jueves, 29 de junio de 2017
Ahogos de confaloniero
Peso placentero, presión salvífica, ahogos de confaloniero.
Todos los estandartes tienen su peso y los pendones su arrastre.
Nada es fácil, y con frecuencia el camino más difícil es el más fácil.
Estrecheces derivadas de la holgura.
Bonanza que nos endeuda, generando mil angosturas.
Brillos que repentinamente se orinan.
Transparencias que en un abrir y cerrar de ojos se opacan.
Pacatos entorno a la mesa, sentado frente a los pacatos.
Somos lo que parecemos, somos el fallido intento de aparentar.
Alta gradación etílica en los eruptos de los papos agrios.
Beoda es la envidia, y toda su corte de chancros.
miércoles, 28 de junio de 2017
Doblegada voluntad
Siervo fiel de la suavidad.
Del fuego de la esclavitud.
Del torrente de caricias de acero.
Soy ardiente y doblegada voluntad.
Amor de senderos torcidos.
De la sombra de la higuera y sus manjares.
De la intensa luz en mi noche de tinieblas.
En un soplo todo se apaga y esfuma.
Y llega mi tormenta y mi lacerante llaga.
Preso del hilo invisible que es quererte y retenerte.
Augures
Se soporta mal ver tanta prosperidad en manos de quien no la merece, en manos de quien no la valora, en manos de quien no la explota y la explora.
Los augures leerán en las entrañas aún palpitantes, el futuro incierto de esta humanidad autocomplaciente.
No se mima al cáncer que roe tus entrañas, se extirpa, y como se hace con la mano pecadora, se tira lejos. Más vale vivir manco en el entente que es nuestro paraíso, que entrar ileso en el anarquista infierno.
domingo, 25 de junio de 2017
Sobre la verdad y el relativismo
Son las grandes verdades heridas abiertas, llagas de infructuoso debate, y son demasiados los que las cuestionan permanentemente.
Nosotros mudamos, somos devenir constante, pero las certezas no.
La verdad nos supera y trasciende existencias, y no necesita de nuestro beneplácito para existir.
La verdad es manoseada por muchos y abrazada por muy pocos. Está al margen del comercio y del prostibulario interés.
La verdad cursa tranquila como río que lame y lamiendo hiere, haciéndose un cómodo por el que transcurrir.
La verdad puede ser embalsada, pero más temprano que tarde se tiene que aliviar.
La verdad no se ahorma, aunque alguno de nosotros pensamos que la podamos ahormar a nuestra guerra propia, a nuestros fines excluyentes.
La verdad sobrevive a las agitaciones y contiendas y aun sin estar escrita, es.
No es saludable contradecirla y entrar en el autoengaño que es el único modo de aplacarla en nuestro interior.
Lo que no se consigue loablemente, se disfruta con turbiedad y ese turbio disfrute nos recuerda el empréstito que hemos adquirido con la estafa.
Las Pitipuris
En la misa de las 7 de la mañana, no había casi nadie. La voz del Cardenal Verdugo reverberaba potente. La prédica hoy versaba sobre la relajada moral de la ciudad, sobre los barrios y arrabales que sólo llamaban a la puerta del Señor en las tormentas. Decía con su vozarrón viril, mientras amenazaba con su índice, Dios conoce nuestros pensamientos, espía nuestros sueños, a Dios no se le puede mentir, por eso es tan importante desnudarse ante su representante en este mundo, ante vuestro confesor, él con vuestra sinceridad puede domar los vicios, y hacer de vosotros árboles rectos. Hermanos debemos ser ejemplo en esta ciudad de relajada moral.
El órgano catedralicio inundaba las tracerías góticas de aquella Iglesia grande de bienes muebles barrocos.
En las primeras filas estaban las enlutadas hermanas Pitipuri, Herminia Pía, Rita Iginia y Tomasa Manuela. Ellas eran referente de decoro y castidad, amén de ser las más despiadadas desolladoras de corderos, eran unas alcahuetas crueles que corrían todas las casas de bien del barrio antiguo, regando o segando trayectorias, mientras gorroneaban pastas y té.
Las Parcas de Arrianápolis
Las Parcas no eran bien recibidas en casa del Gobernador, Piluca nunca las vio con buenos ojos, por eso las llamaba así. Las hermanas Pitipuri eran tres cuervos que sabían de velorios, de infidelidades, de desgracias, de apuros económicos, de empréstitos y deudas. A las tres arpías ningún drama se les escapaba y todos los aventaban, entre aspavientos y resoplidos de búfalas envidiosas, en las casas de postín que las consideraban el correo de las maledicencias de Arrianápolis. Ciudad que no estaba sobrada de bufones, pero si de bufonadas. El indigno oficio de criticar lo heredaron de su madre que tras caer en desgracia como partera de damas de alta cuna, buscó su hueco en ser alcahueta en las cocinas de los ricos, y así agenciarse el pan. Su morbosidad y su gracejo hicieron el resto. Y paso de pregonar en las cocinas al servicio de las casas bien o contar sabrosas calamidades en los salones a las desoficiadas y aburridas damas de las familias principales.
