miércoles, 5 de noviembre de 2014

De puertas cerradas

Piensate dos veces el cerrar una puerta.
Porque tener llave no implica poderla abrir.
Cuando cerramos algunas puertas, el que queda al otro lado las tapia.
Y ya no puedes de ninguna de las maneras volver a entrar.
El repudiado, te repudia a ti a cal y canto.
Las puertas se cierran en las dos direcciones.
Pero consensuadamente tienen que volverse a abiertas.
El encerrado pierde y el que cierra está perdido.

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