A los enemigos es recomendable tenerlos controlados y cerca,
y perdido estás si no sabes quien es tu enemigo.
Las puñaladas traperas te las infringe el próximo.
Controla a la zorra y averigua sus cuitas,
porque no hay guerras limpias.
Y la victoria de la envidia,
tiene como única estrategia
la puñalada por la espalda.
Éxitos fatuos de mediocres,
que antes de florecer se van por la cloaca.