Que estemos juntos es un fatalidad fruto de la ausencia de otra posibilidad, estamos infinitamente solos, predestinados y forzados a la vez a amarnos y a ser nuestra única compañía. Nuestro amor no excluye a nadie, es simplemente que no hay nadie a quien excluir. No hay milagros en este maldito pueblo de sombras y anodinos grises.
miércoles, 24 de febrero de 2021
En su propia fosa caerá
No entiendo porque he pasado toda la vida obsesionado con la autosuficiencia, empeñado en no depender de nadie, en deber lo mínimo, en no enamorarme, y en aborrecer esa sensación de necesitar a otro para calmar mis ansias.
La verdad, es que son muy pocas las cosas que entiendo de mi infancia, ese pasado inamovible, esas piezas que encajan soldadas y que arquitraban mi personalidad, que son el cimiento de mi hoy, y que me afano en comprender, para explicar la soledad de mi presente.
No entiendo esa manera mía por reusar el contacto fisico, ese temor a la caricia, esa intranquilidad que me anega cuando percibo que comienzo a depender de alguien.
Soy infeliz, es una maldita infelicidad que yo propicio, en la que incluso se podría decir que me regodeo, en la que malditamente me complazco, como quien alcanza una cima sin ayuda de nadie y su éxito a nadie se lo debe y con nadie lo comparte.
Hace muchísimos años que decidí estar solo, hace muchos años que soy desagradable con los pocos que se me acercan.
Estoy haciendo balance de mi vida, forzado porque soy infeliz y porque me encuentro en un punto de imposible retorno. Estoy desencadenando esta catarsis, empachándome de vidas de otros, de conflictos de otros, para poder abarcar los míos y atisbar por esa puerta entreabierta que es imaginar, como hubiera sido mi vida si no me hubiera obsesionado con no amar.
"El que extravía a los hombre rectos por el mal camino, en su propia fosa caerá." Proverbios.
He rechazado tanto, que ahora me rechazo a mi mismo.
martes, 23 de febrero de 2021
Letal
esa sin razón que nubla el cielo radiante.
El infante inteligente maquina en sueños.
Somos los días que recordamos,
los sorbos que nos precipitan a la locura.
Es letal abrazar la escamosa perfidia.
Es sublime olvidar los borrones
que hacen amarga la espera.
Maquina en sueños
el que logra fácilmente la proeza.
No está el placer en las calles principales,
en el alambicado destello de los días de fiesta.
No llores al atardecer tras malgastar otro día.
Es letal besar la inocencia,
el suelo virgen que no tiene aun cenizas.
jueves, 18 de febrero de 2021
A veces tengo días complejos
A veces tengo días complejos, días de atmosferas enrarecidas, días de humo. Es amanecer y comenzar a oler la catástrofe, la densa desazón que comienza a embargarme. Es dañino ser poroso, tan permeable a las nieblas de la añoranza, de los traspiés que vuelven.
Son muchas las veces que tengo días complejos, inabordables, poliédricos, días de cortantes aristas que me hacen sangrar en silencio, en la desesperación que es esconder mis melancólicos estados tras la coraza de la sonrisa, esa mueca tan estudiada, esa carcelera fachada que contiene mi ira y no permite pasar a mi alma el bálsamo del consuelo que es mostrarse débil y herido.
Son muchos mis días grises, días que acontecen con demasiada frecuencia bajo un radiante sol.
lunes, 15 de febrero de 2021
Torre de angustia
no se acaban nunca,
duran toda la vida.
Son una cuenta pendiente
con la fatalidad,
una herida abierta,
una gélida corriente
que nos asola
en las invernales noches.
El fracaso no desmonta
el férreo andamiaje
de la idealización.
El rechazo no desanima,
sólo nos sume
en un letargo que espera
la imposible primavera.
Pozo de desesperación.
Torre de angustia.
Palacio en ruinas
que espera un príncipe
que nunca llegará.
domingo, 14 de febrero de 2021
Mar de salados fracasos
un vertiginoso acantilado
que con feroz tesón
lame la cima,
enorme y embravecido mar
sobre el que es
tan fácil precipitar,
mar ansioso que engulle
sublimes y coronadas testas,
mar de salados fracasos.
San Valentín es ceguera
lo coloniza la maleza
y se desdibuja el vinculo,
que es la vereda
que nuestro frágil amor,
vio nacer.
Torres de ensimismamiento
que cerca el cerrado bosque.
Torres de soberbia
que ha engullido el zarzal.
Es imposible prohibir a la riada que quiera ir a morir al mar
La pureza sólo puede ser forzada, jamás se inmola en el altar del vicio, sin ser violentada.
Fogonazos son los instantes, bellísimas llamaradas que sólo acontecen una vez.
Palabras de vida, que una vez plasmadas, son ciclópeos guijarros en el camino del pasado, que no podemos ya mover.
Se torna áspera mi mano, mientras vive lunas de soledad, mientras faena en los mares de los salinos caprichos.
La muerte es escandalosa, irrumpe en las fiestas sin ser invitada y laboriosa anega hasta las más bellas estancias.
Yacer es ir muriendo, ir sembrando, ir fingiendo, es transacción de hambre, de angustia y desdicha.
Plenos por un instantes, acicalados por el rubor de la gesta, por esa lucha fratricida con las quijadas de asno que nos regala la envidia.
Soy yo quien todo lo teme, soy yo el que soporta esta lluvia, el que tiene negado guarecerse.
Mi mano es ya áspera y el brillo celeste de mi mirada de gloria se llena de líquenes con esta perenne batalla.
