viernes, 3 de enero de 2014

Saberse vender te lleva al congreso

El alto precio que entraña no saber vender los logros.
El ciudadano de a pie no percibe la realidad, percibe una realidad digerida por alguien.
Ese elegido procesa, sesga y tilda el nutriente, alimento que sostiene unida la familia o bando político.
Si no eliges bien a las voceros y a  los cirujanos plasticos de tu campaña estas perdido.
No es cambiar, mejorar, hacer bien las cosas o las tareas encomendadas. 
La clave esta en saberlas vender.
En la cúspide termina el mejor comercial de mentiras de partido.
Miedo nos da el perverso sistema, a los que con nuestros intestinos asimilando información, imagenes. palabras y libros, contribuimos.
En el templo del pueblo mercadean los intereses de los chanchullos de los bandos, camaradas del beneficio propio, asociados para con la ley delinquir.
Así nos va, quien bien gobierna no se sabe vender y el fracasado vende el fracaso como un gran éxito.

Nacionalismos de vajillas rotas

No es una fisura algo repentino, se va fraguando en el tiempo. Inicialmente es imperceptible, es un desencuentro sin trascendencia, nimia mota de polvo que cae sobre la neta superficie del mueble. Pero el continuo hace el resto, descuido, intencionalidad, magnificación, abandono y crispar al todo en función de la grieta.
Dramas de una parte con mucha trastienda, enfundados en discursos de menoscabo, en soflamas de estafa, en didácticas en las que se intenta hacer ver que no sirve de nada la taza sin el asa, cuando en realidad son partes de un todo y lo que realmente no sirve de nada es el trozo del asa.
Asas que reivindican en el enredo, el poder contener el preciado liquido del alma de un pueblo, bandos de parientes azuzados para que abonen odios, para que marquen diferencias, para que vean en su hermano un ladrón, para que alienados crean todo lo que sale de la boca del grupo de lideres y se sientan racialmente superiores al que como no piensa como ellos, tiene aunque sea falso una distinta genética. Racismo de provincias con ínfulas de estado, de dictadores y corte de extorsión que necesitan un reino en el que a sus anchas medrar, leyes a la medida y una justicia que esculpe sus atroces delitos.
Creadores de grietas para montar contiendas, para gobernar la parte en el inoculado odio, porque no tienen talento para gobernar ni convencer al todo, parte plagada de subpartes, que tienen prohibido pensar, opinar, discrepar si no quieren perder, su casa, su mundo pequeño y domestico e incluso su vida. Porque así se las gastan los lideres de los trozos nimios de una taza, imponiendo el terror que es la única forma de forzar a creer que el asa sirve para en el interior de ella algo contener.

jueves, 2 de enero de 2014

Espejos

No orientes si no estas dispuesto a recibir orientaciones.
Los espejos raras veces reflejan imperfecciones.

El pueblo que traga esta perdido

No se disuelven tan fácilmente los engranajes de la extorsión.
No se desmantela tan fácilmente un negocio tan lucrativo.
No abandona tan fácilmente la situación de dominio el tirano.
Gratis salen las ganancias del terror.
Vía libre a nuevas iniciativas, con la misma estrategia.
Perdido esta el pueblo que por miedo consiente y traga con tanta barbarie.

Regalos para no morir.

Caridad forzada.
Caridad por miedo.
Dádivas del temor.
Regalos para no morir.

Nadie mantiene una garrapata en la oreja

Es de noche en las cuentas, se prevén lluvias y en este año no va a salir el sol.
Es tan poco domestica la economía de los que gestionan en aras de sus bolsillos.
Le resulta tan fácil al autónomo tirar por la borda lo superfluo y quedarse solo con lo esencial.
Nadie mantiene en su oreja una garrapata, porque el estado les profesa tanto amor.
Cuentas de fiesta en tiempo de guerra.
El pueblo es carne de cañón del hambre, y el electo traidor y su clientela viven holgados preparando su jubilación.
Pirámide de oro con cimientos de miseria.


El sablazo

Por amor uno asume la desnudez como modo de pasear con el amado.
Pero caminar desnudo y sin coraza implica estar dispuesto a sufrir un sablazo en el corazón.
Por amor se rinde la plaza, se entregan las armas y se jura vasallaje, en la ceguera, al ladrón. 

Ir con armiños

Los cambios de estado duran poco.
La pompa arruina ideales por copiar al rey las formas.
Ascienden hambrientos y ruedan de la cúspide orondos y saciados.
Reyes que se hacen pobres.
Republicanos que enseguida se hacen a ir con armiños enfundados.

Ni yesca

En la sinfonía del chapoteo. 
Del ruido del agua en los charcos.
Pesa el plomo del cielo.
Pero no termina de vaciarse de agua.
Se empapa todo de verdín.
Y no hay ni yesca para encender el fuego.


Alfileres alquiladas

Se sostiene con alfileres nuestro estado del bienestar.
Ni las alfileres son nuestras, las hemos alquilado.
Hasta cuando podremos seguir pagando este estado que se deshilvana.
¿Cuando se derrumbará este castillo de naipes?


Gris

Donde ir que no haya humedad.
Donde ampararse que no llueva.
Con que colores pintar si solo tengo gris.
Gris invierno de humedad y lluvia.
Todos los días doblan, a ver cuando doblan por ti.

El firmamento del régimen

Tierras de validos.
De merodeadores de favores.
Halagos para comprar plazas.
Plazas rendidas con halagos.
Lo más básico compra a las altas instancias.
Escritores de régimen.
Pintores de régimen.
Actores de régimen.
Gobierna el firmamento el régimen.
Y uno no es una estrella mediática si el régimen así lo decide.

Tanto roce lacera

Las dificultades curten y te preparan para venideras contiendas.
Pero también tantos roces laceran y hay heridas que se infectan y matan.
Líbrame Dios mío de tanta calamidad, que me da fiebre tanto traspié.

Mercenarios del régimen

Cortejan la corruptela fieles lanceros, mercenarios de régimen.
En todo mete la mano el poder y con nada se sacia.
Tentáculos que manosean leyes para salvar del merecido castigo correligionarios.
Como vencer al vencedor si traza impune las reglas de la batalla.
Balanza que pesa delitos según a que bando estas adscrito.

Se subdivide el salario

Subdivide el salario de subsistencia el gobernante.
Priorizando en fanfarrias que gustan a su corte.
Ejercito de representantes, rémoras, parásitos de los representados.
Tanto lobo para tan poca carne.
Subsiste el famélico rebaño en las tierras de los hipotecados pastos.