y en esa batalla de rendiciones
corre por las calles traseras sin luces,
donde los gatos esparcen la basura
y el hambre de los ajados chacales
compra con dádivas,
frescas y urgentes satisfacciones.
Voraz es la tragedia y sus afeites.
Y a la mañana siguiente
la tersura jugará con sus nuevos juguetes, mientras la luz hiriente
morderá la cuarteada piel
de las viejas serpientes.