Envidio la llaneza del simple.
Su nulo dolor de cabeza.
No se enreda el que un solo camino ve y conoce.
No se dispersa el que encerrado en una pequeña sala solo mira al frente.
Me ofusco en las puertas que no abro, en los caminos que abandono.
En los cuerpos que no elijo.
En las vidas que no vivo.
Envidio la simpleza del simple y su ausencia de trauma y dolor.
Todo esta bien como viene.
Todo esta bien como y cuando se va.