sábado, 8 de julio de 2017
Piluca
Sentada en la galería de emplomados y multicolores cristales hacía solitarios Piluca, la sombra de la araucaria iba avanzando como las horas en un reloj y en las mesas limones con clavo para ahuyentar las moscas.
La Gobernadora se desahogaba en las cábalas de las cartas, en un azar que favorecía o dificultaba el éxito.
Le martilleaban las sienes las palabras de Remedios, la premonición que brotaba de leer unas manchas de humedad que habían salido en el salón. Se encadenarán las desgracias, el cuerpo frágil colgará como un péndulo hasta que se separe la cabeza del tronco y deje de marcar los días, que serán años, los años que vivirá el Gobernador.
Remedios Tomé
Remedios Tomé, era una iluminada, era una sensitiva, era una joven que vivía en el más allá de Arrianápolis, era una disputada médium que lo mismo leía manchas, que los posos del café, o tiraba los cauris o te predecía el futuro con su manoseado tarot. Remedios, hablaba desde muy chinija con los muertos y a través de los trances que la poseían, comunicaba a las familias las últimas voluntades del finado, así como los asuntos que habían dejado pendientes y les impedían descansar en paz.
Remedios, vivía en el Barrio intramuros de San José. Era el barrio de los pobres de siempre, el barrio donde vivía el servicio de los palacios y casonas de la ciudadela, donde vivían los de los oficios antiguos, antes de que el crecimiento desbordada los barrancos y crecieran los nuevos asentamientos de los arenales y de los huertos del oeste, donde hoy están los palacetes de los nuevos ricos y sus amplios jardines. Vivía en una casa de tres plantas, de la familia Cambrelen, vivía a cambio de leerles las humedades y el caliche del patio de la casona que tenían en la plaza de San Fermín, a través de esas humedades hablaba Águeda de Cambrelen, madre de Aurorita y Peregrina Lemos que no tomaban ninguna decisión sin oír por boca de Remedios, las órdenes de su madre desde el más allá.
La Cala de los Canguejos
Otro nuevo sol brotaba del firmamento de mar. En la Cala de los Cangrejeros ya no se paseaban las Parcas, había sido otro aviso más, este más directo y helador que los anteriores, pero seguro que sería igual de desoído, Argimiro entumecido, tras tres días con sus noches bebiendo sólo un poco de agua y sorbiendo algunos bígaros para poder luchar contra la inanición de estar postrado, volvía del letargo. El sol se filtraba por las palmas de la caseta y calentaba la humedad de sudor y sal del cuerpo macilento del viejo pescador.
Otro día le regalaba la Virgen del Carmen, a ella se encomendaba en los malos tragos y a ella tenía que agradecer está nueva salvación.
No fue rápido incorporarse, salir del hoyo del camastro, ponerse en pie y salir a la rojiza luz del amanecer. Se acercó Argimiro a la orilla y se lavó la cara, las manos, las axilas con el agua que rompía espumosa en las porosas y negras lavas. Se lavó y despertó otra vez a la realidad de su vida de escaseces y soledad.
El hierro de lo hermoso
Las reses perfectas son bellisimas.
Reses marcadas con el hierro de lo hermoso.
Nombradas por su brillante talla.
Gemas raras en un mundo aborregado.
Pulidos cantos de suavidad y destellos.
Apetecibles premios.
La belleza no gana la guerra.
Pero es rapiñada si se pierde.
Y disfruta, si todo se confabula, el botín del éxito.
Karar Nushi
La belleza duele,
la belleza abre puertas,
pero también abre la puerta del infierno,
la puerta de la envidia,
de los celos.
En la belleza está el placer,
está el gozo,
en su tersura anida el amor,
pero de igual modo enraiza el desasosiego
y el estigma de la incomprensión.
La belleza es caduca,
es histriónica,
es distante.
Mariposas llamativas,
que revolotean inconscientes
en los zarzales
donde habita el alacrán.
viernes, 7 de julio de 2017
Silvar
Ser, sin tenerte, es devastador.
Siesta de opiáceos, que no frena la inevitable vigilia.
Si yo no creyera en ti, no me acariciaría tu mano.
Silva el viento, con el verbo infinito del placer de la carne.
Devastador
Me gustaría habitar el infierno que habitas tú.
Morir con tu muerte.
Acariciar el infortunio sin llorar por ti.
Llamas en el pecho
Camino con el sol dentro.
Con las entrañas alumbradas.
Con mil luciérnagas latiendo en mi pecho.
Con la cárcel torácica abierta en canal.
La bella reticula
La belleza sigue parámetros aprendidos.
Son alambicados los procesos para conseguir belleza.
Estándares malditos que generan fieras.
Colores de guerra con los que nuestra piel sueña.
Sonreír en la desdicha ofende
No hay nada más contaminante, que la profanación del silencio por parte de las palabras mezquinas.
Banderas de polución que incendiarias ondean en el aire.
Hiere la claridad las arteras mañas del arrebatado de infierno.
Sin suavidad y sin dulzura labra el arador de la sarna.
Pupilo de Belcebú, que se nutre regando aflicciones.
