lunes, 15 de abril de 2013
Inexpugnabilidad
Las llagas de las piedras solo saben de miserias.
Los merlones de las torres solo saben de tragedias.
El alto precio de la inexpugnabilidad.
Laguna de detritos en la plaza publica.
Sitio o exilio.
Todo forzado, todo rendido, todo encadenado.
Tras el traspié los mil tropiezos.
Traidores aduladores que tan fácilmente os desposicionais.
Tarde o temprano vosotros también tropezareis.
jueves, 11 de abril de 2013
El exilio
Soy rey en el exilio con un triste séquito de polillas.
En las altas horas nunca estuve solo.
Ahora rendido todos me abandonan.
Traidor interés que ciegas en la bonanza con tu exceso de presencia.
Y en la carencia brillas por tu ausencia.
Solo parto, solo y sin inútil peso.
Y tarde entiendo la falsa compañía de ayer.
La de los que hoy me propinan desprecios.
En las altas horas nunca estuve solo.
Ahora rendido todos me abandonan.
Traidor interés que ciegas en la bonanza con tu exceso de presencia.
Y en la carencia brillas por tu ausencia.
Solo parto, solo y sin inútil peso.
Y tarde entiendo la falsa compañía de ayer.
La de los que hoy me propinan desprecios.
Plañidero sable
Construiré para ti una gran pirámide de caracolas.
Susurrará el aire en los helicoidales salones, repitiendo el arrullo de tu amado mar.
Coronas de gráciles algas flotaran en tu cielo, cúpula celeste de la cámara mortuoria de mi amor.
Esperare mi tren en los fríos amaneceres, en los que el rítmico y tenaz oleaje, llene de ligera espuma el paseo de arena.
Estelas de ofiuras, de hipocampos, de anémonas mecerán la agonía de las horas de espera.
Y ya rendido en el plañidero sable, mil cangrejos rojos, con sus pinzas rojas me llevaran ante ti.
Susurrará el aire en los helicoidales salones, repitiendo el arrullo de tu amado mar.
Coronas de gráciles algas flotaran en tu cielo, cúpula celeste de la cámara mortuoria de mi amor.
Esperare mi tren en los fríos amaneceres, en los que el rítmico y tenaz oleaje, llene de ligera espuma el paseo de arena.
Estelas de ofiuras, de hipocampos, de anémonas mecerán la agonía de las horas de espera.
Y ya rendido en el plañidero sable, mil cangrejos rojos, con sus pinzas rojas me llevaran ante ti.
Vuelo evaporador
Dígitos del nuevo computo.
Cifras del nuevo orden.
Marcas indelebles de nuevo retortero.
Sin séquito arriba presto el cobrador de excesos.
No quiero serpentear y serpenteo.
Mil puertas no se me abren aunque las golpeo con bravura.
Camino torcido, quiebro nada recto.
Orografía de desfiladeros.
Camino blando, escorrentía fácil de aguas fuertes, rápidas, descarnadoras.
Lesivo lecho de cantos cortantes, aborregados, paridos en los estertores del partir ligero, sin nada, vuelo evaporador.
Y ya nube, el nuevo e irredento ciclo.
Cifras del nuevo orden.
Marcas indelebles de nuevo retortero.
Sin séquito arriba presto el cobrador de excesos.
No quiero serpentear y serpenteo.
Mil puertas no se me abren aunque las golpeo con bravura.
Camino torcido, quiebro nada recto.
Orografía de desfiladeros.
Camino blando, escorrentía fácil de aguas fuertes, rápidas, descarnadoras.
Lesivo lecho de cantos cortantes, aborregados, paridos en los estertores del partir ligero, sin nada, vuelo evaporador.
Y ya nube, el nuevo e irredento ciclo.
Carnero rendido
Son las puertas mal cerradas las que posibilitan que entren ladrones, escándalos, extorsiones.
En la nueva etapa sin cerrar bien las anteriores.
Anochece en esta vorágine salvaje y por mis puertas mal cerradas se cuela el aire.
En esas salas guardo golpes, palabras, crímenes, soldados de plomo, muñecas de trapo, vicios y el pañuelo que seca mis lagrimas, esas que me delatarían y conllevarían el derribo de las torres de mi estrategia.
Salones del inframundo, cuevas de autoinfringida tortura.
Camerinos donde bajo siete llaves me acicalo y recompongo para ganar mis guerras.
Entra frío por las puertas de las salas donde soy yo sin artificio, donde soy vulnerable, fácilmente herible, carnero rendido por las zarzas.
