sábado, 7 de octubre de 2017

Vivir viviendo, morir viviendo


Hay noches que se me acerca al oído el terremoto del invierno.
Se me acerca la muerte y me susurra, como todo desaparece.
La vida es una carretera sin retorno, sin paradas, paisajes que desfilan, paisajes de incendio.
Vivimos tiempos de Neptuno, tiempos caníbales, devoramos privilegios, derechos cercenados a los más débiles.
Nunca hemos sido iguales, nunca seremos iguales, sólo en la muerte dormiremos el mismo sueño.
¿Qué es existir? Es sólo buscar comida, es una condena a vivir comiendo, necesitar, tener sed.
No somos valientes y seguimos caminando, vivimos viviendo.
Profundo cañón, que creó el tránsito, andar los caminos andados, dormir para seguir andando.
No quiero hacerlo, pero una inercia indómita me manda, y continuo buscando la verdad y viviendo.
Quererse es vivir muy lento, cuidarse es morir muy lento.

Tres cuartas partes son CATALANES silentes


La independencia que nunca existió, anhelo que una y otra vez la división intestina frustra. Batalla de banderas de división, batalla de banderas para dividir, batallas que gana siempre la unión.
Es muy fácil hablar en nombre del todo, cuando a lo máximo, se es la mitad. Tensiones de punta emergida del iceberg. Todo no es lo que se ve, hay tres cuartas partes silentes, discretas, apáticas, conformes con el estado vigente o indolentes que esperan el catalizador propicio para reaccionar.
No hacer ruido, no es no existir, es sólo no haber sido estimulado de la forma conveniente, no haber incluso sucumbido al estímulo machacon del odio, no haber servido de campo arado, para la cizaña de un secesionismo instalado en la maraña de mentiras, que es reescribir la historia para aleccionar a la infancia con la que la realidad se intenta subvertir.
No todo está a la vista, y a los silentes con mucha frecuencia no se les ve, pero en momento dado, afloran, y afloran como riada, que asola con su calidad, con su potente vil metal. Afloran y descalabran la cresta de humo de una ola de oportunistas, de sátrapas, de falsos condes, que quieren ser reyes de la cosa pública, de la tierra de todos, del territorio común de España, que llaman suyo cuando a los silentes también les pertenece.
Ruido de sables de rufianes, de patanes, de cabezas maléficas que tapan con la marea de la calle un latrocinio institucionalizado, tapan con la farfulla de media lengua, mal aprendida y mal hablada, y que sirve de tilde diacrítica de superioridad, a toda una patulea que lo que realmente bien entiende es la lengua común, que el castellano, el idioma que une y que todos hablan y comprenden.
No es cemento el odio, para ligar la forja de un futuro común.
Suena a pólvora de cobardes, a trileros, a tarascas con varas de mando, a arribados de allende los mares que se creen más dignos y catalanes que todos los catalanes españoles. Y solo suena porque la riada que tiene la pasta abandona el barco de la mezquindad catalana.

Síndrome de inabordabilidad


No es fácil hacerse entender, no es grato sentir que no te entienden. Ver, como tú te empapas de sus miserias y las digieres y diseccionas, brindándoles tras el esfuerzo, comprensión y soluciones. Y mientras, tu pesar no es ni abordado, ni lamido para abarcarlo y así almibarar al menos, la angustia de tu aislamiento.
No es fácil arar el pedregal de la indolencia, sentir el inclemente frío de la cizaña, la soledad entre la multitud y su zafio y lacerante roce.
Por eso impongo distancia, por eso soy altivo, por eso sonrío herido de inabordabilidad.
No puedo tener mácula, pues nada me roza para mancharme. Impermeable al desaliento, animo a quien me desanima y construyó con el vilipendio.

El odio CATALÁN, separatismo versus egoísmo


Todo es muy simple, en torno al nacionalismo sólo hay egoísmo. Todo gira en torno a lo que tenemos y no queremos compartir, y lo que no tenemos y separandonos podemos conseguir.
Vilezas de hermanos que en su afán pródigo y heredípeta, creen que el futuro les sonreirá, y tarde y mal terminan viendo que la solidaridad es osmosis, es una corriente recíproca, que el egoísta marcaba como carga, y recula cuando ve que pierde todo el gran retorno, todo lo que él no valoraba y su hermano de daba en la unidad. El odio aglutina, pero odiar nada bueno da.

