miércoles, 21 de noviembre de 2012

Horizontes borrascosos

Las cartas vaticinan la hecatombe.
Palabras de doble filo.
Dudas, raíces que beben cordura, que aniquilan calmas.
Frió sol de invierno.
Horizontes borrascosos.
Árboles que se desnudan para sentir con fuerza el frió.
Caudalosos ríos de ofensas.
Mártir sin altar, sin culto y sin un misero cirio.
¿Rezaría Dios al humano imperfecto por su salvación?




Las raras imperfecciones

Tomando frió café para espabilar el dolor.
Desnudo que no indefenso.
Desnudo que rendido.
Sintiendo el frió suelo, con las desnudas plantas.
El frió cauteriza daños.
Tal como soy.
Tal como me ves.
En el cielo Dios.
En la tierra los imperfectos mortales.
Las raras imperfecciones.
El valor de lo raro.
El castigo de la desgracia.
Trastornos que marcan tendencias.
Tendencias que crean trastornos.




martes, 20 de noviembre de 2012

Espigones y puertos

Olvidare que un día di abrigo y me abriré a abrigar de nuevo.
En los espigones, deslastrado de afectos, desnudo ante el invierno, y con el tizón candente de mi corazón, buscaré los puertos del desamparo.
Frió invierno, frío puerto, fría alma.
Abre ante mi las puertas el invierno con la hospitalidad del peor de mis enemigos.
Buscare el igual, la piedra clave que encaje sin fisuras en el engarze de mi alma.
Por los fríos puertos me derrocharé, sintiendo el frió rocío en mi rostro.
Nada teme quien ninguna calidez niega y todo el calor que alberga da.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Dipsomanía

Bajo el signo de la locura, lamentándome de los renglones no escritos.
Dubitativo en este escalón de ultrajes.
Sino de estela nada rasante.
Maceración de daños gratuitos y de posicionamientos injustos.
No diere lo que siento, porque articular es hacer existir.
Devanare el enredo multicolor de agravios en la soledad de mi dipsomanía.

La piedra angular

Permíteme que sea yo quien etiquete a las piedras que encuentro en mi camino.
Tu piedra tropiezo no es la piedra en al que yo tropiezo.
Quizás esa piedra la utilice en mi construcción.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Yo son el artífice de mi camino, que aunque paralelo al tuyo hoy, no es el mismo.


Tendré fuerzas para ir

Que aburrida sin frutos propios, es la vida.
En el ecuador de dos precipicios.
El vació del pasado y del presente.
La muerte la gran verdad.
Se abrirá la granada.
Se desvelara lo encerrado.
El rojo sangre, renglones de vida.
La gran niveladora.
Amigos del alma.
Que sabéis en el sitio preciso que guardo el corazón.
Y desde la información que da la confianza.
Ametralláis mi pecho sin conmiseración.
Sufrimiento eterno.
Amor eterno.
Inmersión en aguas frías de dolor.
Ni vosotros mismos aguantáis el parámetro tan alto de
vulgaridad.
En el os movéis y chirrían los goznes de todo el control de
vuestro ser.
Gélido llanto de ámbar denso y doliente, resina que atrapa mariposas de pesar.
La belleza y la bondad pagan un alto peaje en las autopistas del éxito.
Medio siglo de brillo de hojalata.
Pesadillas a padecer.
Bosque de sargazos don de se pierden los ángeles.
Bocas desdentadas y blanqueadas que proclamáis códigos éticos por los que no os regís.
Espirales de humo.
Anillos de rendición.
Ententes cordiales de raquíticos frutos.
Extravagante diplomacia de sátrapa provinciano sin norte, ni sur.
Caída de ayer.
Caída de mañana.
Tropiezo perenne.
Invasores que solo me posibilitabais sobrevivir.
Amparo de desamparos.
Playa de marros cortantes.
Sangran en la blanca sal.
Golpe que termino por arrodillarme.
Lealtad de obrero, fiel mientras recibe un salario.
Otras gentes, otros lugares.
Tendré fuerzas para ir, para conocerlos.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Pinzas de rojos cangrejos

Como un zaque, me siento mientras camino por el pantalán.
Planitud rasa y neta de pantano, de bordes verdes.
Recorro sus orillas recogiendo pinzas de rojos cangrejos,, muertos en el interior y que el suave mecer arrastra y abandona entre los pequeños fragmentos de pizarra que arrulla el cimbrear del dulce agua.
Día denso de gatos y perros y de mi preocupación pertinaz por su futuro y felicidad.
Indolente al calor de un cálido hogar de encina, brasas refulgentes de amabilidad, derroche de presentes, sencillo confort.
Todo ligero, todo sutil tormento tiene su raíz, inframundo del mundo visible de la agasajadora calidad humana de Alfredo.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Tres ofensas seguidas dan pie


