lunes, 4 de noviembre de 2013

Demasiado simplismo

Si no matas no comes.
Es al ley de las cadenas tróficas.
Engullir o ser engullido.
Demasiado simplismo para nuestra aparatosa civilización.

Mis reyes

Mis reyes son perros.
Mis perros son reyes.
Corte de ladridos.
Celestial aullar de lamedores amigos.

Ingenuos ejércitos de bellacos

Plastilina en manos de sádicos.
Convierte el cruel, falso cordero, mi esforzada infancia en estadio inútil.
Hacéis de los cándidos, ingenuos ejércitos de bellacos.
Lucho contra mi hermano, que aborrece hoy tras tus soflamas, la leche que mamó.

Estragador

Nunca volverá la rosa que aquel iniciatico día tu amante te regalo.
Jamas vuelven las mariposas tras la primavera.
Nada vuelve cuando el cruel tiempo decide que se ha ido.
Estragadoras filigranas de caricias de virgen amante.
Sol enorme de la infancia.
Olor a manzanas rojas en el desván.
Vivo acomodando perdidas y pierdo la vida enterrando fallecidas rosas.

Huida en espiral

Me miro las manos y solo veo tus ojos.
Me repito en los ojos verdes.
Verde musgo de abandono.
Miro las miradas de mis manos y veo el pozo de mis lagrimas.
Pinto para huir y de lo que pinto huyo.

Frío de cera

Corona la maleza la alta tapia.
La tapia que cierra el abandono.
Puerto del último viaje.
Despedido entre lagrimas y rosas.
Coronas de promesas de no olvido.
Pero al final todo se olvida.
Jardín de ausencias y zarrios y frases que nunca sonaron en vida.
Lavo mi conciencia en la urgente visita.
En la forzada lagrima.
Comedia compartida.
Solo unos pocos sienten lo que se ha dejado de sentir.
El latido de amor perdido.
La lisura de unos labios tórridos. 
El brillo del propio reflejo en los ojos de cielo del ser querido.
Extrañas promesas de teatro para nunca, nunca cumplir.
Jardín de ausente y de frió de cera.

jueves, 31 de octubre de 2013

Con el corazón

Si el latido de tu corazón llama a mi puerta, no lo dudes sabes que voy a abrirte.
Cuando se pide con el corazón son muchas las puertas que se abren.

Señorío valiente

Ruinas de historia veo cuando duermo.
Ruinas de historia veo cuando despierto.
El ábside del convento del Espíritu Santo y su alto nivel de escombros.
Pechinas en gran venera que el liquen acaricia.
Casa de Dios abierta al cielo, a su sol y a sus lluvias.
Cantera de codicia para hacer chabolas.
Casuchas de aparceros, en las afueras para que no tiznen el señorío valiente, sin macula a costa de ser preservado sin uso bajo mil llaves de egoísmo.

Llantos rentables

Perfumadas de domingo vais a los velorios.
A dar alaridos como estrategia de notoriedad.
Vais a hacer bulto, bulto redondo, visible.
Rubios de potasa, de pensamientos negros.
Raposas que os abrigáis con pieles de cordero.
Nada os duele pero por todo lloráis, llantos rentables, llantos de réditos.
Lagrimas para embaucar bobos.
Lagrimas de zorra que camufla con dulzor su agrio tufo.

La paz también mata

Si me llamas no correré, volaré entre olivos abandonados de la mano cansada.
No es tu queja un pretexto, es el norte de mis latidos.
Sombras alargadas de cipreses que colonizáis el llano, no os temo y ante su queja os desmontaré.
Llanto de exilio, de marcha forzada.
Ya se vida mía, que no solo mata la espada, sino la paz de los que te matan en el no hacer nada.

Las frioleras lagartijas

Tras la retícula del ventanal esta la inmóvil palmera proyectando crespada sombra sobre el tejado.
Y entre las tejas, huyendo de lo oscuro y fresco las frioleras lagartijas.
Esa es mi ventana, esos mis días de sol y esos son los tranquilos vientos que mecen mi espíritu y calientan mi alma.
Días de horizonte de pájaros, tejas, naranjos, lagartijas y palmera.

Sin un perro que te ladre

Murió solo, sin un perro, solo la ausente compañía de un zorra que fornica de balde.
Barata furcia que tan caro a el la compañía vendías.
Mujer perdida en los halagos de las baladronas.
Ya lo llevo Dios de esta vida miserable, lejos de tos disgustos.
Lejos de la corrobla.
Lejos de los balcones, nidos de ametralladoras.
Portal de viboras que unas a otras se despellejan.
Lejos del alcance de todo daño, se marcho solo, solo en la tarde.
Solo, muy solo sin un perro que le ladre.


Ya se murió el burro

Ya se murió el burro que acarreaba la vinagre.
Ya te dejo hueco para tu estilismo detestable.
Mujer de vicio sucio.
Mujer de trapos negros.
Mujer de manchas,
Mujer que se deja mecer por la mano zafia.
Ya se murió tu burro, el que te hacia la vida más agradable.
Y tu tan negra, guarra y puta, sin una lagrima pues estas del todo seca y no puedes ya llorarle.

Lleva fusca

Son tus casas las de una sola puerta, las fáciles de vigilar.
Todos pueden ver con quien entras, con quien sales.
Son tus casas las claras de cal, las netas, las rasas.
En la plaza, en el llano, en el cerro, cara al sol de la mañana.
Son tus casas las que no mienten, y el asedio de la mentira en ellas es fácil de desmontar.
Pero aun así ante tus rosales, el celoso inventa chismes, duros chismes de alcahueta ociosa, para dar sombra a tu plaza y a tu porte.
Y a tu nombre el viento de callejuelas oscuras lleva fusca, para envenenar tus rosas y manchar tu santa casa.

Con mis manos

Pintar me reconforta y me salva del naufragio.
Aguas de tormenta y grandes olas que amenazan con engullirme.
Yo con mis manos emulo a Dios creando Ángeles, Reinas y Santos que reman conmigo haca el favorable puerto.