viernes, 20 de octubre de 2017

Reina Letizia, "Vacaciones en Oviedo"








Reina de Asturias, podríamos llamar a Letizia de Borbón. Reina del glamour y de los asturianos y de sus corazones.
Es difícil crecer con el listón tan alto, pero no imposible y Letizia lo ha vuelto a hacer.
Vaporosa ha salido del Hotel y vaporosa y etérea como la glacial Audrey Hepburn, ha llegado al Teatro Campoamor.
Ha vuelto a confiar en su segundo Felipe, para brillar soberbia al lado del Rey Felipe VI.
Moño bajo y muy elaborado, frontal asimétrico con raya al lado y en la oreja despejada los diamantes negros de Grisogono. Simplemente espectacular.
Más no siempre es más y Leticia de Borbón, no necesitaba para estelarmente brillar, nada más.

Debacles


Hay debacles que son fruto de un proceso.
Hay procesos que dan como fruto una debacle.
Bufones que se creen líderes.
Liderados por una corte de bufones.

La efímera originalidad


Nunca las ideas son originales, la única originalidad estriva en nuestra efímera posesión.
Contenedores de talento que si no lo volcamos y compartimos sobre papel, será pasto del olvido.
Sólo las torres que levantamos, existen.
Sólo existe lo que ponemos en pie.
Creemos atar, y el tiempo todo lo desata.
Creemos vivir y la muerte nos sorprende y finiquita.
Tranquilidad de valle de lágrimas.
Reinas que brillan efímeras, con las ideas con las que otras Reinas, brillaron ayer.
Somos revisión, somos revival.

Reina Letizia, Reina de la revisión floral


"Revisar no es copiar, es sólo sublimar una anterior y ajena elección."
Irsia Carolain Sprimbol

jueves, 19 de octubre de 2017

Azul noche de Reina Letizia


De azul noche sin estrellas, es la mirada del olvido.
De desdén de amante aburrido, es la llaga del invierno.
Somos pirotecnia en la tormenta.
Somos luna en la charca de los desterrados infantes.
Somos piel que nadie, salvo el Rey, acariciará.
Olvido olvidado, que todos recordarán.
Aguamarinas que iluminan a girandola, la beldad.
Criticame, que en tu crítica, veré que sabes ladrar.

Ideal


Mi vida ametralla mis sueños.
Mis tropiezos dinamitan los puentes de mis metas.
Mudo las metas porque vivir es mudar.
Cambio mi norte, porque mi norte no es una meta, es un ideal.
Incansable, infatigable, persevero buscando la verdad.

domingo, 15 de octubre de 2017

Las reglas de juego comunes


Si uno elige seguir la senda del libre pensamiento, debe darse por señalado, por aislado, por marginado. Pensar en libertad margina, nos hace libre y no permite volar, pero volar solos.
La maldita filosofía, la maldita capacidad para reflexionar. Libres y malditos, libres y acosados.
El respeto no siempre depara respeto, con demasiada frecuencia depara animadversión y recelo, miedo. Miedo a la ofuscación que supone pensar, que supone el proceso de devanar el enredo del populismo, el lío de las frases de verbasco. Pensar no nos hace libres pero nos hace esclavos del orden, de la razón, de la verdad, y esa esclavitud que es la libertad de los Dioses, es la libertad de la razón que está sujeta al imperio de la ley, al imperio de unas reglas de juego comunes que impiden que se gane haciendo trampas en el tablero.

Arquitectura de la alienación


El populismo es muy dado a los estándares.
La alienación tiene mucho de zafio sectarismo.
Cubiles para desaparecer.
Celdas sin miras.
Nidos de uniformidad.
Nos ametralla el totalitario con la igualdad, porque sabe que haciéndonos iguales nos puede pastorear.
Solo las sociedades de pensamiento imperante y único, consienten las dictaduras.
La dictadura proletaria de enrasar.
Unidos en la miseria.
Unidos por manipuladores miserables, en un odio insano hacia el logro y la proeza, odio al poder libres pensar.
Ansiosos por controlar la prensa, cercenadores de la información, adictos al señalamiento, a los patibularios escarnios.
PODEMOS es basura que extiende la liberticida costumbre de alienar.
Arquitectura social de la alienación.
Ingeniería del odio.
Estafa piramidal.

Gavillas de zarzas


De cómo una gota envenena un pozo.
Así es la enfermedad, invalida a todas las partes.
Es postrante.
Genera indolencia.
Ahoga hasta al bien pensante, en el miasma de la indecencia.
Partes que tras embarbascar, se arrogan ser todo.
Todo, que en la tibieza, se rinde al veneno de parte.
Amapolas que ahoga la cizaña.
Cizaña que el valiente segador, apilará en gavillas.
Gavillas de enfermos, que arderán para hacer justicia, en plena plaza.

