lunes, 21 de diciembre de 2020

Aprisco de nubes rasantes


Llueve añoranza, neblina que almibara tiempos pretéritos. 
El mundo es tan corto, es tan húmedo, es tan frío.
Aprisco de nubes rasantes, de nubes que rozan la tierra.
El verde es vivo, como la sangre invisible que brota de mi lacerada piel.
Me anega la tristeza de los días irrecuperables, de los caminos que ya nunca más transitaré.
Acaricio el suave lomo de mi gato amarillo, su rendida felinidad, que busca el calor de mi regazo.
Llueve sobre las losas que coloniza el verdín.
Llueve suave, llueve y en la lluvia finísima se diluyen las proezas que nadie reseñó y nadie cantará.

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