El caudal imperante

Si fuera por poder podría.
Si fuera por querer querría.
No solo es el ansia y la gallardía.
No solo son las ganas y la valía.
Es la calle, la vía.
Transitar entre gente, con sus ánimos y desánimos.
Con sus vítores y escarnios.
No se nada igual con el rió a favor.
Que nadando contra el animo imperante del caudal del río. 

Vivo en un duermevela

La belleza no entiende de colores.
Solo sabe que tiene que levantarse temprano.
Madrugar con el bullir de las ideas de los sueños.
Gemas que en los cuerpos bellos si no las materializas, solo duran el instante efímero del amanecer.
Rescoldos de tormenta que apagara la monótona realidad.
Quien escribe nunca despierta, nunca profundamente duerme.
Vive en un duermevela para presto en su cuaderno poder revivir y anotar.

Los trenes del amor

No hay amores indecentes.

Solo hay indecentes cegados por el amor.

El libre albedrío de los trenes del amor.

El calor de los rayos del alba

Busca el deseo el bello amanecer.
Sabedor de que este no repara en él.
Lo busca para comprarlo, única forma de poseerlo.
Fiesta de vanidades de senectud.
Fiebre que solo se aplaca en los charcos.
Nubla la razón la calentura.
El calor de los rayos del alba.
Belleza nívea que nadie tocó.
Alma mía recobra tu calma.
Que las campanas ya están doblando por ti.

Se nos rompió el amor

Ha flores que nacen marchitas.
Hay amores que nacen muertos.
Como podría retenerte, si soy incapaz de contenerte.
Como podría amarte, si soy incapaz de imaginarte.
Se nos rompió el amor sin haber llegado a usarlo.

Los fragmentos mienten

Los fragmentos mientes.
Los retazos mienten.
Las medias verdades mienten.
Se puede tirar del hilo y encontrar el todo.
Pero hasta entonces mienten.
Caras que esconden su cruz.
Trozos sanos de manzanas podridas.

Trascender esforzado

Uno no elije su existencia.
Uno si trabaja su trascendencia.
Sin sudor no hay nada.
Todo se construye arrastrando el pesado arado.
Que hace del terreno inculto un fértil prado.
Que no te ciegue mi brillo.
Que necesito que veas mi trascender esforzado.
Nada cae del cielo y en el caso de que cayera debe ser ahormado.

Esclavo sin salario

El dolor se ha clavado en mi corazón.
Certero dardo que me has lanzado tú.
Y que me desangre en la noche al sol que es vivir sin ti.
¿Dónde estará la puerta de mi redención?
Ya que esa puerta no eres tú.
Mirar y no ver es lo mismo que amar.
Solo veo por ti.
Solo me muevo por ti.
Y no quiero ver que tú no me ves.

El hilo rojo de la estafa

Chisporroteantes discursos salpicados de altas palabras.
Lluvia fina que adormece y promete estragos.
Si miráramos al sol sabríamos por donde avanza la sombra.
Todo está imbricado, todo está conectado.
No es el precipicio el futuro, es darse la vuelta y afrontan todo lo que hemos tropezado.
En tiempos de crisis no se afronta mudanza.
En tiempos de crisis se desanda el pasado imperfecto y se tira del hilo rojo de la estafa.

Con aire se aventa el trigo

Imágenes beatificas que tienen sombras alargadas.
Cipreses de cementerios que hunden sus raíces en el sustrato de cadáveres.
Caminar es herir, deshacerse de obstáculos.
Con el aire se aventa e trigo.
El crimen se espanta con el castigo.
No creo en los autocoronados.
No creo en los autonimbados.

La puerta de las zorras o las zorras ya salieron a la puerta

Resoplara la asmática con ahogos de majorette.
Cascaras de pipas tapizan la acera.
Vicio de sarasa, vicio de loros.
Rajar y darle al pico.
Que fina la patulea que se exhibe en la calle.
Cacareo de zorras, fulanas y cuervos con ínfulas de guacamayo.
Cortar, despellejar y atufar de hedores de alcantarilla el serano de la iniciada noche.

El orgullo

¿Qué era el orgullo?
Nunca mamo semejante idea.
Nunca fue una meta esa angulosa palabra.
Su vida eran sudados mendrugos de pan.
No tiene metas el que lo poco que tiene lo cambia para comer.
Si llovía sus talentos se mojaban con ella.
Si hacia frió se encogian como ella.
El orgullo no era tiritar, porque lo hubiera sabido hace tiempo.
El orgullo no camina por los arrabales y las empinadas cuestas de la marginalidad.
El orgullo no te permite vender inocencia a degenerados viejos que no se lavan sus manos sucias para manosearte.
Definitivamente no sabia de orgullo.
Solo sabia de coraje, el coraje de levantar se y un día nuevo salir a buscar.

Capotazos

Furia nueva en los rescoldos.
No hay mayor acicate que sentir el aliento de la muerte.
Fría mano en la nuca.
Avivados goces de entrepierna.
Capotazos a las Parcas que tienen ganas de cornear.

El que renuncia y se centra

Fíate del hombre que sublima, que renuncia y se centra.
Que concentrado en ti, no se dispersa.
Que elije y es consecuente.
Que mira a los lados para caminar contigo.
Desconfía del que mira demasiado a sus espaldas.
Del que en oficios raros se dispersa.
Del que se escusa para en ti no centrarse.
Del que sigue órbitas que no te tienen a ti como centro.
Del que a muy poco por ti renuncia.
Desconfía del que no te antepone.
Desconfía del que no te da lo que tu a él sin pedirlo regalas.

En el amor no hay poder que valga

Si poder tuviera.
Poder podría.
Más ansió poder.
Porque quien se empodera puede.
Y yo quiero y no puedo.
Porque mi faenar no permite.
El que yo tanto quiero.
Y no hace un poder que me permita.
Amarlo todo lo que quiero y no puedo.