viernes, 18 de noviembre de 2022

Urdir


El infierno transcurre 
por el cauce 
de las frases sencillas, 
por el macilento hedor 
de la conmiseración. 
Es tan sublimemente patética 
la estrategia del torpe, 
su falta de destreza 
para urdir 
con delicadeza 
las trampas 
que nos harán alcanzar 
la gloria.
En los ríos infectos de caimanes 
sólo muere la sedienta gacela.
No tengo sed de gloria 
y no pretendo cruzar 
infectos estanques 
sin transparencia.
No temo la ira de Dios, 
temo la necedad 
del envidioso hombre.

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