Vestirse de VERDAD, nunca genera corrobla


La excedencia y la escasez son polos de un movimiento pendular.
Guerra y paz es la bipolaridad cainita del hombre.
No somos buenos por naturaleza, es la inculcada moral la que nos ancla al bien.
Suele sucumbir la turba a la soflama del odio.
Enraiza la zafiedad en el estiércol del analfabeto.
Chusma sin decoro, sin clase, sin brío.
Que amparados en el número, quieren nublar el brillo del soberbio.
Nada teme el abanderado de la luz, de la verdad que condena al mediocre.
Nada teme el sublime, el que con tesón coronó la cumbre de nieves perpetuas.
¿Dime lo solo que estás? Y te diré cuanta razón tienes.
Vestirse de verdad, nunca genera corrobla.

viernes, 6 de octubre de 2017

Locura sin perras


Caemos con facilidad en las trampas.
Suculenta es la artimaña.
Dulzor de veneno.
Cepo de ratas.
Somos las mentiras que creemos.
Somos la vulgaridad que comulgamos.
Circo de perras locas.
Locura sin perras que hace circo.
Hay fiestas que terminan en duelo.
Pólvora que lleva al obituario.

jueves, 5 de octubre de 2017

El bochorno tras las bambalinas


La verdad es riada, pero cursa sin ruido, es insultante, pero no es un insulto.
La verdad es confort, la verdad es mi ideología, es mi norte, juego con ella, juego de su parte, está en mi lado del tablero, tiene los colores de mi bando, el color de mi bandera, torres desde las que aireo en el valle, las cuentas sin cuentos.
Nada teme mi verbo rápido, nada teme al infecto, al de entrañas turbias, al del nido de víboras en la cárcel torácica.
La verdad es afilada, es cortante daga. Es estilete que desmonta, la soflama de la calle, con destrezas de cirujano.
La verdad hiere al torpe, al fariseo que en los recodos atraca al tranquilo, al tibio que ha decidido ir de perfil como modo de vida.
La verdad es caramelo de hiel, que reseca la boca del mentiroso y le hace tragar y tragar agua de azúcar, para endulzar su discurso de patrañas, su necedad, su trilera valía, su miseria moral, su raída alma.
No tiembla la voz del valeroso, que aún cubierto de inmerecidas saetas, se sabe sin tretas, ganador de la partida.
La verdad en sentido figurado, golpea la cara del doliente, del indolente cándido, del cándido que se pudre con la arraigada maldad en su pecho, que se descompone porque ha consentido defender con saña y mentira, el telón atroz que esconde el bochorno entre bambalinas.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Goebbels


Ni Goebbels hubiese urdido tanta patraña.
Vulgares que alardean de finura.
900 veces falso.
900 veces mentira.
Acuden las alimañas a la carroña.
Acuden a herir al envidiado.
Siempre tiene público dinamitar la más alta torre.
Rey solo hay uno, y yo sé quien es mi Rey.

Morralla perpetua


Es la media valía amiga de la sombra.
Gentuza que se cree cumbre de la ruina.
Amorales que se conducen esparciendo verbasco.
Asco da quien no tiene ni cimientos.
La risa es patrimonio de la hiena.
El vencedor nunca obra con zahinidad.
No nos dejemos reclutar por los eufemismos.
Los falsos corderos son los que esparcen pandemias.
Es la debilidad el campo arado donde enraíza la maldad.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Rey de ley


Solo persigo calidad.
No busco el ruido de la masa.
Su remostoso y atronador aplauso.
Su cretino borreguismo.
Calidad tasada.
Escasa.
Nunca me enredo en la corta distancia.
Soy altivo y muy distante.
Freno con la palma abierta al mezquino.
Con la palma del martirio incomprendido.
Con la certeza de que muy pocos aplaudieron mi sublime tragedia.
Rey de lo invisible.
Rey de lo intangible.
Rey de causas perdidas.
Rey de verdades.
Rey de ley.
Ley que no ve la grey.
Rey cansado de tanto desenterrar cadáveres.
Retratando a Dorian Gray.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Volar


