sábado, 14 de octubre de 2017

No desvinculéis mi muerte de la verdad


Huracán de amargo café.
Entrevías de odio, ahí se envalentona el mediocre.
Controversias bajo el rododendro.
Ribereños meandros de dolor.
Duelos impuestos, duelos fruto de la colateralidad.
Zarzosas orillas donde se embosca el zafio.
Se arman y amenazan los retratados.
No es seguro apostar por el campo abierto de la verdad.
No se mata la verdad, no se amedrenta al valeroso.
Si les tratas como ellos te tratan, airados se ofenden.
No desvinculéis mi muerte de la verdad.
Porque me matan buscandola.

Ladrones de piedras


Cuando el idílico cuento cae al mar, cuando la sangría está en el flanco de las cuentas.
No es nada idílico, el retrato atroz de nuestras entrañas de ponzoña, nuestras tretas de hurto, nuestra amasada y nuciente riqueza.
Todo el teatro de la farsa es idílico, hasta que alguien nos pilla, hasta que el cándido, el sin mácula, con tesón, desentraña las cuentas del latrocinio.
Lo que no se ve, para el vulgo no existe.
Tuertos que son reyes en ausencia del visionario.
Nada es eterno, y a veces la mala fama nos sorprende con las manos aún manchadas de la sustraída grasa.
Ladrones de piedras, ladrones de tierra, ladrones de futuro, del grano para sembrar.
No se puede tener piedad de embaucador, del que siembra tribulación y envidia.
No se puede uno conmover con el gimiqueo de la banda de cuatreros, a los que la luz de la verdad retrata en su sordidez y escabrosidad.
Pensábamos que nuestros crímenes quedarían impunes, pero el aire nuevo, el aire sin viciar levantó certero las dobleces, descorrió lo velado y transmuto el orden, la jerarquía del robo, el orden donde lo rastrero era lo elevado, y lo recto y correcto era lo arrastrado.

Leído muy señalado


Está mi palma abierta para la puñalada del doncel.
Para la puñalada del cándido, para la puñalada del próximo.
Mordiscos en la mano de la caricia, en la mano que reparte el pan.
Rencor de caudales añejos, asentados y aguardientosos.
No trasmuta mi mueca el dolor.
La sonrisa es mi alabarda.
Hiere la risa a la fiera corniveleta que se escapó de la corrala.
Armado de distancia amable, con la furia de la educación.
Leído muy señalado, leído e incomprendido, soy yo.
Fiestas sin ramos, recepción de alharacas de odiador.

viernes, 13 de octubre de 2017

Papos ebrios de maldad


Apetito desordenado de carroñeros buitres.
Avecindadas alimañas que ladran a la inalcanzable luna.
Ratas de destellos doradas, chafarderas y pestilentes.
Avasalladora marea de bichos.
Escarabajos peloteros que defienden su tesoro de mierda.
No entra en mi rutina dejarme seducir por su vulgar desparpajo.
Infierno de corrientes de calles traseras, de corralas de bocas sin dientes.
Halitosis infecta de macilentas y aguardientosas bocas.
Ojos fisgones llenos de orzuelos y orinadas escleróticas.
Fango de letrina, lodo de excrementos de zorrera.
Averno con ínfulas de gloria.
Piara de cerdos que persiguen su San Martín.
Valle de descanso imposible.
Madriguera de envidias.
Cuatreros envidiosos.

jueves, 12 de octubre de 2017

Hispanidad


Mi corazón bombea sentimientos.
Riegan mi alma los colores de mi patria.
Me sobresalta el sentir, siento como sintieron mis ancestros.
Colores de historia, colores de tierra.
Hispanidad que me embarga.
Siento como camino unido.
Siento como ayudo a los que caminan conmigo.
Seres gregarios, que rememoramos los logros de nuestro Reino.
Las cimas alcanzadas por nuestra patria.
España piel de bravura.
Rica piel de matices.
Rico imperio de sublime mestizaje.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Caricias lastimeras


Hay amigos que nos hacen menguar.
Amigos que nos muerden y entorpecen nuestra zancada.
Caricias lastimeras que nos ralentizan.
Vampiros, que se nutren en la sangría que ocasionan a nuestro tesón y fuerza.
Garrapatas que roban nuestro brillo y nos vuelven cenicientos.
Lastrantes afectos de deflagración.
Pedradas desde la corta distancia.

Amigos de farra


Los cómplices del drama, son las primeras ratas en huir del navío que zozobra.
Amigos del latrocinio, que cuando la faena del hurto se fameliza, se marchan.
No son tus amigos los que te sablean en la jarana.
Los que te jalean en la cresta de la ola de tus francachelas.
Amigos de farra que en la escasez te abandonan.
Todos los circos terminan con una bajada de telón.
Todas las alimañas terminan retratadas por una instantánea atroz.
Las caidas siempre tienen tufo a gresca de rameras.

lunes, 9 de octubre de 2017

Jardín siniestro


Desciende el viento al infierno de hielo.
A la umbría de los alacranes.
Somos el miedo que acumulamos.
El embalsado temor a la ira.
Verde es el jardín del siniestro.
Amapolas de sangre de mártir.
Hierro atroz de corniveletos toros de Veragua.

domingo, 8 de octubre de 2017

En el mar de los hipocampos te soñé ayer


Ya no está preso mi anular, por la alianza de los días felices.
Cabalga mi mano libre, por los cuerpos de la noches.
Cabalga y se lastima, rodando sin calor por los abrazos del anochecer.
Quién pudiera, seguir teniendo tu cuerpo, para perderse.
En el mar de los hipocampos te soñé ayer.

