Olvidare que un día di abrigo y me abriré a abrigar de nuevo.
En los espigones, deslastrado de afectos, desnudo ante el invierno, y con el tizón candente de mi corazón, buscaré los puertos del desamparo.
Frió invierno, frío puerto, fría alma.
Abre ante mi las puertas el invierno con la hospitalidad del peor de mis enemigos.
Buscare el igual, la piedra clave que encaje sin fisuras en el engarze de mi alma.
Por los fríos puertos me derrocharé, sintiendo el frió rocío en mi rostro.
Nada teme quien ninguna calidez niega y todo el calor que alberga da.
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