En la nueva etapa sin cerrar bien las anteriores.
Anochece en esta vorágine salvaje y por mis puertas mal cerradas se cuela el aire.
En esas salas guardo golpes, palabras, crímenes, soldados de plomo, muñecas de trapo, vicios y el pañuelo que seca mis lagrimas, esas que me delatarían y conllevarían el derribo de las torres de mi estrategia.
Salones del inframundo, cuevas de autoinfringida tortura.
Camerinos donde bajo siete llaves me acicalo y recompongo para ganar mis guerras.
Entra frío por las puertas de las salas donde soy yo sin artificio, donde soy vulnerable, fácilmente herible, carnero rendido por las zarzas.
Novedad
Hoy me he levantado cansado de probar venenos.
Abatido y postrado por una desidia primaveral que he arrastrado todo el invierno.
En la novedad de atroz pravura muero.
Solo veo el suelo del primer paso.
El firme de los siguientes ignoro donde esta.
Abatido y postrado por una desidia primaveral que he arrastrado todo el invierno.
En la novedad de atroz pravura muero.
Solo veo el suelo del primer paso.
El firme de los siguientes ignoro donde esta.
Miliarios
Cogeré en las manos tu corazón y me cuestionaré tu dolor.
Mimos de oro pavimentan con seguridad el camino de tu alma.
Camino empedrado de caricias, de besos, de zalamerías.
Miles de miliarios jalonan los kilómetros y kilómetros del camino de mi amor por ti.
Mimos de oro pavimentan con seguridad el camino de tu alma.
Camino empedrado de caricias, de besos, de zalamerías.
Miles de miliarios jalonan los kilómetros y kilómetros del camino de mi amor por ti.
martes, 9 de abril de 2013
Inhumano
Me he vuelto noctambulo, como las luciérnagas, sin el competidor sol.
Me he vuelto siniestro como los vencedores, como los que medran, como los que sin temor y remordimiento trepan sobre montañas de cadáveres.
Me he vuelto altivo como los mediocres, como los sin talento que dirigen desde las alturas a la tropa cegada por el brillo del stras.
Me he vuelto indolente como los que soportan la visión de la contienda con una frívola carcajada en sus bocas recompuestas con cegadoras y blanqueadas fundas.
Me he vuelto inhumano como el inhumano mundo del éxito terreno, el único que ansia el ramplón hombre.
Me he vuelto siniestro como los vencedores, como los que medran, como los que sin temor y remordimiento trepan sobre montañas de cadáveres.
Me he vuelto altivo como los mediocres, como los sin talento que dirigen desde las alturas a la tropa cegada por el brillo del stras.
Me he vuelto indolente como los que soportan la visión de la contienda con una frívola carcajada en sus bocas recompuestas con cegadoras y blanqueadas fundas.
Me he vuelto inhumano como el inhumano mundo del éxito terreno, el único que ansia el ramplón hombre.
Armisticio
En el baptisterio se firmará el armisticio.
Entre pavos reales y aves liras.
Belleza tras la deflagración.
Planta cruciforme de martirio de rey de Jerusalen.
Acerada zambra y gresca tras la mirilla.
Contra veta es el tajo, nada certero pero si desgarrador.
La lascivia machona y enana ladra en las escaleras, marca indeleble de trastornos de lupanar.
Entre pavos reales y aves liras.
Belleza tras la deflagración.
Planta cruciforme de martirio de rey de Jerusalen.
Acerada zambra y gresca tras la mirilla.
Contra veta es el tajo, nada certero pero si desgarrador.
La lascivia machona y enana ladra en las escaleras, marca indeleble de trastornos de lupanar.
Volar sin norte
La catástrofe de perder es a veces la de no volver a recuperar.
La punzada del sin remplazo.
Es amor es un libro en préstamo que si no cuidamos se nos retira.
Hacer daño sin pretenderlo tiene un caduco atenuante.
Hartazgo de escusas.
Vicio de justificaciones.
Una no pedida explicación es una inculpación.
Es muy triste ser un pájaro libre, con tanto horizonte y sin nido.
La incertidumbre de volar sin norte.
lunes, 8 de abril de 2013
Valor
Esperando el valor.
Es la filigrana que en espirales, roleos y bucles construye el pectoral que abrasa mi pecho y frena mi mano.
Es duro la quemazón del tizón de tu diestra.
Furtiva y certera puñaladas me asesta y finge siniestra que profiere caricias.
Que poca dicha en mi vida, y aun así la vivo.
