Es mi sendero el que lleva a la cruz derribada.
Es un camino romántico sin ninguna popularidad.
Incendio que te ciega y asfixia.
Tensas cuerdas de arco por las que sigiloso hay que caminar.
Ni se callan, ni reprimen su burla.
Que seguridad poseen en su camino de barro.
No llevamos la misma dirección pero están con escarnio pendientes de la mía.
Estoy solo con el lobo y los ciervos y siento que sin palabras me entienden.
Se ríen de los derribados, pero ellos saben que somos los que ayer estábamos en pie.
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