Ahogado por la insensatez y la ramplona codicia de los próceres salvapátrias que nos lo querían vender.
Sorprenden las espasmódicas contracciones de sus gimiqueos.
El cadáver exquisito que es su programa, ente construido con miembros amputados de los regímenes del fracaso.
Cuartillas revisables, cuartillas que no van a seguir, renglones de obtusa confusión estalinista, trotskista, totalitaria y con aire de timo piramidal.
Creer sin ver, confiar para cualquier cosa ver, apostar para perder lo apostado e involucionar.
Podremos soportar está tragedia o después de probarla nos quedaremos con ganas de más.