Voraces dentelladas de odioso resentido.
Hambrea el rastrero los logros sudados del blanco de iras.
Codicia la casa, la cama, la mesa.
Su suerte ni la trabaja, ni le complace.
Y el tormento le arrastra a la inclemencia de los celos.
Digno de pena y compasión, si no fuera por la cautela que impone su malignidad.
martes, 22 de abril de 2014
lunes, 21 de abril de 2014
La luz sucia
Desde la barrera veo el teatro de la notoriedad.
Personajes turbios bañados por la luz sucia.
Ni edificantes, ni modélicos.
Es la arena de hoy, sombrío albero.
Sin altura de miras.
Sin rubor ante el ruido.
Crueles nidos de ratas entre bambalinas.
Ya dudo de todo, ya no creo en nada.
Pregones de voceros de un asfixiante gobierno.
Personajes turbios bañados por la luz sucia.
Ni edificantes, ni modélicos.
Es la arena de hoy, sombrío albero.
Sin altura de miras.
Sin rubor ante el ruido.
Crueles nidos de ratas entre bambalinas.
Ya dudo de todo, ya no creo en nada.
Pregones de voceros de un asfixiante gobierno.
El altar de las hecatombes
El poder del temor.
El poder del miedo a sufrir.
Como inmoviliza el miedo.
Como atenaza el rechazo.
El nadar contra la corriente imperante.
Gobernantes de las galernas del terror.
Besos forzados.
Caricias a punta de pistola.
Sillares de falso amor.
Sobre los que construyen el altar de las hecatombes.
El poder del miedo a sufrir.
Como inmoviliza el miedo.
Como atenaza el rechazo.
El nadar contra la corriente imperante.
Gobernantes de las galernas del terror.
Besos forzados.
Caricias a punta de pistola.
Sillares de falso amor.
Sobre los que construyen el altar de las hecatombes.
El grueso de las veces enseñamos lo dientes para morder
¿Quien cree que puede pastar solo un cordero en la penillanura?
¿Pueden solos moverse los vulnerables en el campo abierto?
Sin la protección del armado pastor.
Es la tranquilidad un peldaño sudado.
Es un entente de fuerzas.
Solo se contrarresta la amenaza con la anticipada defensa.
Es demagogia barata o intención de favorecer al mal.
El proponer relajar las defensas.
Quien no preserva es avasallado.
Quien su poder no exhibe es invadido.
Quien pudiera enseñar los dientes solo para reír.
El grueso de las veces los enseñamos para morder.
Como no vamos a pagar un ejercito las ovejas indefensas.
Como no vamos a tener guardianes del orden.
El universo tiende al caos.
Y el hombre por sus espurios intereses a esclavizar al hermano.
Tiene mi reino fronteras.
Tiene mi reino ejercito.
Y yo manso cordero no le temo.
Porque es mi mastín.
Es amigo de mi pastor.
Solo temo a la jauría de lobos extranjeros.
Solo temo a la zorra delincuente.
Solo temo al ladrón de grano.
Solo temo al envidioso pirómano.
Que quema por erostratismo mi valle y me priva de los verdes pastos.
¿Pueden solos moverse los vulnerables en el campo abierto?
Sin la protección del armado pastor.
Es la tranquilidad un peldaño sudado.
Es un entente de fuerzas.
Solo se contrarresta la amenaza con la anticipada defensa.
Es demagogia barata o intención de favorecer al mal.
El proponer relajar las defensas.
Quien no preserva es avasallado.
Quien su poder no exhibe es invadido.
Quien pudiera enseñar los dientes solo para reír.
El grueso de las veces los enseñamos para morder.
Como no vamos a pagar un ejercito las ovejas indefensas.
Como no vamos a tener guardianes del orden.
El universo tiende al caos.
Y el hombre por sus espurios intereses a esclavizar al hermano.
Tiene mi reino fronteras.
Tiene mi reino ejercito.
Y yo manso cordero no le temo.
Porque es mi mastín.
Es amigo de mi pastor.
Solo temo a la jauría de lobos extranjeros.
Solo temo a la zorra delincuente.
Solo temo al ladrón de grano.
Solo temo al envidioso pirómano.
Que quema por erostratismo mi valle y me priva de los verdes pastos.
domingo, 20 de abril de 2014
Amigos de parásitos, parásitos de vuestros amigos
Los amigos de las cloacas.
Apoyos para continuar en la cumbre.
Electas zorras, que se comportan como libidinosas zorras.
Relamidas en estética.
Rastreras en ética.
Caras bomboneras que guardan cagajones.
Sois escoria elevada al altar por el camino del engaño.
Si mentís a vuestras esposas.
Como no nos vais a mentir a nosotros vuestros electores.
Amigos de parásitos, parásitos de vuestros amigos.............
Las ajadas camelias
Son alargadas las sombras de las torres de la ciudadela.
Tras los adarves ya nada se defiende.
