miércoles, 7 de agosto de 2013

Tiara de brillantes de cólera

Corona de punzantes espinas y embustes.
Tiara de brillantes de cólera.
Me desnorta la corona del daño.
Me desnorta desfilar entre los niños con las bocas sucias que ladran.
Estremecido ante el corpulento monstruo de siete malvadas cabezas.
Si zorras son las hijas más zorra el la vieja pelleja de la madre alcahueta y partera de infundios, esparcidora de cizaña.
Escucho las risas atropelladas bajo los retumbantes y tóxicos tejados de uralita.
Guarida de ratas, alacranes y cucarachas que campan anchos en el viciado humedal.
Me enerva el desamparo ante la horda del escay y los falsos y herrumbrosos tous.
Ladran a mis puertas las que Satan bautizo con el agua de fregar letrinas, con los vómitos de los progenitores borrachos, con los fluidos mal olientes del lupanar donde nacieron.
Duermen las alimañas con la cama pegada a la ventana para mañana temprano ya poder rajar.
Vigías de farolas y de santorrostros que cuando os atisban se espantan.
Pensamientos de plomo que enturbian el aire en este túnel tan angosto.

martes, 6 de agosto de 2013

Caos de Dios

Es imposible desordenar el desorden.
Porque solo Dios sabe desordenar el orden del desorden.
Divino caos.
Caos de Dios.

Casas oscuras de frite y grasa

A prueba de rateros está hecho el brillo.
A quien Dios de brillo priva, que se deje de intentar brillo robar.
Vuestra orondidad solo sirve para taponar el acceso de la luz.
Y sin luz del sol, vivís y morís en casas oscuras de frite y grasa.
Sois aceites de perdición. 
No solo os es inaccesible el brillo, si no que nunca alcanzareis la inhurtable belleza, ni la clara verdad, ni la laboriosa inteligencia.
Solo sois ladronas de frites, morcillas y calderetas.

La envidia es dolor

Sin cimentación crece la vacuidad.
Como un frágil e inestable castillo de naipes.
Con brasas de amor me cauteriza el amigo las puñaladas del zafio.
Dolor en mis carnes magras.
Dolor es la envidia que siente el tocino.

Achocadas sardinas

Aire saturado de aroma a tocino.
Desplaza con la grácil torpeza de mariquita oronda el aire la sarasa torchera. 
Desfila erguida la joven manteca.
Desfila en círculos de aspavientos. 
Desfila entre el ruido de las vocingleras soeces.
Torpe corte de ahuyentadoras de bellos pájaros.
Fulanonas de rancios aromas con posos agrios de achocadas sardinas.
Fanfarria de calumnias peregrinas que como falsa clave en ningún arco triunfal encajan.
Construcciones de pacotilla para el lucimiento de mondongas y morcillas.

lunes, 5 de agosto de 2013

Enquistado en la fronda

Rezo por el día bendito.
Tras la penosa peregrinación.
Camino angosto de privaciones.
Privado de mis ángeles.
De sus sonoras caricias.
Música que me han arrebatado.
Música que me han sustituido por la martirizante berrea de las vulgares zafias.
Sin ningún trato con el enemigo.
Enquistado en la fronda.
Agriado, debilitado, enfermo de soledad.
Me zarandea la extraña razón.
Me zarandea en el precipicio de la sin razón.
En este envilecimiento general.

Taludes de maldad

Despertar gris en un día de rabioso sol..
Despierto encajonado entre taludes de maldad.
Solo me puedo zambullir en mi lujuriante fronda.
Allí me encuentro solo con Dios.
Y en el entorno la tortura de los flancos pelados que arrasa la guerra.

Cielos rasos de miseria

Amigas del paredón.
Amigas de los fusilamientos.
De los escarnios en plaza publica.
No tenéis ni altura, ni altura de miras.
Sois bolas de grasa encaramadas en coturnos.
Solo tenéis la zafia fuerza de lo terreno.
Apegos de plomo.
Sois acuciante angustia vital, para los que por azar al lado del vuestro hicieron su nido.
Alimañas mal olientes y nauseabundas.
Asfixiantes cielos rasos de miseria, bajo los que voláis raso, muy raso. En las alcobas que urdís infamias.
En las corroblas en las que planeáis envenenar blancas palomas.

