sábado, 22 de febrero de 2014

Continua el terror

Nos toman por torpes y tontos.
Nos quieren contentar con un teatrillo de guiñol.
Con una flaca ofrenda que por su engañifa ofende.
Estrategia de guerra para recuperarse en la tregua.
No es acertado el titubeo en el calificaros.
Y yo aun sin sangre hoy os retrato.
Erais terror, sois terror y la cosecha que recogéis esta regada de sangre y terror.
En la paz y en la batalla libre no existirías y ese eso os asusta por eso las armas no entregáis. 

Perdigueros

Con los pies muy frío, encharcados, sintiendo el barro del suelo.
Entre las vacas, que ignoran que tanta comida hoy es por que mañana van a morir.
Como una cabra las persigo, saltando tapias resbaladizas de terciopelo verde de invierno.
Las empujo a la plaza donde esta su encierro y los manjares.
Engañadas en el instinto para en un instante cautivas ir al matadero.
Perderán de vista el valle de los centenarios robles que planto mi bisabuelo Benigno.
Y sentiré un día más la pena y el dolor de este roturador mundo, que para subsistir devora tanta belleza.

Mueren los robles

Estiajes en el cauce que riega mi alma.
Espíritu inquieto que no florece en la lluvia. 
Río de sol que las nubes ocultan.
Pedregal de musgo que los gorriones picotean.
Robles que mueren en la inundación.
En la entumecedora llovizna.
Nada sale el sol en este gris invierno.
Eterno llorar de ángeles por tanto obrar cainita.

viernes, 21 de febrero de 2014

Manchas imperdonables

Manchas imperdonables promovidas desde las filas preeminentes.
Promovidas sin certeza, acusaciones en la suposición, en la dinámica delictiva de mi casa.
No niego mi sangre, niego los hechos, niego el delito, la acusación sin pruebas.
No perdono el daño hecho al niño que aun habiendo mamado el camino torcido, ningún paso ha dado en el.
Reglas de sabios que no saben de conmiseración y amor de Dios.

Ciencia ficción

Dando por hecho lo que no ha ocurrido.
Se criminaliza en la ciencia ficción.
En la calenturienta imaginación del enemigo.
Acusaciones falsas, sin probanza y sin base.
Crispación de pescadores en río revuelto.
Amigos que corroídos por la revancha siembran dudas y calumnias esperando recoger rédito. 
Amores desdeñados que derrotados promueven campañas para manchar la rosa que ayer con obcecación deseaban.
Batallas de perdedor para amargar la merecida victoria del vencedor.

No se puede confiar el futuro al oleaje


Esperar a que salga el sol tras llorar un poco.
Es paciencia porque siempre sale.
Son olas los amores sin razonar.
Son pueriles y sin terreno para edificar.
Castillos de arena que otras olas desmoronarán.
Oleaje de arena, al que no se puede confiar el futuro.

La sala de estar

Lo poco enigmática que es la cotidianidad.
Pero que cimentadora y reconfortante.
Libre de tapujos, de hipocresías, clara, meridiana y llena del calor de la naturalidad.
Es insufrible el fingimiento constante.
Y en la sala de estar uno es uno mismo y eso no es enigmático, pero es muy reconfortante.
Uno rinde en el ser, no en el parecer.
Haz de tu vida un permanente estar en tu sala de estar. 

Vagabundo

Vagabundo en un mundo de codicia. 
Sin sitio en la plaza fuerte del negocio.
Con el alma vapuleada en improperios.
En altisonantes palabras de recriminación.
Recorro sin acomodo pueblos que me rechazan.
Por mi libre pensar y transcurrir.
Solo me ata la luz pobre, el amor pobre que es de verdad.
No tengo habitaciones estancas, pues no tengo casa.
Nada que no quepa en mi hatillo puedo atesorar.
Desliado y libre, desliado y solo.
Ese es el camino de los espectrales visionarios en ningún sito encajar.


La más bella joya

Llevando en la boca el sabor de la vida.
Sintiendo en el pecho el latir del futuro.
Notando como una rosa crece en mi vientre.
El porvenir habita en mi templo.
Se acompasan los latidos de mi sangre.
Y venzo el miedo al violento desenlace de gritos de dolor y placer.
Crecerá en mi pecho la más bella joya que adorne a una madre.
La viva gema que es la obra de amor.

Pedregal de confín

Cansada de parir hijos para que mueran de hambre.
Hijos para la dura tierra.
Hijos para estercolar las entrañas de la seca.
Pedregal de confín.
Pedregal donde me empuja el roturador progreso que urbaniza mi fértil valle.
Casas que no viven del aire, viven en la demasía que crea la miseria.

En otras manos

Cuando la salvación está en otras manos.
Cuando secar tus lagrimas ya no es un gesto tuyo.
Cuando las otras manos te empujan y solo les importa su salvación.
Avalancha en el ojo de una aguja.
Manos que amasan en el interés.
Para todos hay tiempo, para todos hay recursos.
El desorden lo provoca la acumulación de pan.
La especulación con el pan y todo lo que necesita el hombre y no sale de la boca de Dios.
Manos de rapiña, manos manchadas de botín, del tesoro de la estafa, del rédito de la explotación.

jueves, 20 de febrero de 2014

Victimas de su marginalidad

Enganchadas en la puerta del mariposo.
Enganchadas en la casa de las carniceras.
Familias de maridajes de ponzoñosas y camuñas.
Batiburrillo de corraleras y damas de comadreos del frite.
Descuartizadoras de gorriones, de oropéndolas, de ninfas, de golondrinas.
Sombras de la más obscura de las ignorancias.
Faltonas llenas de faltas.
Delincuentes que interpretan ser victimas.
Victimas de la marginalidad y del enconamiento avieso de su pobre intelecto.

Los lujos del trono

La espiral de la muerte.
El único que descansa es el muerto.
Los vivos multiplican el drama en los conciliabulos del llanto.
Hermanos que en la afrenta contra hermanos traman venganza.
El poder del hermano con poder.
El ejercicio fratricida de la violencia.
La defensa cainita del estatus de privilegio.
Magnético trono que se perpetua en la derramada sangre.
Manos que no tiemblan al ordenar sacrificar iguales.
Miedo a perder el excedente, cimentado en la usura al todo débil.
Todo débil y sometido en el terror, necesario para mantener con lujos el actual trono.

Como comienzan los grandes dramas

Los grandes dramas, comienzan siempre con una microtragedia.
Que el interesado sectarismo, azuza y prende como gran tea con la que incendiar el charco de malestar.
Siempre existe solución hablando, siempre sin fanatismo.
Siempre sin el enconamiento, sin la testarudez sectaria, que no concibe que fuera del propio exista otro pensar.
Miedo da el mundo por la proliferación de necios y el alto auditorio que estos sentimientos concitan.

La anegada ladera

En la rapidez del desprendimiento.
Corrimiento de tierras en la anegada ladera.
Rodar al llano tras el llanto de la cumbre.
No tiene raíces el manto y la gravedad todo lo descarna.