de transito.
Bullicio de fiestas.
Vísperas de año nuevo cargado de esperanzas.
Lo que procede del barro, de barro es.
Lo que es de oro, de oro es su proceder.
Puertas a la gloria.
Puertas abiertas que dan al precipicio.
Delirante rococo de asadura de manteca. 

Somero

No subestimes la fuerza del débil cuando esta acorralado.
Es la ferocidad de verse derrotado el mayor de los acicates.
El guerrero gana batallas.
El inteligente escribe la historia.
Y lo que no esta escrito hoy no existe.
Débiles océanos de conocimiento.
Someros charcos de fuerza.

Asumir el sino

Cuando el sin talento no acepta su sino. 
Que es aplaudir el talento de otros. 
Surge la criminal envidia.

Los juegos sencillos


Crecíamos en los juegos sencillos, con pocos juguetes.
En un mundo cercano de nidos de gorrión y carreras en la plaza.
Nos entreteníamos con castañas y nueces.
Enterrábamos tesoros en el pinar, cristales rotos de colores y las primeras palabras de amor.
Buscábamos las sombras para experimentar el miedo y nos acercábamos cautos al sombrío cementerio.
Infancia de pocos recursos y meriendas de pan, chocolate y una naranja.
Se aprendía escuchando, en la mesa camilla y entre rosarios.
Éramos niños de mucha imaginación, en un mundo de pueblo.

Soldados de calamina

Soldaditos de calamina, delicados  y frágiles en el campo de batalla, es por eso que os mandan a las cocinas.
Soldaditos con alma de violeta, que quiere y sueña ser cardo, embastecer en el frente y enfrentar su guerra.
Soldaditos delicados de coqueto ademan, de fino gesto, soldados de voz aflautada que no hace grave ni la forzada y viril bebida.
Soldaditos que no quieren vivir por miedo, su real y sentida vida.
Damiselas de las armas, las garitas y las cantinas,  que robáis a escondidas besos viriles de compañeros de fusil.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Pavos reales

Como identificar pavos reales.
Pagados de sí mismos.
Embaucadores de princesas.
Monedas falsas.
Trinos de magnetófono.
Humildes vestidos de ruido de príncipe.
Profesionales de la mentira.
De la caída melosa de parpados.
Pestañeos de falsía.
Zancadillas de interesado.
Telarañas de caricias.
Trampas de halagos.
¿Cómo identificarlos?
No cayendo en las redes de su amor. 

Nada ya tengo

Qué más quieres de mí. 
Dijo ella con furia. 
No tengo ya nada que darte. 
Me confundí creyéndote y hoy pago cara la confusión. 
Al principio a nadie quise creer en sus advertencias y desoí el sensato consejo de los que mi bien querían.
Qué más quieres de mí. 
Repitió de nuevo, sintiendo que todo entorno a ella estaba vacío. 
Nada de lo que perseguías ya tengo, tú lo has dilapidado, como yo contigo he dilapidado mi amor.
El bordado ajuar de mi boda, las bellas habitaciones de la casa, la almazara y el pinar.
Ya nada tengo que a ti te valga, ya nada valgo por lo que tengo. 
Para ti ya no soy nada. 
Y en la caída he destrozado mi honra y ya no tengo por hipocresía ni el consuelo de mi casta.
Qué más quieres de mí, si no quieres ni el fruto de mis entrañas. 
Y es lo único que yo quiero y de dejar este mundo me salva.

Los débiles

Los débiles pagan muy caros los tropiezos, sus mecanismos de defensa son menores y su permeabilidad al insulto y la despiadada critica es muy grande.  
Reconocerse débil es un paso, pero es complicado buscar amparo.  El amparo del fuerte, de un líder de grupo, y así diluidos, como en un banco de caballas no ser la presa, porque la presa estaba justo a nuestro lado. Amparados en los bocados al grupo, en las agresiones al grupo, que en grupo se pueden responder.
Un débil no debe estar solo, pero solo es como únicamente, el débil crece.
El riesgo de crecer es morir joven, como los guerreros que enfrentan cuerpo a cuerpo a su enemigo, como los mártires que desnudos o solo vestidos por su fe enfrentan fieras. 
Los débiles se hacen fuertes sorteando a la muerte y si Dios y las contiendas quieren morirán en la cama de algún achaque de la vejez.

En orden

Nada era casual, todo estaba muy estudiado y en orden. Sobre la camilla donde solía pensar, había un diario abierto en la página del tres de agosto, el diario era del ochenta y tres.
En tinta de bolígrafo azul se leí:
“No ha sido un día importante  hasta las siete, a esa hora he conocido a la que me he propuesto que sea mi amor.”
Si hojeabas más el diario te dabas cuenta que a partir de ese día no había vuelto a escribir.
Si fueron años sin vocación o con una vocación distinta.
No había nada cerrado, todo estaba abierto, desde la sala se veían los pies de la cama y a sus pies su perro, el perro que ella le regalo.

No había vuelto a escribir pero diseño su partida como una de sus obras de teatro, esas que escribía antes de conocerla a ella.