Les retorcería el cuello

Mastico lentamente.
Sin apetito.
Los proferidos daños.
No los puedo digerir.
Los siento enteros.
Los siento ponzoñosos.
Mi estomago ni los asimila, ni los digiere.
Con la maniobra clásica de un palomero.
Les retorcería el cuello.

domingo, 4 de agosto de 2013

Reinas autocoronadas con coronas de plástico

Anemizado por las orondas garrapatas.
Confabuladoras de acuerdos tácitos.
Embusteras sin peana.
Zafias achatadas por el peso de los fardos de mentiras que portan.
Tarascones de maldad.
Arrecife de naufragios.
Jadeadoras de pacotilla.
Reinas con coronas de plástico.
Ácido estiércol que quema rosaledas.
Vida de infortunio que a los afortunados hacéis pagar.
Nada brilláis y nunca nada brillareis.

Regurgitar

Las escaleras al desván, tiniebla absoluta.
Cañoneo para provocar vigilia.
Y en la aturdidora vigilia zarpar al norte.
Con las arrugas del sufrimiento.
Sin enmudecer, más macerando lo que regurgito.
Para impedir que crezca la sombra.
Piedad con la negligencia.
Sin piedad con el prevaricador.
Fetichistas que asesináis dioses, a que cielo creéis que vais a ir.

Averiguaciones

Arrodillado hago averiguaciones.
Cual es la razón de los golpes en mi pecho.
Del amedrentar a mi corazón en la jaula torácica.
Bajo las capas oscuras del daño esta mi potente luz.
Que expirará en estrépito.
Arrastrando el lodo de mentiras.
Deslumbrando por un segundo al sol.
Fulminará mi fulgor los vuelos en circulo de los que vapulean mi alma.
Claridad tras el crepúsculo de la congestión.
Claridad que borrará el brumoso horizonte de sangre.

Desgarros en el corazón

Agotado, me perturban los desgarros en el corazón.
Feroces mordiscos de inahuyentables alentadoras de infamias.
Es el dolor de los murmullos de las que bajo mis pies moran.
Roen mis plantas intentando desestabilizar el arquitrabado de mi alma.
Han amasado mi corazón como plastilina sin importarles que por el circulaban mis sentimientos y que el bombeaba mis afectos.
Necias pensáis que una vez destruido el regadío de mi alma, olvide.
Nunca olvidaré, nunca perdonaré y multiplicado por mil más tarde que temprano me cobraré.

sábado, 3 de agosto de 2013

Vuelve la reina

Lluvia de amatistas para la reina salva.
Alfombras de ámbar para que camine descalza.
Se rinde la ciudadela al paso ligero, sin hierro, sin miedo.
Reposteros de mil colores le dan la bienvenida.
No hay ruido, solo palabras de calma.
Palabras de loa, de alabanza.
Repique de campanas, que ni espanta pájaros.
Suave caricia de naranjos ,mandarinos y limoneros de luna.
Todo aroma suave, muy suave, almibarado de elegancia.
Se suman a la alegría los rayos que surcan el aire como blancas y lumínicas serpentinas.
Regreso la reina de su forzado exilio.
Y vuelve ligera sin la carga del maligno.
Truena el cielo en armonía.
Con truenos de salvas de gloria.

Cuenta misterios de gloria

A salvo y sana.
Desenredado el corcel trota libre.
Dolor en el desliar la maraña.
En la búsqueda de la salida.
En el traumático y amedrentador abandono al extirpar.
Todo bien y ya en calma.
Tras el desestabilizador imaginar, mal imaginar y temer.
A salvo esta mi reina en la torre de marfil.
Contando y cantando cuentas de gloria con su hilo de voz rota.
Yo contaré con ellas las mil gracias, que mil veces reitero.
Santos discretos que no rezáis en el santoral.
Sera mi casa vuestro altar.
Velas a los difuntos que desde el cielo han salvado a mi reina.
Sana y salva, salva y sana, cuenta misterios entre las rendidas zarzas.