Buscame en las tormentas


Hay hondura en un centímetro.
Hay kilómetros sin ninguna hondura.
Suspiros que saben a gloria.
Gloria que no es atrapada por mil suspiros.
No busques la paz de tus días.
En la paz no habita el éxito.
Sólo el guerrero saborea el fracaso y sin desánimo prende de nuevo el hierro.
Hay batallas que se pierden por ausencia.
Hay días vividos sin presencia.
Más vale ser fogonazo cegador, que discreta y pusilánime pavesa.
Anchura de miras, anchura es tus días.
Cauce que muerde el lecho de pedernal y lastima con caligrafía indeleble el granito.
Soy el fruto del tiempo, no vivir tiempo sin dar fruto.
Amame y anexionarse a tu reino efímero, a tu reino al margen del viento.
del viento que esparce notas y propicia el olvido.
El mundo me olvidará, pero yo sé que he vivido.
Brillantes que caben en un puño, o banalidad que hace mil gavillas.
No me busques en la calma, mi ser persigue tormentas.
Mi ser es rayo, que si parpadeas te pierdes, pero que al impactar mueve montañas.
Ámame como la primera vez, ámame como si fuera la última.

sábado, 14 de octubre de 2017

Anorexia



Es inevitable no ser víctima de la vanidad, del narcisismo que nos vende el éxito social.
Ayunadores místicos, cuerpos famelizados para encajar en las tallas del triunfo.
No es una locura, es un inoculado veneno, un tóxico canon, camino maldito que cuando comenzamos a transitar nos aleja cada vez más del éxito perseguido.
Hambre física, que falazmente eleva un espíritu atormentado, camino de vertiginosos precipicios de tristeza y aislamiento.
Siempre entre bambalinas está el dolor del rechazo, el señalamiento, o la obsesión por no ser señalados.
Estándares de belleza malditos en los que la efímera juventud que perseguimos se esfuma en una cadavérica evanescencia de vacío y ausencia.
A veces el autocontrol es la peor de las cárceles, a veces buscando la belleza entramos en los cuartos del horror, en la asexualidad de una eterna e imposible adolescencia, en una androginia negada a la mayoría de los mortales.
Cárcel en la que sentimos que nuestros afectos son nuestros verdugos, son los crueles carceleros que quieren solamente que nos alimentemos.

El juicio de Apeles


Son muy remostosas las flores del mal, pringosas y apresadoras.
Apresa la cizañera mentira mucho inocente.
Bandadas de mirlos que cegados por el aderezo de la trampa, ciegamente creen.
Crédulos que abrazan la pirotecnia del bando, del pregón de la calumnia.
Flores toxicas que esparce con muy mala intención el perdedor, el ladrón, el mediocre.
Inocentes con orejas de asno, que como el Rey Midas se dejan convencer.
Juicios sin justicia, juicios patibularios mecidos por la ignorancia y la sospecha.
Crispado viento de envidia e ira que escarnia a la desnuda verdad.

Obituario


"Mi abuela decía, que una persona de bien sólo puede aparecer una vez en la prensa… en la sección de obituarios.”
"No es decente dar escándalos, prodigarse por las alfombras de la vanidad, desvestirse para atraer los focos, ser blanco de la amoralidad."
Irsia Carolain Sprimbol

No desvinculéis mi muerte de la verdad


Huracán de amargo café.
Entrevías de odio, ahí se envalentona el mediocre.
Controversias bajo el rododendro.
Ribereños meandros de dolor.
Duelos impuestos, duelos fruto de la colateralidad.
Zarzosas orillas donde se embosca el zafio.
Se arman y amenazan los retratados.
No es seguro apostar por el campo abierto de la verdad.
No se mata la verdad, no se amedrenta al valeroso.
Si les tratas como ellos te tratan, airados se ofenden.
No desvinculéis mi muerte de la verdad.
Porque me matan buscandola.

Ladrones de piedras


Cuando el idílico cuento cae al mar, cuando la sangría está en el flanco de las cuentas.
No es nada idílico, el retrato atroz de nuestras entrañas de ponzoña, nuestras tretas de hurto, nuestra amasada y nuciente riqueza.
Todo el teatro de la farsa es idílico, hasta que alguien nos pilla, hasta que el cándido, el sin mácula, con tesón, desentraña las cuentas del latrocinio.
Lo que no se ve, para el vulgo no existe.
Tuertos que son reyes en ausencia del visionario.
Nada es eterno, y a veces la mala fama nos sorprende con las manos aún manchadas de la sustraída grasa.
Ladrones de piedras, ladrones de tierra, ladrones de futuro, del grano para sembrar.
No se puede tener piedad de embaucador, del que siembra tribulación y envidia.
No se puede uno conmover con el gimiqueo de la banda de cuatreros, a los que la luz de la verdad retrata en su sordidez y escabrosidad.
Pensábamos que nuestros crímenes quedarían impunes, pero el aire nuevo, el aire sin viciar levantó certero las dobleces, descorrió lo velado y transmuto el orden, la jerarquía del robo, el orden donde lo rastrero era lo elevado, y lo recto y correcto era lo arrastrado.