No se registra a los muertos buscando segundos.
Ellos no tienen ya tiempo.
Y nosotros no somos ni dueños de los días.
No es nada mística la soledad.
Solo es un irrenunciable encuentro con los pesares, con los miedos.
Nos mojamos en ese paraje.
Refugio de desengaños.
Paisaje de derrumbes que recorres errante.
Perversión de fuga.
Quizás es la sabiduría el alejamiento.
Quizás es de sabios esperar en los cuarteles de invierno.
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