miércoles, 23 de abril de 2014

Cuando un tonto se aleja

Dejo que los tontos se acerquen a mi.
Dejo que me vampiricen.
Dejo que crean que son mis iguales.
Se confunden con mi dialogo fácil.
Con mi permanente bajar al umbral de su mundo.
Con lo llano que es mi camino de cumbre.
Y lo poco cansada que es mi pendiente.
Así llega el momento que airados se encaran.
Llega el momento en el que el viento de llano.
Los pierde y confunde. 
Y huyen pensando que las ideas se roban.
Que el talento se roba.
Que el brillo se roba.
Yo no meto a nadie en ninguna cama.
Yo no beso los sapos que algunos besan.
Yo nada pierdo si un tonto se aleja.......................

Los eternos periquitos

Café frío entre eternos periquitos.
Café amargo entre recuerdos que olvidan.
Café a oscuras en el cementerio de afectos.
No tiene ya el horizonte deseos.
Todo es estanca vitrina.
Remolino de retazos.
La cascara de las caricias.
Ella vive entre tinieblas.
Preservando de la mordiente luz los tesoros de su finiquitada vida.
Como sacarla de allí.
Como separarla de su expuesto camino por el mundo.
Como llevarla al frío pudridero del asilo.
Donde la fuercen a comer.
Obligándola a vivir un día más. 
En el extrañamiento de una sala blanca.
Sin el calor de sus rancias fotografías.
Sin el polvo amigo.
Sin las corrientes de su anciana casa.
Una casa grande como su corazón.
Una casa con sus mismos achaques.
Una casa que la vio nacer y quiere verla morir.

Capsula de provinciana gloria


Temo las mañanas grises que apagan mi espíritu.
Temo el circo y la fanfarria que enfervorece al simple.
Temo al ignorante con una vara de mando.
Temo el rió de la procesión.
Y el soterrado nido de viboras bajo el alba.
Y la fila de harpías ilustres que marca el paso.
Actos sociales para descargar la plúmbea atmósfera del diario malestar.
Sones que hacen que el sometido vuelva a saciarse de vanidad.
El fuego no siempre es purificador.
La lluvia no siempre lava.
Sin naves no se conquista el nuevo mundo.
Y con la protección del cíngulo de malditas piedras.
No se crece.
Nada cambia.
Nichos eternos.
Capsula de provinciana gloria.
Decorado para mil historias.
Historias de otros.
Campos sin campañas.
Castillos de opereta para la escenificación de foráneas batallas.



El amor da calor

El amor da calor.
Los besos dan fuerza.
Está mi valentía en la urdimbre de manos que me defienden.
Son los preciosos simbolos.
Es el abrigo de los preciosos.
Es la calzada de piedras muy romas.
Para que no me hiera si camino descalzo.
Hace el amor la vida fácil.
Hace la pasión la vida difícil.
Amor filial que me encumbra al cielo.
Pasional amor que me hace rodar por los suelos.


martes, 22 de abril de 2014

Maraña impenetrable de zarzas

Me enveneno en las rosaledas perdidas.
Me enveneno con las palabras perdidas.
Me flagelo con los episodios estancos.
Con su imposible revisión.
Con su maraña impenetrable de zarzas.
Me mato lentamente retorciendo besos.
Soñando el perdido galope de tu cuerpo con mi cuerpo.

Impone cautela la malignidad

Voraces dentelladas de odioso resentido.
Hambrea el rastrero los logros sudados del blanco de iras. 
Codicia la casa, la cama, la mesa.
Su suerte ni la trabaja, ni le complace.
Y el tormento le arrastra a la inclemencia de los celos.
Digno de pena y compasión, si no fuera por la cautela que impone su malignidad.

lunes, 21 de abril de 2014

La luz sucia

Desde la barrera veo el teatro de la notoriedad.
Personajes turbios bañados por la luz sucia.
Ni edificantes, ni modélicos.
Es la arena de hoy, sombrío albero.
Sin altura de miras.
Sin rubor ante el ruido.
Crueles nidos de ratas entre bambalinas.
Ya dudo de todo, ya no creo en nada.
Pregones de voceros de un asfixiante gobierno.

El altar de las hecatombes

El poder del temor.
El poder del miedo a sufrir.
Como inmoviliza el miedo.
Como atenaza el rechazo.
El nadar contra la corriente imperante.
Gobernantes de las galernas del terror.
Besos forzados.
Caricias a punta de pistola.
Sillares de falso amor. 
Sobre los que construyen el altar de las hecatombes.