La justa injusta.
La agresora dolida.
Fuiste a por peces y saliste arponeada.
Distante como estrategia de importancia.
Rizando el rizo de la artificiosa dicción.
Hambreas un estatus para el que tus talentos no han nacido.
Zozobra en un charco tu rasante estela.
En negrita tu nombre suena a golpista sin razón.
Yo no te he bautizado.
No han salido jamas de mi boca los burdos epítetos con los que tu corte te nombra.
Nuca fuiste para mi importante.
Ni te estime como igual.
Ni como rival.
Ni como confidente o especial amiga.
De hecho tu daño hacia mi no esta ahí.
Esta en haber posicionado a quienes yo creía que si lo eran.
Esos que a diario te llaman por tus mil tortuosos nombres.
Nombres de pila de tormenta.
La ansiosa.
La glotona.
La del pelo feo o malos pelos.
La chiquinina mala.
La cateta de pueblo.
La mujerina.
La fea.
La budista.
Esos son tus nombres, además del tuyo propio.
Títulos propios de reina chabacana de las fiestas de algún ramplón pueblo.
Nunca antes me había permitido hacer observaciones sobre tu basicidad, pero tres ofensas seguidas me dan pie.
Nunca he estimado oportuno hacer coincidir a mis afectos contigo, me refiero a mis perros, se que los odias, y no tengo necesidad de someter a ese estrés a mis bellos y amados canes.
Además como periodista deberías estar mejor informada y no hacer observaciones gratuitas, subjetivas y maldicientes.
Y asumir el derecho de respuesta aunque esta sea burra, porque esto forma parte del juego de la democracia.
También he de decir, ¿estaba yo en la noche de autos hablando contigo?, ¿te salude acaso al entrar en la fiesta?, yo ya tenia dos ofensas sin respuesta a mis espaldas, y sin encomendarte a nadie volviste a ofender.
Eres tendente a meterte en todos los velorios, vicio de alcahueta que te puede.
Y saliste escaldada, pues no preveías oír lo que oíste.
Pues añado, te jodes, y si puedes que lo dudo que te jodan, que se nota en tu cara que pasas hambre.................

jueves, 15 de noviembre de 2012

Iguanas marinas

Iguanas marinas ásperas, verrugosas y asolanadas, que estornudáis daños, salando el fértil valle.
Intentando alcanzar la perfección en el remedo cómico, alharacas de cacatúa lustrosa.
Nada pierde el que nunca nada ha tenido.
No es objeto de envidia, el árbol que siempre estuvo caído.
Remontando el daño de la salazón, del salario miserable que mis tierras emponzoño.
Sois perpetuo crepúsculo bajo mi frondosa selva.
El pantócrator en el ábside vio como remplazabais la regia talla por la patética santa de cartón fallero.
Bajo la cúpula celeste nada ocurre sin que sea visto.............




Cuchillito de hojalata

Limo hasta hacer roma la punta de tu cuchillo de hojalata.
Destreza pataleta, frágil y nada certera saeta.
Nada teme quien bien se parapeta.
Flanquean mi morada, cien cerberos canes.
Confunden vuestros ademanes.
Sublimar no es vuestro fuerte.
Que fuerte el sin sentido.
Y como la vileza retrata a la diestra que empuña el cuchillito de hojalata.




La orografía del alma

Cuando se finiquitan las relaciones todo, todo, todo molesta.
Todo lo mio os lesiona.
Soy china de cuarzo en vuestros zapatos.
Soy blanco níveo de vuestros dardos de ira.
No soy perfecto.
No soy tan imperfecto.
No sois perfectos.
No sois tan imperfectos.
Pero si sois una cohorte de daños, caterva de nucientes frases, que me saetean a la vez sin ninguna conmiseración.
Cuando queráis rectificar sera muy tarde.
Los mordiscos se curan, pero las cicatrices en la orografía del alma, se quedan para siempre.




Las graciosas bomboneras

Criticáis mis devaneos con un eritreo y no analizáis la viciosas transacciones que en lupanares vosotros realizáis. 
Me sorprende la critica. me sorprende de la boca que viene.
Boca de ponzoña y ponzoñosa que sin armas que arrojar, te intenta lastimar con el elegante affaire, me refiero al mio.
No puedo decir lo mismo de las sórdidas interacciones de algunos, bajas, soeces, oscuras, básicas, repulsivas y rayando en rastrero código ético y moral, vamos joyitas del inframundo. 
Pudrideros con aspecto de graciosa bombonera, bombones envenenados, dardos de hiel.
Zafiedad de zafiedades todo en esa pandilla ha resultado ser zafiedad.

Sin gracia

Sin gracia y sin estilo, todo el glamour pende de un hilo............
No digo más, no digo mas, que por el pico muere el pez.
Una y otra vez, una y otra vez, no te lo digo más.
Se finiquita la gloria, con un desacierto.
No se si has derribado el adefesio de tu entrada.
Pero sin salida, tu estilismo, ya no conseguirás nada.
Donde vas, vete ya......................

Los mordiscos de los que eran mis amigos

Todos sabéis que tengo perros, y que los adoro y los malcrío, esta mañana me he despertado sobresaltado, se estaban peleando dos de ellos, luchas de liderazgo, me he interpuesto y me han mordido a mi, nada grave, he sangrado bastante, pero heridas limpias, pues os digo no me ha dolido tanto como los agresivos mordiscos que estos días atrás me han estado profiriendo en el alma, los que se llamaban mis grandes amigos.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Zahorra, grava

Nunca con vuestra sangre mancharía mis manos.
Para que entretenerse en desenredar unas lavas cordadas.
Te quemarías las manos.
Cíclopes de visión monofocal, os perdéis tanto del mundo.
Nada de vosotros me he llevado, vuestras miserias están en los rincones de vuestras casas.
Estar acicalados no es sinónimo de riqueza.
En la desnudez os mido, sin vuestras correcciones os veo.
Veo tan poco, tan poco veo.
A los pies de los lagartos estoy, no os preocupéis se defenderme. Y entre lineas les haré ver lo importante y necesario que soy, nada teme quien nada arriesga, y nada teme quien ya no quiere ni ganar ni conservar nada.
Nada por delante, nada por detrás, nada de nada.
En las grandes llanuras aluviales aparecéis varados, cantos aborregados diseminados, detritos, morralla, zahorra, quizás seáis algún día grava para la construcción de alguien.