Que calamitosa es la llovizna y su plúmbeo aroma.
Se achica el sosiego, se hace angosto el valle.
Brota la parra entre mohos de deshilachado invierno.
Entre hijos que no han visto la benevolencia del padre.
Entumecido tras las rejas, tras los cristales.
Atado por el calor de las brasas veo llover.
Veo como la vida bebe del llanto para florecer de nuevo.
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