lunes, 11 de noviembre de 2013

Los credulos

Desorden de corrientes que atacan en todas direcciones.
Derroteros rancios, añejados y contaminados de crímenes.
Virajes de sátrapas, de reyezuelos de taifas que en el saqueo del contiguo prosperan.
Celosos de proteger el botín, almacén, cueva de robos.
El pasado enturbia el presente, el presente enturbia el futuro.
Duro conocerse y ver el engaño, treta puesta en pie mil veces.
Perpetráis delitos.
Perpetuáis parados.
Empleáis parados como carne de cañón.
Estrategas del hurto.
Directores de orquestas de cacerolas, para en el estruendo tapar el llanto de los niños con hambre.
Condados de miseria, condes miserables, autocoronados en el fraude.
En el autobombo de la caja tonta, manejada con la mejor de las destrezas, destreza circense.
De espaldas al pueblo, al pueblo obrero, que como parásitos os alimenta.
Vuestro derroche es su hambre.
Sindicatos sembradores de miseria. 
Medráis tomándole el pelo a los crédulos. 

Estado de terror

Gritáis paz después de haber matado a todos los que considerabais enemigos.
Es la paz un estado que pide el bando de las manos manchadas de sangre.
Diezmáis al pueblo de las manso blancas y pretendéis lavar la culpa en un proceso de paz.
En paz descansan los que ametrallasteis, en paz descansan en el campo santo.
Reguero de dolor, reguero de pólvora.
Zainos seres que no titubeáis ala hora de disparar, en la indefensión del sin culpa, del inocente que pasaba por allí, o del que tuvo la osadía de decir que no pensaba como vosotros.
Gritáis libertad, mancháis con vuestra bocas esa palabra.
Gritáis para tapar el ruido y el terror del crimen.
Eso sois despiadados terrorista que en el amedrentar y en el chantaje encuentren su hueco, logran metas y rinden sencillos peones que mueren por un traidor estado.
Estado de indolentes, de cobardes, de parásitos de la política que salvan sus asientos en la traición de la sangre, sangre derramada por lo que se ve en balde.

Cuatro paredes

Cuatro esquinas.
Cuatro cuartos.
Cuatro piedras.
Cuatro titiriteros.
Suspenso de ciudad sin vida.
Cuatro gatos en lo poco que acontece.
Cuatro ladrones de los cuatro cuartos.
Cuartos oscuros para delinquir.
Ciudad de miseria escenario de pasado porque en el presente nada acontece.
Nada tras las fachadas, nada tras las frases.
Solo es orden tras la vara de mando.
Cultura del robo, del robo capital.

La ósmosis de lo vulgar.

La torre del palacio esta tan próxima al arrabal. 
Que se diría que el arrabal es torre y la torre es arrabal.
La ósmosis de lo vulgar.
Todo se pega, todo se pasa.
Contubernios de señoras putas y de putas señoras.
Tanto las montan, las montan tanto.

Farsantes de la caridad

Farsantes de la caridad y la abnegada entrega al bien común.
Que bien os va con esa matraca.
En la cumbre con un star que no poseéis.
Carrera de empujones y de lametones de culo en vuestro partido.
Servicio de serviles trepas.
Chachas creídas y ladronas que llegáis a la casa de todos y con el ajuar de todos os hacéis.
Con cuanto os vais y con tan poco llegáis y ni una solo explicación dais.
Espíritus hinchados a base de famelizar al pueblo.
Pueblo de ignorantes mecidos y adormecidos ne las soflamas de odio y temor.
Creáis revoltura en los ríos para que vuestra casta pueda pescar mejor.


El voto del tonto

Despachos en áticos.
Áticos despachados por la sisa.
Sudor que de la caja común cogéis.
Y a la caja propia lleváis.
Propinas que a vosotros mismos os dais.
Trabajitos justos.
Trabajitos injustos.
Que bien rinden vuestros trabajos.
Trabajáis para todos y se os llena la boca de repetirlo.
Pero dado lo abultada que esta vuestra bolsa quien lo diría.
Os valéis de engañar tontos, votos de tontos comprados con migajas.
Las migajas de festín que ha abonado la caja común.
Todo en común para vuestro interés.

