viernes, 17 de octubre de 2014

Fragmentos envenenados

Los fragmentos de la manzana envenenada, envenenados están.
Manzanas de discordia.
Gobernantes de interés.
De intereses muy particulares.
El verbasco no solo envenena peces, a veces envenena al pescador.

Chisporroteo que en segundos se esfuma

Las palabras son un chisporroteo que en segundos se esfuma.
Duermen conmigo forzándome al desvelo.
Y cuando no las anoto se olvidan.
Sin papeles todo se pierde,
Lo que no está en un papel ya está perdido.
Lo que no se materializa no existe.

jueves, 16 de octubre de 2014

Jayán

Jayán de corazón pequeño.
De corazón de infante.
Hombreton de sentir aniñado.
No es bravura la grandeza.
No está la fiereza en la enormidad.
No nos hiere la montaña, si no la pequeña china al caminar.

Soy un hombre de fe en el Altísimo

Permíteme dudar.
Pisar con recelo por el camino dorado de tu optimismo.
Soy un hombre de fe.
Pero de fe en el Altísimo.
O en el Hombre con bolsillos de cristal.
Dudo de tanta lengua larga que se pasea airosa.
De tanta mano diestra que distrae, mientras sustrae la siniestra.
Como atonta la caja que no tiene nada de tonta.
Cuanto tonto cree en la chanza.
Que poco gracioso es este desmedido creer.

Un chorro de luz.

Excesivamente delgado y con un chorro de luz en la mirada.
La guerrera le sentaba como un corsé, se notaba que sabia caminar por mullidas alfombras y pisar los charcos de la calle. Tenia estilo, un extraño estilo que no buscaba los espontáneos instintos básicos.
Su voz olía a café, a voz despierta, a voz madrugadora y curtida en la carrera de obstáculos que es poner los sueños en pie.
Se veía que te podía convencer, se le veía difícil de convencer; De piñón fijo.
Tropezar con él no fue un acierto, fue un milagro, porque todo cambio a partir de ese momento.
Yo tenia las manos libres, libres de todo, manos libres de naufrago que en las rocas y haciendo pie suelta el madero que lo ha arrastrado a costa.
Y eso facilito la fuerza con la que me así a él. Me agarre a él como si volviera a naufragar y le necesitara para no zozobrar. Un diamante es para siempre y eso hice, conseguir la férrea alianza que es el vinculo del anular.
No fue difícil, vino rodado por mi permeabilidad, por una empatía inusitada que por nueva en mi me hizo ser una replica de él. Una replica de sus anhelos, de su proyección de amor.
Ser amado así fascina, colma y colmata todas las llagas anteriores, hasta el punto casi de olvidar que he sufrido, que un día sufrí.
Por eso te digo, desde mi hoy, que camines con las manos libres de pesares, para poder coger al hombre cuya mirada tiene un chorro de luz para ti.

Más allá del mar

Alimentada en secreto está la esperanza.
Anhelo que no encuentra el viento a favor.
Mandria que con la bebida se envalentona.
Fanfarrón de amores escondidos y erróneos.
En las barras persigue la mano ruda.
La mano curtida en el tensar maromas.
La mano diestra en nudos marineros.
La mano del sexo de camarada.
El sexo en alta mar.
Sin caricias, sin besos.
Solo ásperas arremetidas de enclaustrada impunidad.
Persigue en los rudos alcoholes la mano negada.
La mano que solo puede asir en la curda indecente.
La mano que como él, reniega de si misma si no hay tempestad. 
Secretos de letrina y calle trasera.
Secretos de oscura urgencia.
Secretos de oleaje y crispada mar.
Secretos que no saben articular una existencia más allá del mar.

La corteza

La corteza que uno crea para defenderse del dolor.
También nos insensibiliza a la caricia.
Somos lo que salvamos de los naufragios.
Solo somos lo que queda en píe tras el tifón.

Las enjalbegadas

Las enjalbegadas cochineras.
Cubiles de sórdidos bichos.
Alacranes de infamia.
Caterva de ruidos, voces y soeces esputos.
Que lejos queda la gloria del abandonado barrio.
Donde la majorette, guarra vestida de domingo.
Entre aspavientos va a recibir el viatico del Santísimo.
Algarabía, nubarrón de envidias.
Buitres ociosos asomados a las ventanas.
Difusoras de sarcasmos.
Aventadoras de dramas.
Pecadoras empedernidas.
Cueva de pajarucos pecadores.
Solo os queda la iglesia y sus primeras filas.
Dios no os discrimina, se diría que está ajeno a vuestra maldad.
Es la caridad un prado que no tiene cerca.
Y esa falta de defensa la conoce muy bien la familia de las ofensas.

miércoles, 15 de octubre de 2014

La política y sus tahúres

Cuando se tropieza en la gloria se cae directamente al lodo.
Traspiés de poder.
Traspiés abusando del poder.
Abusos de la camarilla de amigos.
Abusos de los silencios comprados.
El poder y su compadreo.
La política y sus tahúres.
La estela de robos que deja la corte del gran ladrón.

Regocijo

Es dulce el sabor de la sangre cobrada.
De la sangre derramada en el cobro de la afrenta.
Dulcemente cae caliente al frío suelo.
Y se acalora en el regocijo.
El dolor de mi justo enojo.

Territorial

Soy un animal con una exacerbada territorialidad.
Celoso de lo mío.
Celoso de mis logros.
Caro me ha costando el terreno ganado al iracundo mar. 
Muy caro y solo muy caro estoy dispuesto a vender.
No subestimes mi control.
No pienses que distraigo nada de lo que controlo.

En balde

Nada es en balde.
Hasta la más nimia pieza juega su papel en el puzzle.
Hay pequeñas letras determinantes en el sentido de la frase.
Cuando todo está, solo se nota la imperceptible ausencia.
Por una oveja se pierden imperios.
Si no se da el último paso no está coronada la cumbre.
Pueblo que sustenta lo elevado.
Elevado que se encumbra sobre un pueblo.
El paño que tiene un remiendo ya no es un paño nuevo.

Razias

Imágenes de ausentes,
Imágenes de olvidados.
Seres sin nombre.
De baúles perdidos.
De fortunas rapiñadas.
Victimas de las razias del desamor.
Bellezas que muerde el polvo y el virado amarillento.
De una intemperie sin afectos.

Poco rencor

Quien llama a mi pecho, lo hace porque sabe que está abierto.
Buena memoria y poco rencor.
Poco rencor para negar.
Abrir y hacer pasar no es volver a tropezar. 

Llueve

Llueve, con el ansia de un cielo que se derrumba.
De un pantano que se ha quedado sin dique.
Llueve, con el dolor de una madre desconsolada.
Se acorta el mundo en el denso velo de lagrimas.
En la espesura del llanto del Altísimo.
Llueve, con furia de pesar contenido.
Llueve, hoy solo llueve.
Acosando al séquito de paraguas del entierro.
Llueve, entre campanas que doblan y un cura que con su capa pluvial se moja.
Llueve, mientras el miserere inunda el empapado aire.
No para de llover, mientras el hisopo rocía con agua bendita. la lluvia torrencial que no cesa.