Ceferina la Pitipuri como la llamaban, dejó de ser partera o comadrona tras la muerte del hijo y la esposa del Regidor Perpetuo de Arrianápolis, el viudo Regidor le prohibió ejercer el oficio, culpandola de ambas muertes y a punto estuvo de terminal en la cárcel, si no llega a ser por la intercesión de la Madre Superiora del Convento de Pías.
Mariana Salcedo y el recién nacido Crispin murieron porque la madre era una niña de 16 años que no tuvo ni la fuerza, ni el cuerpo para poder soportar el parto del primogénito del regidor y murió desangrada entre sábanas bordadas y bajo el regio dosel del tálamo imperial del Palacio de Mediodía.
Así Ceferina hizo de la desgracia virtud y se comenzó a buscar el pan alcahueteando desmanes y aventuras al calor de los fogones donde se cocinaban los manjares de las casas principales.
sábado, 24 de junio de 2017
Salvapatrias sin reino
No tengo tribuna, tengo firmamento.
Sé como exasperar y con astucia exaspero.
Desmonto patrañas de salvapatrias sin reino.
De macilentos serpollos que buscar triunfar asesinando viejos.
Oleaje de martingalas y de árboles nuevos,
que arderán en los infiernos de los fuegos venideros.
El llanto del águila
Suaviza mis penas el sol que nace, el celeste agapanto, el llanto del águila.
Me atrae la tierra con fuerza de plomo.
Vasallo inmisericorde que solo en la adversidad, busca cambiar de Reina.
Dulcísima modestia, que lejos habitas.
Herido de soberbia afrento tropeles y me desgasto y me vuelvo romo, de tanto segar cizaña.
Ciega es la borrasca del imprudente, su cólera pueril que infecta infantes.
La diligencia es mi oficio, el oficio que riega mi hambre.
Obráis con tan poca fineza, que quemáis el monte con vuestra basteza.
Vivo muriendo, para evitar las desgracias de lo venidero.
Los pomposos andrajos
Lo que más abulta, da poca claridad.
Pomposos andrajos que viste el bufón.
Pira de martingalas.
Alfeñique mamporrero que por cuartos apunta maneras.
Son las formas del sobrado, del curtido en años y en mañas.
Víbora mil veces descamisada.
Cuarteles de trastienda donde se urde el golpe.
Señoritos sin señorío y que no tienen ya hacienda.
Sueños de rémoras, de teselas que son fondo y en cualquier trama encajan.
Nadar
"Cuando no nadamos juntos, nos ahogamos por separado.
Destinos de fracaso o predestinados para el éxito.
Esa es la unión, la que hace la fuerza."
Yoransel de Omatog
La meandrinosa suerte
"Cuando somos jóvenes, rabiosamente jóvenes, puerilmente impulsivos, no sabemos cuán meandrinosa será nuestra suerte, no sabemos en qué recodo nos asaltará la Parca, no conocemos aún los someros charcos de gloria, en los que la vida nos dejará efímeramente gozar."
Irsia Carolain Sprimbol
Edifiqué sin ostentación
Son muy frágiles las palabras que contienen verdad.
Son de cristal finísimo los lagos habitados por lo cierto.
Los vocablos inoportunos asedian la razón.
Metralla adornadas de bagatelas.
Fogonazo de pirotecnia es la falsedad.
Más la alegría de transitar el río de lo cierto no se abate.
Es una alegría sola, sin cólera, sin desaliento.
Torre de acero que nunca derribará el embaucador viento.
Amar sin falsas apariencias nos hace nobles.
Nos yergue en el desolado páramo.
Así es como espero, sosegado y sin sesgo.
Miel de esclavo del corazón recto.
Llevó el madero labrado que es perseguir el ardor.
Espíritu austero de niveas plumas.
Alado mensajero que no me nubla.
No tiene nada de malo luchar solo, si de razón estás herido.
viernes, 23 de junio de 2017
Pastores
Dicen que los pastores huelen a sebo,
pastorcillo es el mio y huele a romero.
Sólo el corazón capta matices,
el aroma del amado que en su riqueza no nos redime.
Dicen que los pastores huelen a lana,
pastorcillo es el mio y huele a retama.
Sólo el corazón con la pasión se hiere,
con el arrullo de tierra que por ti muere.
Sirve mi cuerpo entero en una batalla.
en el oficio abnegado de besar tu talla.
Dicen que sólo hiede quien no es amado,
por eso al que yo quiero huele a deseado.
Cadena de orden
En el alto roble, en el nido de las águilas.
Se otea la tragedia desde las cimas.
Son los nuevos moradores los que traen la peste.
Los que con sus barracas de feriantes descabalan el orden.
Los que alteran la cadena de las presas.
Los que invaden y esquilman un paisaje que no es suyo.
Una tierra que estaba allí, antes que ellos, con sus sabios y primigenios moradores.
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