en mil pedazos
y nunca más
me recompuse,
me herí
y me desangre
en mil antros,
me destroce
en los roces
sin caricias,
en la áspera angustia
de las horas infinitas
de alcohol y placeres
para huir de ti
y de tu furia
de desprecios.
Nada he ganado,
sólo me he destrozado
en este infierno infinito,
erial maldito.
Nada he ganado
y todo lo he perdido
en esta estelaridad
de caricias sin brillo.
No fue culpa tuya,
sólo fue culpa mía
porque tu amor
no me redimía.
Me destroce y perdí.