Pesa amargo el reconocer nuestro sitio.
Consorte con suerte.
Sin suerte y sin ser consorte.
No abre puertas siempre el fornicio.
No es tan rentable el sexo de oficio.
Hay tantos oficiales.
Hay tanto bello efebo ardiente.
Simultanear se cobra corceles.
El poder promete.
Pero poder solo con poder se compromete.
Aburridos matrimonios de iguales.
Eriales de pasión.
Compañeros de camino a la más alta torre.
Parejas convenientes con las que no sacias el hambre.
Por eso existen las callejuelas.
Los barrios extramuros y los arrabales.
Casas de zorras y bares de putos.
Llega lejos el eco de la fría y palaciega alcoba.
Llegan lejos los jadeos de sombra.
Llegan lejos las incumplidas promesas.
Llega lejos el llanto de las ajadas y abandonadas camelias.
La brisa de sal
El mar lo trae todo a la orilla.
En ella esperaré paciente.
En los caminos del acantilado encontraré la fuerza.
Será mi raíz como la de la florecilla.
Que en el muro vertical soporta el envite de la brisa de sal.
En ella esperaré paciente.
En los caminos del acantilado encontraré la fuerza.
Será mi raíz como la de la florecilla.
Que en el muro vertical soporta el envite de la brisa de sal.
En dar la mano está la salvación
Hace romo el amor al canto silíceo más cortante.
Uno es culpable, no de abrir la puerta, si no de tolerar la estancia.
Lo que te hiere el corazón arrancalo y tíralo lejos.
Bañado en dulce entre en nuestras vidas el fraude.
Pero la matriz hiriente de plúmbeo veneno pronto aflora.
Hace romo el amor a la espada sanguinaria.
Porque no mata la espada, mata la mano, mata el corazón.
Es vil el corazón enfermo, el corazón que parásita la desdicha.
Ábrele los ojos al ciego para que vea que con la sangre que bombea su motor.
No crece su felicidad sino una repulsiva sanguijuela.
No todo está en nuestra mano, está en las manos que el hermano nos tiende.
Por eso fíjate en las manos, que en dar la mano está la salvación.
Uno es culpable, no de abrir la puerta, si no de tolerar la estancia.
Lo que te hiere el corazón arrancalo y tíralo lejos.
Bañado en dulce entre en nuestras vidas el fraude.
Pero la matriz hiriente de plúmbeo veneno pronto aflora.
Hace romo el amor a la espada sanguinaria.
Porque no mata la espada, mata la mano, mata el corazón.
Es vil el corazón enfermo, el corazón que parásita la desdicha.
Ábrele los ojos al ciego para que vea que con la sangre que bombea su motor.
No crece su felicidad sino una repulsiva sanguijuela.
No todo está en nuestra mano, está en las manos que el hermano nos tiende.
Por eso fíjate en las manos, que en dar la mano está la salvación.
sábado, 19 de abril de 2014
Las joyas de mi decepción
Sortijas de menosprecio.
Tormentos de brillos.
Trenes de placer pagados con gemas.
Son mis lagrimas los diamantes que luzco para que me envidien.
Solo ven, solo saben de mi última capa de brillante nácar.
Oriente de celos, odiada por los que no saben que mi amado enquista sus traiciones con las joyas de mi decepción.
Nadie sabe lo que no ve.
Nadie ve la lagrima humilde y humana con la que mi corazón ansia la paz del desnudo de brillos, pero vestido de besos.
Es un acto hipnótico el empalago de todos mis aderezos, trofeos de mis fraudes.
Pulseras de brillantes, de cabujones de aguamarina, berilos talla esmeralda, todo mi fulgor es el precio a mis bastardías.
Tormentos de brillos.
Trenes de placer pagados con gemas.
Son mis lagrimas los diamantes que luzco para que me envidien.
Solo ven, solo saben de mi última capa de brillante nácar.
Oriente de celos, odiada por los que no saben que mi amado enquista sus traiciones con las joyas de mi decepción.
Nadie sabe lo que no ve.
Nadie ve la lagrima humilde y humana con la que mi corazón ansia la paz del desnudo de brillos, pero vestido de besos.
Es un acto hipnótico el empalago de todos mis aderezos, trofeos de mis fraudes.
Pulseras de brillantes, de cabujones de aguamarina, berilos talla esmeralda, todo mi fulgor es el precio a mis bastardías.
Uno muere a mitad del libro
Porque los padres pisotean los sueños de los hijos.
O sueñan obsesivamente con vivir en sus vidas.
Como si fuera una segunda oportunidad para desembarazarse del paladar de fracaso.
Cómica proyección que acaba en naufragio.
Estrangulan los progenitores al ángel que crearon.
Lo asfixian en el laberinto de las manos manipuladoras.
Del desprecio a la originalidad de sus gestos.
Al talento que surgió en ellos con la dirección propia de ser irrepetible.
