lunes, 3 de noviembre de 2014

Suave es la mano áspera

Enmudece la humildad al que vocifera.
Al que a cañonazos extiende tinieblas.
Zarpar al norte para atenuar las arrugas del sufrimiento.
Con unión y concordia se aplaca a Dios.
Beso la razón, la neta causa.
Beso la piedad escalera de ascenso a mi Señor.
No se resiste el sueño al que camina firme.
No se resiste la meta al que camina constante.
Es suave la caricia de la mano áspera.
Áspera mano de trabajador que nada guarda, porque todo sin mirar comparte.

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