El grueso de las veces enseñamos lo dientes para morder

¿Quien cree que puede pastar solo un cordero en la penillanura?
¿Pueden solos moverse los vulnerables en el campo abierto?
Sin la protección del armado pastor.
Es la tranquilidad un peldaño sudado.
Es un entente de fuerzas.
Solo se contrarresta la amenaza con la anticipada defensa.
Es demagogia barata o intención de favorecer al mal.
El proponer relajar las defensas.
Quien no preserva es avasallado.
Quien su poder no exhibe es invadido. 
Quien pudiera enseñar los dientes solo para reír.
El grueso de las veces los enseñamos para morder.
Como no vamos a pagar un ejercito las ovejas indefensas.
Como no vamos a tener guardianes del orden.
El universo tiende al caos.
Y el hombre por sus espurios intereses a esclavizar al hermano.
Tiene mi reino fronteras.
Tiene mi reino ejercito.
Y yo manso cordero no le temo.
Porque es mi mastín. 
Es amigo de mi pastor.
Solo temo a la jauría de lobos extranjeros.
Solo temo a la zorra delincuente.
Solo temo al ladrón de grano.
Solo temo al envidioso pirómano. 
Que quema por erostratismo mi valle y me priva de los verdes pastos.


domingo, 20 de abril de 2014

Amigos de parásitos, parásitos de vuestros amigos


Los amigos de las cloacas.
Apoyos para continuar en la cumbre.
Electas zorras, que se comportan como libidinosas zorras.
Relamidas en estética.
Rastreras en ética.
Caras bomboneras que guardan cagajones.
Sois escoria elevada al altar por el camino del engaño.
Si mentís a vuestras esposas. 
Como no nos vais a mentir a nosotros vuestros electores.
Amigos de parásitos, parásitos de vuestros amigos.............

Las ajadas camelias


Son alargadas las sombras de las torres de la ciudadela.
Tras los adarves ya nada se defiende.
Pesa amargo el reconocer nuestro sitio.
Consorte con suerte. 
Sin suerte y sin ser consorte.
No abre puertas siempre el fornicio.
No es tan rentable el sexo de oficio.
Hay tantos oficiales.
Hay tanto bello efebo ardiente.
Simultanear se cobra corceles.
El poder promete. 
Pero poder solo con poder se compromete.
Aburridos matrimonios de iguales.
Eriales de pasión.
Compañeros de camino a la más alta torre.
Parejas convenientes con las que no sacias el hambre.
Por eso existen las callejuelas.
Los barrios extramuros y  los arrabales.
Casas de zorras y bares de putos.
Llega lejos el eco de la fría y palaciega alcoba.
Llegan lejos los jadeos de sombra.
Llegan lejos las incumplidas promesas.
Llega lejos el llanto de las ajadas y abandonadas camelias. 

La brisa de sal

El mar lo trae todo a la orilla.
En ella esperaré paciente.
En los caminos del acantilado encontraré la fuerza.
Será mi raíz como la de la florecilla. 
Que en el muro vertical soporta el envite de la brisa de sal.

En dar la mano está la salvación

Hace romo el amor al canto silíceo más cortante.
Uno es culpable, no de abrir la puerta, si no de tolerar la estancia.
Lo que te hiere el corazón arrancalo y tíralo lejos.
Bañado en dulce entre en nuestras vidas el fraude.
Pero la matriz hiriente de plúmbeo veneno pronto aflora. 
Hace romo el amor a la espada sanguinaria.
Porque no mata la espada, mata la mano, mata el corazón.
Es vil el corazón enfermo, el corazón que parásita la desdicha.
Ábrele los ojos al ciego para que vea que con la sangre que bombea su motor.
No crece su felicidad sino una repulsiva sanguijuela.
No todo está en nuestra mano, está en las manos que el hermano nos tiende.
Por eso fíjate en las manos, que en dar la mano está la salvación.

sábado, 19 de abril de 2014

Las joyas de mi decepción

Sortijas de menosprecio.
Tormentos de brillos.
Trenes de placer pagados con gemas.
Son mis lagrimas los diamantes que luzco para que me envidien.
Solo ven, solo saben de mi última capa de brillante nácar.
Oriente de celos, odiada por los que no saben que mi amado enquista sus traiciones con las joyas de mi decepción.
Nadie sabe lo que no ve.
Nadie ve la lagrima humilde y humana con la que mi corazón ansia la paz del desnudo de brillos, pero vestido de besos.
Es un acto hipnótico el empalago de todos mis aderezos, trofeos de mis fraudes.
Pulseras de brillantes, de cabujones de aguamarina, berilos talla esmeralda, todo mi fulgor es el precio a mis bastardías. 

Uno muere a mitad del libro

Porque los padres pisotean los sueños de los hijos.
O sueñan obsesivamente con vivir en sus vidas.
Como si fuera una segunda oportunidad para desembarazarse del paladar de fracaso.
Cómica proyección que acaba en naufragio.
Estrangulan los progenitores al ángel que crearon.
Lo asfixian en el laberinto de las manos manipuladoras.
Del desprecio a la originalidad de sus gestos.
Al talento que surgió en ellos con la dirección propia de ser irrepetible.
Solo se vive una vez y en la vida del hijo uno muere a mitad del libro.