En los márgenes del camino del prudente, se embosca la envidia del criminal.
Sonreír en la desdicha al malhechor ofende.
EL PERIODISMO TIENE SESGO, TIENE COLOR
No se puede hablar de derechos generales, cuando hablamos de derechos exclusivos, particulares y excluyentes. Nos venden humo cuando nos hablan de derecho de expresión y en ese derecho sólo defendemos y amparamos el derecho de expresión del correligionario, del afin, de nuestro vocero.
Tristeza y gran malestar genera, ver cómo se suman a la defensa de este mal llamado derecho excluyente y cercenador, hasta los periodistas, los generadores de noticias, de noticias sesgadas y coloreadas por las siglas del bando, por el que el falso periodista toma partido.
Lo noticiable no tiene color, pero la noticia de modo pernicioso si lo tiene.
El respeto al igual es muy fácil, donde se mide realmente nuestro talante democrático es en el respeto al diferente, en el respeto a su opinión y a las noticias que sobre esta corriente se generen.
Las sociedades no son monolíticas y asumir esa diversidad en el ser, creer, sentir y pensar, es la que nos hace tomar conciencia de que comunicar noticias, no es generar soflamas, y arrimar lo que acontece a las siglas de nuestra sardina.
Claro nos debe quedar, que la única manera de evitar nuestro sesgo informativo, es tomar conciencia de que lo tenemos, porque si no tomamos esa conciencia, seguiremos siendo voceros o cohorte de periodistas que le hacen la corte al régimen.
jueves, 6 de julio de 2017
FÁCIL VER EL COHECHO AJENO Y NO VER EL PROPIO.
Se nos va, con tanta facilidad la mano al dinero fácil, al dinero ajeno, al dinero de la caja de todos. Es tan fácil ver el cohecho ajeno y no ver el propio. Es tan fácil delinquir y no ser conscientes.
Tantos años en el poder generan demasiadas sombras, generan regímenes sombríos, de voluntades compradas con vulgares migajas, pecata minuta para cerrar bocas de voceros.
Cohecho nada pasivo, porque favor con favor se paga, nada cae del cielo gratis. "Quien regala bien vende, y quien recibe lo entiende", así se expresa el pueblo, y el pueblo es muy sabio y de favores sabe mucho.
Buscamos entramados de corrupción en las alturas, cuando esos entramados se cimentan en lo próximo, en la administración de proximidad, en el sobre que nos da el prójimo.
Son favores que hacemos desde casa, favores pagados con el dinero de la casa de todos, que nos cuestan muy poco, pero que rentan muy mucho.
Pequeños y malévolos Sátrapas de provincias, que se dejan regar por su corte, y que riegan a su cohorte con el sudor de todos, incluido el sudor de los que no son regalados, pero si son exprimidos. Extraño todo, dividido en agasajadas y discriminadas parte.
Un sudor recaudado para crear bienestar, un extraño bienestar social, que sinembargo se centra en abonar sólo a nuestra correligionaria casta.
Y ese riego genera omertá, mafiosa omertá, silencio en el que el vacío hiere, estigmatiza, excomulga.Y quién puede luchar o nadar contra corriente, pues muy pocos. Pero esos pocos existen, haberlos haylos y esos, los osados, los sin arraigo, los que nada temen, los que fácilmente mudan de lugar pero no de alma, y tienen seguro que lo que nunca perderán es su integridad, esos son los valientes, ellos son los que hasta la extenuación nadan y remontan el río, hasta primigenia ponzoñosa fuente, hasta el origen del dolo, hasta la primera corruptela que originó la cadena del hedor, hasta la primera manzana podrida, que todo lo pudrió.
Pero la verdad y la claridad que son escasas y muy pacientes, siempre llegan y cuando llegan, son abrasiva escorrentía que desentierra todo ilícito, toda malversación, toda nuciente prevaricación.
Horizonte sin metástasis
Lector empedernido de renglones sin futuros, de esos que nunca defraudan.
Horizontes abiertos sin metástasis.
Magenes donde nada habita y aún menos el olvido.
Somos la exageración con la que nos censuramos.
Somos el pantano de miedos donde naufraga nuestra cordura.
Somos una cuerdo misericordioso entre el gozo y el drama.
Verbos de riada, de balsa que está cansada de estar siempre anegada.
Contengo tanto, que no soy nada contenido.
Soy la negación de lo que no tengo prohibido.
miércoles, 5 de julio de 2017
Curiosidad tranquila
Ciérrame la puerta y avivarás mis deseos de entrar.
Mi norte es lo escondido.
Las misivas sin leer.
Tus tormentos escondidos bajo siete llaves.
Soy tesón que da con la clave.
Soy el que subestimastes y hoy, y ahora se ríe de ti.
La insultante verdad
La verdad ofende porque es insultante, es soberbia, es arrogante.
El que se viste de verdad, nada teme, de nada se espanta.
La verdad es incontestable, y cursa como riada que desenmascara lobos enharinados.
Defensores del decoro, que son pacotilla orinada.
Defensores de la ley, que la ley incumplen.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)