Limo de río sereno.


La sutil marea de besos de la mañana.
El viento que inflama la blanca vela huele a ti.
El dolor que me impregna en la partida.
Los colores de incendio del amanecer.
Segundos que tras la cornada del día.
Saben a limo de río sereno.
Saben a azúcar sin café.
Lucero del alba, ya siento el brío.
Ya siento el frío del despertar sin sueños de este perder.

sábado, 7 de octubre de 2017

Vivir viviendo, morir viviendo


Hay noches que se me acerca al oído el terremoto del invierno.
Se me acerca la muerte y me susurra, como todo desaparece.
La vida es una carretera sin retorno, sin paradas, paisajes que desfilan, paisajes de incendio.
Vivimos tiempos de Neptuno, tiempos caníbales, devoramos privilegios, derechos cercenados a los más débiles.
Nunca hemos sido iguales, nunca seremos iguales, sólo en la muerte dormiremos el mismo sueño.
¿Qué es existir? Es sólo buscar comida, es una condena a vivir comiendo, necesitar, tener sed.
No somos valientes y seguimos caminando, vivimos viviendo.
Profundo cañón, que creó el tránsito, andar los caminos andados, dormir para seguir andando.
No quiero hacerlo, pero una inercia indómita me manda, y continuo buscando la verdad y viviendo.
Quererse es vivir muy lento, cuidarse es morir muy lento.

Tres cuartas partes son CATALANES silentes


La independencia que nunca existió, anhelo que una y otra vez la división intestina frustra. Batalla de banderas de división, batalla de banderas para dividir, batallas que gana siempre la unión.
Es muy fácil hablar en nombre del todo, cuando a lo máximo, se es la mitad. Tensiones de punta emergida del iceberg. Todo no es lo que se ve, hay tres cuartas partes silentes, discretas, apáticas, conformes con el estado vigente o indolentes que esperan el catalizador propicio para reaccionar.
No hacer ruido, no es no existir, es sólo no haber sido estimulado de la forma conveniente, no haber incluso sucumbido al estímulo machacon del odio, no haber servido de campo arado, para la cizaña de un secesionismo instalado en la maraña de mentiras, que es reescribir la historia para aleccionar a la infancia con la que la realidad se intenta subvertir.
No todo está a la vista, y a los silentes con mucha frecuencia no se les ve, pero en momento dado, afloran, y afloran como riada, que asola con su calidad, con su potente vil metal. Afloran y descalabran la cresta de humo de una ola de oportunistas, de sátrapas, de falsos condes, que quieren ser reyes de la cosa pública, de la tierra de todos, del territorio común de España, que llaman suyo cuando a los silentes también les pertenece.
Ruido de sables de rufianes, de patanes, de cabezas maléficas que tapan con la marea de la calle un latrocinio institucionalizado, tapan con la farfulla de media lengua, mal aprendida y mal hablada, y que sirve de tilde diacrítica de superioridad, a toda una patulea que lo que realmente bien entiende es la lengua común, que el castellano, el idioma que une y que todos hablan y comprenden.
No es cemento el odio, para ligar la forja de un futuro común.
Suena a pólvora de cobardes, a trileros, a tarascas con varas de mando, a arribados de allende los mares que se creen más dignos y catalanes que todos los catalanes españoles. Y solo suena porque la riada que tiene la pasta abandona el barco de la mezquindad catalana.

Síndrome de inabordabilidad


No es fácil hacerse entender, no es grato sentir que no te entienden. Ver, como tú te empapas de sus miserias y las digieres y diseccionas, brindándoles tras el esfuerzo, comprensión y soluciones. Y mientras, tu pesar no es ni abordado, ni lamido para abarcarlo y así almibarar al menos, la angustia de tu aislamiento.
No es fácil arar el pedregal de la indolencia, sentir el inclemente frío de la cizaña, la soledad entre la multitud y su zafio y lacerante roce.
Por eso impongo distancia, por eso soy altivo, por eso sonrío herido de inabordabilidad.
No puedo tener mácula, pues nada me roza para mancharme. Impermeable al desaliento, animo a quien me desanima y construyó con el vilipendio.

El odio CATALÁN, separatismo versus egoísmo


Todo es muy simple, en torno al nacionalismo sólo hay egoísmo. Todo gira en torno a lo que tenemos y no queremos compartir, y lo que no tenemos y separandonos podemos conseguir.
Vilezas de hermanos que en su afán pródigo y heredípeta, creen que el futuro les sonreirá, y tarde y mal terminan viendo que la solidaridad es osmosis, es una corriente recíproca, que el egoísta marcaba como carga, y recula cuando ve que pierde todo el gran retorno, todo lo que él no valoraba y su hermano de daba en la unidad. El odio aglutina, pero odiar nada bueno da.

Vestirse de VERDAD, nunca genera corrobla


La excedencia y la escasez son polos de un movimiento pendular.
Guerra y paz es la bipolaridad cainita del hombre.
No somos buenos por naturaleza, es la inculcada moral la que nos ancla al bien.
Suele sucumbir la turba a la soflama del odio.
Enraiza la zafiedad en el estiércol del analfabeto.
Chusma sin decoro, sin clase, sin brío.
Que amparados en el número, quieren nublar el brillo del soberbio.
Nada teme el abanderado de la luz, de la verdad que condena al mediocre.
Nada teme el sublime, el que con tesón coronó la cumbre de nieves perpetuas.
¿Dime lo solo que estás? Y te diré cuanta razón tienes.
Vestirse de verdad, nunca genera corrobla.