Hablamos por los demás con excesiva gratuidad.
Criticamos las obras de otros con gratuita envidia cainita.
Somos burdos expertos en traspiés ajenos.
Y sin embargo a pesar de lo próximo de nuestros traspiés, no los vemos.
Todo puede estar mal, pero para el envidioso necio, nada está bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario