Siento la nula claridad.
Siento tumultos de conveniencia.
Enrededos para justificar la nula claridad de las cuentas.
Es el sino del hoyo, del paralizado mundo que en el habita.
Del paralizador narcótico que riega el bello valle.
Todo comprado, todo atado, todo en redes de favores anquilosado.
Cabezas de listas, listos que se ponen a la cabeza.
Futuro descabezado por el nuciente interés de una usurera y desinstruida parte.
Tarascones con moño, miserables que con calderilla hacen caridad.
Clara vulgaridad que choricea por cualquier parte.
No temo al pobre, temo al que siendo rico se vende travestido de miseria a los pobres.
Mercaderes del cuajo, de la cabra y la escalera, de la otra acera, barbilampiños que en la chocolatada se apiñan.
Todo es riña, todo es tiña, todo es mar de pirañas, todo es lucha entre rastreras y envalentonadas alimañas.
Parece que nada se ha movido, que los mismos caciques continúan en el mismo sitio.
Sorprende ver que el que se enjuaga la boca con la pobreza se acuesta con la riqueza.
Circo donde el necesitado se lleva la peor parte, porque los sociolistos de toda la vida, que solo quieren al pobre para con unas migajas comprarle el voto, solo se arriman al que tizna para la foto de campaña.
Triste y muy cierto que con descaro se mire a la cara al que se traiciona, al que durante treinta años se ha abandonado, al que se le ha robado el futuro, porque su futuro no interesa, porque el que piensa no vota al ladrón, y no tapa la estafa que es encumbrar a lo peor.
De lontananza arriba mucho tarascón.
Mucha fea y mal encarada mujer.
Caprichos caros de allende los mares.
Sin éxito y sin gracia la calva fabrica ponzoñosos quesos.
Sino de acres leches y vientre estéril.
Vale bien poco lo que no vale nada.
Rinde bien poco lo que no rinde nada.
Recluida fulana que pasa hambre atroz de fulano.
En los nuevos tiempo arrimándose a los nuevos caciques.
Para vosotros el arte es una pedrera.
Y vosotros para el arte sois un pedregal.
De lejos llegó la arrendataria que de ningún cortijo fue señora.
Que nunca tuvo hacienda aunque cacareo ser una hacendada.
Rosas mustias que huelen a cuajo, que huelen a fermentado y a papo muy agrio.
No nos cambia la vida por abandonar un bello nombre.
No somos libres por deshacernos de un pasado que aun abandonado nos lastra y condiciona.
Atormenta sentir como no queremos sentir, sentirnos mecidos por las furias de los deseos.
Por los nublados del almas, por los días crueles que garabatearon en lo más íntimo de nuestra piel que somos carne de patíbulo para esta cainita sociedad.
No cambian nuestros sueños porque escondamos nuestras caricias.
Ni siquiera siendo anónimos seres dejamos de ser envidiados.
No es nada dorada la sarna que devora al inferior, al que en fanfarria falaz cacarea grandezas.
Nada se abandona, de nada uno se desata porque hasta en el más lejano confín siempre habrá alguien que nos espete nuestra bella desgracia.
No riegues a la bestia porque crecerá.
No le des ventaja porque te sobrepasará.
Pasa por alto sus faltas y sus faltas te apisonarán.
No somos conscientes hasta que el zarpazo nos hace perder la conciencia.
Débiles de carácter para atajar.
Mucho más débiles cuando ya nos han dado el primer tajo.
Toleramos tanto al intolerante que somos victimas educadas de su intolerancia.
Me llena la luz los ojos de telarañas.
Finísimos hilos que tejen velos de molicie.
Finas manos que por las noches destejen.
Me duermo rendido al sol.
Me rinde su fulgor.
Me rindo al calor.
Que alivio despojándome de los tejidos del invierno.
Desnudo me vela la furia del renacido sol.
Desnudo me baña el almíbar dulce de su picor.
No solo soy valentía.
También soy cobardía, cautela y recelo.
Soy temor.
Porque el temor salvaguarda.
Porque el temor las estrategias del osado desbarata.
Porque el temor es prudencia.
Y sin prudencia no hay victoria que valga.
Valgo más por lo que temo, que por mi bravura.
Valgo más por manso paciente.
Manso que espera dar la mortal cornada.
Cerca de ti está el que te teme.
Cerca de ti está el que la herida mortal te profiere.
Me levanto en blanco.
Con el sol en la frente.
Y sintiendo la desazón de las mimosas.
Sintiendo el aleteo de las arribadas sementeras.
Me levanto lamiéndome las llagas de los malos sueños.
Me despierto triste pero preñado de empeño.
Días de sol estremecedor que evapora la exigua humedad de las macetas.
Días de confuso marzo y confundidos robles.
Todo ya esta en floración, pero aun no ha llegado la florida primavera.
Todo despierta hambriento de sol.
El sol con su calor todo lo despierta.
Cuando marzo mayea.
Mayo marcea.
Estoy sin estado, no tengo estado ninguno.
Seré liquido, solido, gaseoso, seré lo que me pida el que me quiera contener.
Seré lo que desee el que me quiera amar.
Seré liquida caricia, solida fortaleza, etérea belleza, seré solo para complacer.
Solo para retener, solo para dejarme asir.
Seré solo ser de amor, estado febril del alma, que se doma para ser todo lo que le pide el amado.
En ti me contendré, a tu bello contenido envolveré.
Se enzarza el recreo, se enzarza el patio, se enzarza uno, porque no se puede estar en este trajin en la inactiva calma.
Ventarrón de promesas que hincha velas, que mañana con la estéril preñez, virulentamente reventarán.
Olas de cólera, olas de ira, bravura de revanchismo, de ejercito de cizaña que quiere asolar con el trigo.
Pero sin trigo no hay mañana y con el gandul se arriba al poder, prometiendole remunerada molicie, pero no se construye orden porque el sin oficio es desorden.
Buscáis revertir el sistema, pero solo para ocupar la poltrona del sistema que solo en apariencia vais a derrocar, deseando el fruto de su sudor, deseando su fruto sin sudar.
La belleza no es una fina labor que se hace hondear para que la muerda el sol.
No es una delicada seda que se permite que la manosee cualquiera.
No es un perfume para que se embriague el vulgo.
No hay escondites seguros.
No hay nada seguro.
Y nada nos asegura una tranquila y larga existencia.
No nos podemos esconder del destino.
No nos podemos esconder de la vida.
El tiempo nos abrasa aun estando guarecidos.
El tiempo nos desguarnece para que quedemos desprotegidos.
Lejos de las sucias manos que todo lo manosean.
Lejos que no a salvo del manoseo.
A salvo sin existencia.
Sin existencia para estar a salvo.
Vivir para no sobresalir con un muy bajo perfil.
Dilacera la dilación.
La espera en la heladora intemperie.
Sin atrición no hay perdón.
Sin acción que ataje el mal, el mal se hace infinito.
Y nuestra mortal vida es finita.
Y nuestra paciencia quebrantable.
El inocente amor busca el placer.
Busca el placer, en deslizar por el rostro del amado, las yemas de los dedos.
Y leer en su suavidad, que está cautivo, de la ceguera de amor.
Amar con las manos.
Amar con los mimos.
Mimar con las yemas.
Desear, pero postergar el sexo enturbiador.
"La estabilidad se basa en mantener a raya a la invasiva inestabilidad."
Yoransel de Omatog
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