"Volar entraña fragilidad, sólo los frágiles muy pronto alzan el vuelo."
Irsia Carolain Sprimbol

martes, 26 de septiembre de 2017

Infernales hermanas de Barrabás


Las ruedas dentadas del infierno suelen ser silenciosas.
Alfileres que nos visten con trajes de envidia.
Clavadas en nuestra piel hiriendo nuestro coraje.
Tiempo de brisas secas que nos debilita.
Furtiva es la pena y llega a deshoras.
Llega a las horas del silencio.
Llega a los sueños.
Llega como pesadilla.
Manecillas de tiempo infernal.
Manecillas lentas que hacen muy largas las horas de las tragedias.
Tiempo en vela.
Tiempo de hacheros y velones.
Tiempo de velorios y comadres, hienas sanguinarias que asesinan palomas.
Arpías, que mientras cuentan cuentos, pasan negras cuentas de azabache, entre sus cortantes y afilados dedos.
Ellas, las santas, destruyen nidos y estigmatizan nidadas.
Ellas, las bienintencionadas, dan piquetitos a la carne tremula.
Ellas, las procesionadoras, vuelan en circulo avisando de donde está escondido el cadáver.
Oleoras, alcahuetas, tarascas, sádicas e infernales hermanas de Barrabás.

De mesmerismo y sugestión


La superioridad moral nos hace malditos.
La coraza de la incorruptibilidad nos señala.
Mundo de turbios donde el níveo despunta.
Con el calor que da la razón y nos hace emprender defensas acaloradas.
Brasa, tizón, acero candente.
Espiritoso es el abanderado de la pulcritud y la certeza.
No es su norte el menudeo, no se distrae con la caza menor.
Blanco que apunta al tiznado blanco.
Castillitos de llano sin fosos y almenas.
Malditos maldecidos por la inflamada y veleta turba.
Magnetismo animal y delictivo que genera bulliciosas corroblas.
Son los disimulados, los pajarucos que reinan en la torpeza del llano.

domingo, 24 de septiembre de 2017

El alabastro de tu piel


Recorre mi espalda el escalofrío de la ausencia.
Palpan mis dedos el alabastro de tu piel.
Sobre la grava lechosa de cuarzo.
Corte de flores inmoladas por ti.
Padecer de hojas caducas.
Otoño que cobra presentes.
Viento de mar que con sal seca lágrimas.
Golondrina herida que en la tierra se vuelve de escarcha.
Renglón torcido de Dios.
Alba de fin.
Roble desnudo.
Llanto de mastín.
Frío.

Fiestas de pueblo


Uno, en las fiestas de pueblo, no puede ser equidistante, pero ve como se marcan todo tipo de distancias. Fiestas de estanqueidad, de estatus enquistados, de rancio inmovilismo, de anquilosada zonación.
No están las primeras filas, en la primera fila, Es una preeminencia difusa, de códigos internos.
Los gestos sutiles distinguen, los gestos interiorizados, claves a través de las que aflora el iceberg del clasismo de pueblo. Prestigios heredados, lacras legadas, altivez de apellidos, que fuera de este estanque de ensimismamiento a nada suenan, pero que en este microcosmos, truenan y retumban.
Nadie de clase alta gira la cabeza, cruza las piernas, se distrae en la coreografía del rito que es la Santa Misa.
Mangas largas, mangas francesas, medias mangas, con clase y sin desclasarse, con el decoro prescrito y distinguiéndose porque tienen decoro. Estatus de comedimiento y marcas.
Cuando entran nuevos personajes en las rancias elites, entran porque adquieren patrimonio y se rebozan de la harina del decoro, sólo se rebozan, porque el decoro, no es algo que de la noche a la mañana uno interioriza, Por eso su decoro, es un poco estridente, pues ir a la última trasluce cuando llegaste, y te colocas sin tú quererlo en las medias tintas, en el patíbulo de los recién llegados, presas fáciles para la crítica, por arriba y por abajo. Suelen ser estos, los recién llegados, los más despiadados críticos con sus antiguos compañeros de infortunio, con sus compañeros de origen, si se puede llamar infortunio nacer en una clase trabajadora, obrera o proletaria. Suelen ser estos, los nuevos, los más tildados, los más afectados, rubias de potasa que lucen vestidos de cretonas con grandes flores.
Imposible ser equidistante, porque tú, yo, como observador zonado, también eres observado y tienes tu preeminencia y tu  heredada clase.