Cuando en el corazón crecen los pensamientos.
Animados por el arrullo e los latidos,
Nutridos por la roja sangre de purísimo rubí.
Es el suelo fértil de la caricia.
Es donde entre ventrículos corretean los sueños del niño.
Del niño que los años encierran en la red violeta de nuestro aplacado torrente.
Corazón de infante, que no infantil.
Corazón panteón real.
Corazón templo de de la paloma blanca de la paz.
El corazón no planea guerras pero si fácilmente se rinde al intelecto.
Testa coronada que olvida soñar.
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