sábado, 11 de enero de 2014

El corsé de hojalata

Si os hubieran intentado dibujar mal, no habríais salido peor.
La naturaleza para horror y espanto del mundo creando monstruos cada día se supera.
Azufre en los balcones donde tendéis los cobertores que hieden  a sudor y a sucio fornicio.
Papos llenos y saciados de delitos que eructan rencores de cuna zafia.
No os mete en cintura ni el corsé de hojalata.
El único remedio es enquistaron, como el organismo enquista un maligno tumor.

Casas fumadoras

Casas fumadoras inciensan el aire seco y lleno de sol.
Trinan en los cables los teloneros del día.
Madrugada abierta de horizonte.
Brilla el verde acanto que es en su frescor  alimento de caracoles.
Ya llego el día entre gatos y perros.
Y esquilas de ovejas que pastan en los olivares.

Pataleta de gorda

Tremenda pataleta monto la gorda.
Tremendo y atronador fue el cabreo.
Alaridos de puerca entrillada.
Entrillada calumniando y robando.
Lamparillera gorrina que se cree exculpada por besarle los pies a un santo.

Tiraré del hilo

Hilos que distraen.
Hilos de aburridos destinos.
Hilos caminos.
Hilos de costuras de sietes.
Radiales hilos.
Como acertar entre tanto tan tentador hilo.

viernes, 10 de enero de 2014

En la rendida vigilia

Temo al cazador de almas.
Ser de pies de plomo. 
Escoltado por una jauría.
Me pierde el temor.
Me pierde la suspicacia.
Recelo que roza y lacera. 
En vigilias mi mirada.
Arena que irrita mi iris azul.
Laguna de temores y deseos.
Charca de algas y recelos.
Estanque de profundo y turbio fondo.
Solo en la orilla. 
Cercado por las hienas.
Me siento de plomo. 
En la rendida vigilia.

Sombra de mi

Es mi infierno tu gloria.
Es mi caída tu ascenso.
Dependes tanto de mi.
Que eres la cara de mi cruz.
Noche de mis días.
Sombra de mi imagen.

La suerte de las mariposas

En la sombra leen las arpías la suerte de las mariposas.
Son las vellosidades del musgo mi cálida cama.
Degradan la dura roca para que florezcan amapolas.
Sones de barcos que vuelven de la batalla que azuzo lo sibila necia.
Puentes de palo unen riveras. 
Riveras enfrentadas por disputas viejas y desdibujadas.
Te pediré la mano a gritos en el recodo de aguas arriba. 
Donde se que no me oirá tu padre.
Amores sin alas.
Amores sin cama.
Amores de rió.
Amores que se juntaran en la mar. 
Donde el rió a la hora de morir recalará.


El desorden de sentir

Siento al deslizar mis yemas por tu piel que acaricio tu alma.
Debajo se esa suave delicadeza esta el latido feroz de tu pecho.
Ruge nervioso con mi proximidad.
Proximidad de comunión.
Roce que lacera y quema mi ser. 
En el desorden de sentir con mis manos tus divinas entrañas 

Errores que apestan

Errores que apestan. 
Compadreos con los delincuentes que saben igual de dolorosos que el tiro en la nuca. 
Cuando se da la mano a quien las tiene manchadas de sangre, la sangre pasa de mano.
Manchas que pasan de manos como pasa de mano el rédito del delinquir.
Rió revuelto y teñido de crimen que interesa a algunos para poder con el mismo estatus subsistir.
El hombre por grasa olvida fácilmente, pero Dios no olvida, como la victima tanta desvergüenza no perdona.

Rayas

Experto en reparar brechas. 
Sin que me tiemble la mano.
Sin sentir miedo a enfrentar cobardes.
Sin agachar la cabeza frente a los verduleros.
A los ruines que solo gestan y paren ruindades.
Reparo complicadas brechas, brechas de amor.
Me calmo porque no soy de arremetidas sino de serena andanza.
No me tiembla la mano, ni la memoria.
No me bailan las letras, ni los números.
Son los fieles mi meta.
Son los perjudicados por la ruindad.
Manchas que mantengo a raya, raya con la que marco a los que hacen manchas.

Con las leyes de hoy no existiriais

Bufonas enanas que en lenguas de barullo defienden leyes eugenésicas y abortos sin cautelas.
Sorprende la alienación de quien con las leyes de hoy no existiría.

Prohibido volar libre

Plateas compradas para aplaudir aquelarres.
En el miedo y las monedas se rinden todas las almas.
Si no te rindo en el aprecio a tu vida, te rindo en el cariño que tienes a tu sangre.
Amenazas personalizadas, cañonazos a las bandadas que vuelan libres.

Caramelos para comprar al pueblo

Bajo un estrato de humo.
Sepultado en la humareda.
Ciego como una abeja a la que se la atonta para robarle el panal.
Discursos de palabras huecas y infladas con promesas más huecas aun.
Tintas cargadas de bando.
Bosque de verticales lanzas y vendidos lanceros.
Familia de favores que cualquier delito tapa.
Comparaciones odiosas y lagunas históricas para construir el templo de la calumnia.
Farsa y más que farsa. 
Hoy importa A, porque conviene A.
Mañana importa B, porque conviene B.
Todo tiene argumento. 
Todo tiene nudo. 
Todo tiene el mismo desenlace. 
Llenar el bolsillo del embaucador líder. 
Jaleador de masas, versado incendiario.
Conocedor magnifico de los caramelos con los que se compra al pueblo.

jueves, 9 de enero de 2014

El atajo

Hemos hecho de la irregularidad una regularidad.
Hemos hecho del traspié algo demasiado presente.
Hemos hecho de la indecencia algo demasiado frecuente.
Hemos hecho del orden una extrañeza.
Faltar es un invitado incondicional.
Faltar a la decencia, a la lógica, al sentido común y a la mayoría bien pensante.
Hemos hecho del atajo el camino para justificar los delitos del delincuente.

Inoculando la peste

¿En que parte de la noche los sueños se convierten en pesadillas?
Suele ser en el punto más dichoso, cuando todo es almíbar.
Cuando uno airea su felicidad.
Cuando el envidioso no soporta ya nuestra labrada dicha.
Y toma cartas en el asunto y actúa, buscando la fisura e inoculando la peste.
No existen las burbujas eternas porque siempre a tu lado hay uno que las desinfla.