Sin fuerzas para abordar rupturas y siendo fuerte en aguantar desdenes.
No entiendo el hilo que unido a ti me mantiene.
Mas indolente aguanto estoico mil sinsabores.
En sueños corto de un tajo el vinculo.
Y despierto me achanto a tu vulgar grito.
Sera mañana mi día confió.
Valor que caro te vendes.
Valor que poco a mis suplicas atiendes.
El valor esta en mi y no termino de asirlo de forma certera.
Espera mi mano la orden y el pecho me arde.
Rendido y cobarde aguanto y mil veces perdono.
Paciente es mi alma cristiana que no empuña el hierro.
Mientras el a hierro me muele.
Y yo me reconforto, en el quizás no me ocurra esto mañana.
Altísima y alargadísima sombra
Los escasos agradecimientos, llegan frecuentemente tarde.
Extinguida la luz nos percatamos de su valía.
Caminos de miedo, de competitiva angustia.
Temor a los rivales vivos.
Esos que tanta sombra proyectan desde las altísimas alturas.
Te quiero tanto en la ausencia, detesto tanto tu presencia.
Presencia de cegador estar.
Fulgurante cometa que impide otro brillo que no sea el de su rutilante estela.
En el adiós te quiero y digo de ti que en vida te quise.
Necia envidia que presta va a llorar a los pies del cedro caído.
Nada de este mundo me llevo, pero para dolor vuestro quedo mi obra, sombra alargadísima que a mis rivales, que no a mis iguales, por siglos anula.
Extinguida la luz nos percatamos de su valía.
Caminos de miedo, de competitiva angustia.
Temor a los rivales vivos.
Esos que tanta sombra proyectan desde las altísimas alturas.
Te quiero tanto en la ausencia, detesto tanto tu presencia.
Presencia de cegador estar.
Fulgurante cometa que impide otro brillo que no sea el de su rutilante estela.
En el adiós te quiero y digo de ti que en vida te quise.
Necia envidia que presta va a llorar a los pies del cedro caído.
Nada de este mundo me llevo, pero para dolor vuestro quedo mi obra, sombra alargadísima que a mis rivales, que no a mis iguales, por siglos anula.
Sol
Hoy huele a sol, desde bien temprano.
Un sol que airea la ropa blanca que hondea al viento en la roja terraza.
Un sol de hiervas verdes, de brotes y blancas flores de cerezo.
Hoy huele a sol que evapora humedades y seca antes de que afloren lagrimas.
Hoy huele a sol y me siento bien.
Un sol que airea la ropa blanca que hondea al viento en la roja terraza.
Un sol de hiervas verdes, de brotes y blancas flores de cerezo.
Hoy huele a sol que evapora humedades y seca antes de que afloren lagrimas.
Hoy huele a sol y me siento bien.
Sara montiel, SARITISIMA
Todas las divas van al cielo.
Todas las estrellas vuelan a lo más alto.
Todas deciden vivir en rascacielos.
Con su gran altura de miras.
Con su bello sello de vanguardia.
Ángeles caprichosos que en su bello STAR, nos alumbran el justo tiempo.
Y es justo que vuelen al OLIMPO y descansen en el cálido seno del ALTISIMO.
Todas las estrellas vuelan a lo más alto.
Todas deciden vivir en rascacielos.
Con su gran altura de miras.
Con su bello sello de vanguardia.
Ángeles caprichosos que en su bello STAR, nos alumbran el justo tiempo.
Y es justo que vuelen al OLIMPO y descansen en el cálido seno del ALTISIMO.
domingo, 7 de abril de 2013
Pequeñez
No voy a entrar en la reiterativa monserga de autocomplacencia y conmiseración.
No voy a negar lo evidente.
No voy a negar mis trastornos.
No voy a negar que en este encierro de oscuridad estoy ansioso de luz.
Mi inflexible pensamiento me niega el reposo.
La paradójica búsqueda de abrir puertas que me hace encontrar lo que no busco.
Lo pequeño es tan grande.
Lo grande es tan pequeño.
La lejana grandeza.
La cercana pequeñez.
No voy a negar lo evidente.
No voy a negar mis trastornos.
No voy a negar que en este encierro de oscuridad estoy ansioso de luz.
Mi inflexible pensamiento me niega el reposo.
La paradójica búsqueda de abrir puertas que me hace encontrar lo que no busco.
Lo pequeño es tan grande.
Lo grande es tan pequeño.
La lejana grandeza.
La cercana pequeñez.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)