Mi mano sabe querer, consentir y mimar.
Mi mano sabe de muerdos. de muerdos de desagradecidos.
Sabe tanto mi mano que no quiere dejar de pensar que al desagradecido a base de caricias se le puede cambiar.
Mano generosa de destrezas, que se guarda de los zarpazos de la siniestra.
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