Me llena la luz los ojos de telarañas.
Finísimos hilos que tejen velos de molicie.
Finas manos que por las noches destejen.
Me duermo rendido al sol.
Me rinde su fulgor.
Me rindo al calor.
Que alivio despojándome de los tejidos del invierno.
Desnudo me vela la furia del renacido sol.
Desnudo me baña el almíbar dulce de su picor.
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