Solo se vive una vez y en la vida del hijo uno muere a mitad del libro.
O sueñan obsesivamente con vivir en sus vidas.
Como si fuera una segunda oportunidad para desembarazarse del paladar de fracaso.
Cómica proyección que acaba en naufragio.
Estrangulan los progenitores al ángel que crearon.
Lo asfixian en el laberinto de las manos manipuladoras.
Del desprecio a la originalidad de sus gestos.
Al talento que surgió en ellos con la dirección propia de ser irrepetible.
Solo se vive una vez y en la vida del hijo uno muere a mitad del libro.
Oceano de gloria
Es marea alta en el oleaje de la luz.
Noche de luna y sol.
Emanan de las cinco llagas llamas a borbotones.
Ciega el infinito de las nuevas puertas.
Abiertas hoy tras el desierto.
Fue una tortura la victoria.
El camino que llega al rey de los astros.
Hilos dorados de concordia que nos atan a las estrellas.
Estrellas de los pretéritos, de los precursores que no menguan.
Ciriales que en el irradiar por amor no se consumen.
Lumbreras costeras que nos impiden encallar.
Océano de acogedora gloria.
Seno en el que todos caben.
Noche de luna y sol.
Emanan de las cinco llagas llamas a borbotones.
Ciega el infinito de las nuevas puertas.
Abiertas hoy tras el desierto.
Fue una tortura la victoria.
El camino que llega al rey de los astros.
Hilos dorados de concordia que nos atan a las estrellas.
Estrellas de los pretéritos, de los precursores que no menguan.
Ciriales que en el irradiar por amor no se consumen.
Lumbreras costeras que nos impiden encallar.
Océano de acogedora gloria.
Seno en el que todos caben.
Las espinas de la gloria
La sombra de la gloria.
Las espinas hasta alcanzarla.
Corona de espinas.
Vallas coronadas de espinos.
Son los caminos del nuevo mundo caminos de escarnios.
El mesías era pescador.
Y del mar nos vienen hermanos para saciar su pobreza en nuestra demasía.
Mártires de las pateras.
Santos de ébano.
Vallamos el primer mundo.
Vallamos nuestro pan.
Para que el hambriento muera en nuestras puertas.
En el camino a nuestra egoísta gloria.
Las espinas hasta alcanzarla.
Corona de espinas.
Vallas coronadas de espinos.
Son los caminos del nuevo mundo caminos de escarnios.
El mesías era pescador.
Y del mar nos vienen hermanos para saciar su pobreza en nuestra demasía.
Mártires de las pateras.
Santos de ébano.
Vallamos el primer mundo.
Vallamos nuestro pan.
Para que el hambriento muera en nuestras puertas.
En el camino a nuestra egoísta gloria.
La luz del cirio
Procesiones de falsos.
Filas de bultos.
Corrobla de chismes.
De despellejadores de corderos.
Turba que solo ve el entorno que ilumina la luz de su cirio.
No es para vosotros un acto de fe.
Es un desfile, una fanfarria de majorettes.
Turbas de picones con infulas de brillantes.
Hoy lo procesionais.
Mañana lo escarnecéis.
Filas de bultos.
Corrobla de chismes.
De despellejadores de corderos.
Turba que solo ve el entorno que ilumina la luz de su cirio.
No es para vosotros un acto de fe.
Es un desfile, una fanfarria de majorettes.
Turbas de picones con infulas de brillantes.
Hoy lo procesionais.
Mañana lo escarnecéis.
viernes, 18 de abril de 2014
Como culpar a un todo
Es la turba un regato infecto.
Una marea de tábanos.
Aplauden veletas el viento más recio.
Arderá la mecha del cañón que contra ella misma apunta.
Inconsciente mar que en su misma crispación se ahoga.
Capaz de lamer con el amor de una jaculatoria.
Capaz de morder con la ferocidad de la orden de ataque.
Como culpar a un todo, si en el todo estamos todos.
Crímenes de turba que siempre quedan sin castigo.
Una marea de tábanos.
Aplauden veletas el viento más recio.
Arderá la mecha del cañón que contra ella misma apunta.
Inconsciente mar que en su misma crispación se ahoga.
Capaz de lamer con el amor de una jaculatoria.
Capaz de morder con la ferocidad de la orden de ataque.
Como culpar a un todo, si en el todo estamos todos.
Crímenes de turba que siempre quedan sin castigo.
Oasis de ensimismamiento
Abominable es el poder del dinero.
Abominable su servidumbre.
Abominables son las fortalezas que construye.
Oasis en el desierto de la necesidad.
Solo para algunos, solo para unos pocos.
Solo para los que la falta de escrúpulos y el ensimismamiento les permite estar allí.
Abominable su servidumbre.
Abominables son las fortalezas que construye.
Oasis en el desierto de la necesidad.
Solo para algunos, solo para unos pocos.
Solo para los que la falta de escrúpulos y el ensimismamiento les permite estar allí.
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