La felicidad pende de un hilo de araña que la mano envidiosa rompe para quebrantarla.
Desazones regalo de mano enemiga.
Trampas, enredos que quien me odia me tiende.
Yo ya nada con ellos quiero, pero ellos pleitear conmigo quieren.
Pesadas moscas impacientes con los primeros fríos.
Que se guarecen calientes en la casa consistorial.
Casa de bandos y tragedias de celos.
Olivos sin ramas.
Campo sin nieves.
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