Sabotaje en mi exilio

Lejos de la zarpa de la envidia pero sintiendo que sigue dando zarpazos.
Sabotaje en mi exilio.
Me sangran las sienes del dolor del zafio.
Es su poder el llanto de cocodrilo, en convencer al sistema de su victimismo.
Zorras troyanas que habéis sometido al sistema.
Sistema de necios que ninguna cautela pone y ninguna atención tiene, permitiendo la entrada al traidor en el recinto de protección que sostiene la moral cristiana.
No temo a Dios pero del mundo voluble todo lo temo.

La titiritera comadre de la alcaldesa

Quebrado está mi honor.
Me quiebro en el desmentir.
Gestos palpables.
Gestos almarios.
Aspavientos de fulanas.
Gordas de tortuosas digestiones.
Pesados toneles de odio.
Os hace caso la diestra.
Os hace caso la siniestra.
Rendís a plomo a los gorriones y la titiritera comadre de la alcaldesa aplaude el disparate.

Sembradoras de odios

Manos sucias de asesinatos que en la oscuridad encuentren coartada.
Anegáis el jardín de babas, babas de odio.
¿Quien indemnizara mis desvelos.?
Nace podrido el fruto de la puta, puta ralea de puta.
Malas madres, peores vástagos. 
Cuna de delincuentes y insensibles bichos.
Tenéis podridas las entrañas de tanto envidiar, de tanto odiar.
El odios no es un buen riego y vosotras la rosaleda crecida con el tesón de otros así saláis, así envenenáis.
Sembradoras de calumnias con las manos manchadas de vulgaridad, odio y sangre.

De casa fina y de fina mesa

Pavor me inunda.
Tiemblan vuestras comisuras.
Farfullas satánicas.
Mientras coméis sopas y dais alaridos.
Salen de vuestra boca esputados tropezones de tocino.
Fideos de bilis.
Finos modales de fina casa y fina mesa.
Temor a caer en vuestras fauces.
Sapos que dormitáis en los salones de tortura.
Fornicio de batracios en las alcobas de los torturadores.
Manchas que devoráis pureza.
Espejos distorsionadores para enderezar vuestra innatas deformidades.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Cárceles de corderos

Chusqueros constructores de apriscos, cárceles de corderos.
Teme el rebaño más al traidor que al lobo fiero.

Me sangran los nudillos

Red de mentiras que me genera mala bilis.
Me sangran los nudillos de tanto aldabonazo sin respuesta.
Justicia que tan presta oyes ladrido, que duro oído tienes para la queja.
Ciegos magistrados que os arrodilláis ante la titiritera que llora por el hijo mal parido.
Madres de interés e infantes prostituidos en aras de pan, de chorizo y de tocino.
Conejas opíparas y obesas.
Malas madres, peores hijas y asesinas vecinas.......

Me regaláis lagrimas

En este pantano de tragedias que me obliga a variar el rumbo me desmorono y diluyo como amargo terrón de azúcar.
Luto interior por los asesinatos, no debo mostrar mi debilidad.
No puedo mostrar mis alas a quien busca amputármelas.
Me regaláis lagrimas y con ellas intento regar mi huerto.
Besos desde mi exilio a las manos y bocas, que me han despeñado por este precipicio.

Siesta de opiaceos

Inconscientes al nacer.
Inconscientes al morir.
Vidas vividas en la inconsciencia.
En la larga siesta de opiaceos.
Viendo los cataclismos pasar.
Hasta que duren las fuerzas.
Fuerzas baldías, latidos insensibles de corazón motor. 

Buscáis el dolor

Si me resbalaran las cosas, no temería a los exegetas de renglones ausentes.
Leéis lo no escrito, veis lo que no existe y testificáis en perjurio lo que no ha ocurrido.
Autopsias de muerte.
Amenazadoras cartas que consiguen atenazarme, aturdirme.
Buscáis el dolor, buscáis la llaga para hurgar en ella.
Pupas, chancros, calenturas que en el beso de Judas os extendéis.