Es imposible prohibir a la riada que quiera ir a morir en el mar.
viernes, 12 de febrero de 2021
El hijo de Nicanor
Cuando la noche caía y terminaba tomando los últimos tragos en el bar de la Genara, Kiko, según bebía se iba cambiando de bolsillo unos guijarros, así la harpía de la tabernera, que apuntaba las rondas rayando con un tenedor, no lo podía engañar y si tragaba Kiko, con el engaño, era después de haber soltado sobre el remostoso mostrador los guijarros de cuarzo rosa del Matón de Arsenio, la finca donde pastoreaba las cabras de los Fuentemayor.
Todo lo que nos dijo y se nos olvido, porque no lo queríamos recordar, construía la larga historia de Nicanor, la historia sin saldar que legó a su hijo, y que a este, atormentó hasta el fin de sus días.
Beber y morir es una elección simultánea.
Kiko, había elegido beber para poder vivir.
jueves, 11 de febrero de 2021
Negación
Mi vida siempre ha transcurrido por las puertas que me dejaban abiertas, las voces interiores que me decían, esto no te conviene. Siempre me he visto forzado a transcurrir por los terrenos que mi pusilánime moral no me vetaba. Aprendí muy pronto a decir que no, aprendí muy pronto a negarme el placer, a huir del futuro fácil, porque reprimir es difícil y extrañamente gratificante. Soy mis renuncias, soy el fruto de la cárcel le los inoculados modales, de una estúpida exquisitez que me forzaba a pasar hambre, a disfrutar del éxito de la contención, de una pureza alambicada que me ocasionaba mil tormentos.
Soy días de negación, de confortable cárcel de autosuficiencia.
Sin gallardía
Yo me abraso y te busco.
Piedra a piedra edifico mi ruina.
Castillo roqueño de desprecios.
Busco tesoros en campos prestados.
Y soy incapaz de en contra gallardía
en los cimientos de mi ruina.
miércoles, 10 de febrero de 2021
Todo en esta vida es repetirse y yo de ti nunca me sacio
Soy un Ángel caído porque no aprendió nunca a volar.
Soy agua que tus manos abiertas no retienen.
Soy brisa que se entretiene secando charcos.
Es mundano mi sino, es rasante mi cauce.
Soy por ti, y sin ti no sé quien soy.
Busco ser redimido, ser atada a un puerto.
Busco que tu certera mano, me aparte de la furia de las corrientes.
Sin tus ojos no puedo ver el mundo.
martes, 9 de febrero de 2021
Libre
Es bálsamo tu desprecio, porque es señal de que mi presencia te hace daño. De nada sirve vencer, si no se festeja y se hace ostentación de la victoria. Mis días sin ti se me hacen interminables, porque como ave libre que ahora soy, me da tiempo a ver de todo.
Carceleras orillas
Pocos placeres son equiparables a vencer la adversidad. La carrera de obstáculos que es vivir, sólo cobra sentido tras alcanzar el éxito, esa pirueta mortal, que es controlar todo lo que la torrencialidad de estar en este mundo, ha desmadrado.
Se postró en la cama, se dejó hacer, se dejó acariciar por aquellas manos ya encallecidas tras la larga travesía de la soledad. La devastada hermosura inundaba la habitación.
El río de sus vidas había llegado al mar, a un encabritado mar de placer postrimero, de un placer contenido y sublimado en la bravura de las cumbres de la juventud. Amar no es fácil, no es fácil que un río no se tope con obstáculos, algunos imposibles de sortear e imposibles de volver romos en segundos, cantos cortantes que nos desgarran las tiernas carnes, heridas por las que se desangra el alma. Cauces contenidos por las carceleras orillas de la adversidad.
Su latido
No me importa el final de las historias, siempre pierdo interés en el camino, al primer traspiés me canso y abandono, quizás, sólo quizás, esos sean mis finales, tirar la toalla a la primera adversidad. Rozo el cielo y abandono, creo que jamás he ansiado poseerlo.
Me empalagan los besos regados en alcohol, pero esos son los que casi siempre obtengo. Creo que vivo rápido y saboreo poco. Me gusta morder los caramelos, destrozar con mis dientes el dulzor, no soy de alargar el placer chupando lentamente. Sé que me canso con facilidad, que a mi tambien ellos me usan y me desechan. Hago lo que conmigo hacen. Sé que después de los primeros días, de los primeros galopes, después de sentir como se han mezclado nuestros sudores en la torridez de los encuentros, sólo quiero y busco lavarme, estar solo, vaciarme, desanclarme y flotar a la deriva en las nuevas y urgentes corrientes.
No tengo una vida perfecta, aunque alguna gente así lo quiere ver, es el empeño de ver el mundo envidiando, de tal modo que pasamos por alto todas las taras del envidiado. Yo también hago lo mismo al desear, al querer exprimir en un abrazo el jugo de mis partners, de los cuerpos idealizados tras los tragos, tras la ropa cara que modela formas muchas veces inexistente, y que otras veces desdibuja sublimes sorpresas.
Es tan perturbadora la desdichas, es un temor que a mi me agita tanto, que huyo despavorido de ella en cuanto atisbo su olor en el horizontes. Quizás, sólo quizás, por eso bebo.
No suelo despertar con nadie, pero aquella mañana rompí esa norma, no sé aun porque extraña razón decidí amanecer abrazado a aquel cuerpo, a aquel desconocido sobre el que reposaba mi cabeza escuchando sus latidos.
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