Dios te oye pensar.
Dios oye tu malintencionado susurro.
Dios lee lo que aun no has escrito.
Dios sabe incluso como vas a actuar.
Si intentas mentir a tu Dios que credibilidad tienes.
Eres solo un sepulcro blanqueado.
Aunque mil capas de blanquísima cal encierren tu hediondo olor.
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