sábado, 24 de noviembre de 2012

Tertulia de ofensas

Cuartel de espadas.
Calle de vientos.
Torre del aire.
Escalinata del puerto.
Plaza de armas.
Ultrajado convento.
No rinde cuentas.
El plantón de cardos.
Y es certero su tino, con el mortal dardo.
Plazuela de vicio.
Corrobla de chismes.
Invulnerable estima.
Pendón de duelo.
Enemigos amigos.
Traidores amigos.
Tertulia de ofensas.
Mesa de calumnias.
Tortuosa procesión de vírgenes necias.




viernes, 23 de noviembre de 2012

El bello descuido

Coronados por la fragilidad de la materia, por la corta existencia de lo efímero, santos de puntuales modas, si hicierais milagros todos los días, no caeríais en el olvido, ni en el bello descuido.

Nada me espanta

Es raquítica la cizaña de mis campos, casi la doy por extinguida.
Ya nada me turba, ya nada me espanta, duermo tranquilo con los ángeles que moran en mi casa.
Lava el roció mi tabula rasa.
En el mar sin limarones y sin zozobras ya no naufrago, todo es ya calma.
Destrezas de mano diestra por la siniestra burdamente remedadas.
Todo me place ya en esta balsa.
Frases de ira que consumí en la pira de la cizaña.

La soledad de las alturas

Conmovido delirio de orfandad.
Tu morada es la boca del lobo.
Si me ves alegre en el tachonado arco solio, es que me estoy prostituyendo.
La distante celebridad arrastra una cargada estela de miserias.
Aquí me ves buscando el bajo salario de los inferiores, en la cúspide hace frió y no tengo con que calentarme.
Es dura la soledad de las alturas, estrellato de nieves perpetuas.
Si tengo necesidades, las mismas que tu.
Y si perfecto concurro al festín de los imperfecto, es para saciar la más humana de mis hambres, el hambre de pan.
Nada debo, pero si pan pido.
En la distancia y en mi ser distante no existe la autosuficiencia plena, humanamente soy dependiente.
Valórame en el llano, que estoy cansado de hambrear la saciedad de lo vulgar en LA SOLEDAD DE LAS ALTURAS.

jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Quien?


Se ha fundido la luz del mundo.
¿Quien nos la sustituirá.?
Los días tristes en brillo, se han instalado definitivamente en nuestras vidas.
Cuanto tiempo se quedaran.
Desmotivado espero que sean otros los que tomen la iniciativa en esta batalla de redención. ¿Quien nos desrendira.?
Yo no rindo cuentas porque nada hago.
Indolente inactividad en los días grises.
Se ha fundido la luz del mundo.
¿Quien en su circo volverá a brillar.?

Fértil mantillo

Buscaré los cadáveres de los benditos, los plenos de misericordia.
Los primeros en caer, carne de cañón.
El precio de las caricias, recuerdos de amapolas.
Crímenes de obediente milicia.
Te observo en la otra orilla. distante y con distancia.
Veloz cautela.
Salvaje agua.
Escorrentía que lavas el fértil mantillo.
Limos que quien sabe donde depositaras.
Rápido cauce de obstáculos, invencibles, insalvables.
Letanía, caudal de frases de daños.

el asesino de mis sueños

Mueren tantos héroes bajo la cúpula celeste todos los días.
En el panteón, bajo los broncíneos casetones, te rendiré vasallaje.
Demasiadas forzadas promesas.
Rendido en la doma.
En el exigente bajo salario.
Vistoso terciopelo que no me abriga.
Buscare la casualidad.
Ordenare segundos, en aras de la consecución de los primeros.
Diseminare los pesados metales.
Metralla, plomo que me impide volar.
Encontrar la verdad.
Al asesino de mis sueños.
A la campana que tañe a luto.




miércoles, 21 de noviembre de 2012

Alambicado serpentín

Marchan milicianamente los días, las horas, los años.
Machaca la molicie mi espíritu indolente.
Envuelto el el olor de los membrillos y las abiertas granadas.
Todo en excesiva calma.
Orden que desordena mis días.
Eclavizandome en el bucle de su mantenimiento.
Nada encuentro en la pulcritud, en lo neto, en al perfecta talla sin ademan, ni maneras.
No es mi sino la linea recta, ni los marciales días, ni le neta meta.
Soy alambicado serpentín que reprime el destilar ponzoña.

Horizontes borrascosos

Las cartas vaticinan la hecatombe.
Palabras de doble filo.
Dudas, raíces que beben cordura, que aniquilan calmas.
Frió sol de invierno.
Horizontes borrascosos.
Árboles que se desnudan para sentir con fuerza el frió.
Caudalosos ríos de ofensas.
Mártir sin altar, sin culto y sin un misero cirio.
¿Rezaría Dios al humano imperfecto por su salvación?




Las raras imperfecciones

Tomando frió café para espabilar el dolor.
Desnudo que no indefenso.
Desnudo que rendido.
Sintiendo el frió suelo, con las desnudas plantas.
El frió cauteriza daños.
Tal como soy.
Tal como me ves.
En el cielo Dios.
En la tierra los imperfectos mortales.
Las raras imperfecciones.
El valor de lo raro.
El castigo de la desgracia.
Trastornos que marcan tendencias.
Tendencias que crean trastornos.




martes, 20 de noviembre de 2012

Espigones y puertos

Olvidare que un día di abrigo y me abriré a abrigar de nuevo.
En los espigones, deslastrado de afectos, desnudo ante el invierno, y con el tizón candente de mi corazón, buscaré los puertos del desamparo.
Frió invierno, frío puerto, fría alma.
Abre ante mi las puertas el invierno con la hospitalidad del peor de mis enemigos.
Buscare el igual, la piedra clave que encaje sin fisuras en el engarze de mi alma.
Por los fríos puertos me derrocharé, sintiendo el frió rocío en mi rostro.
Nada teme quien ninguna calidez niega y todo el calor que alberga da.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Dipsomanía

Bajo el signo de la locura, lamentándome de los renglones no escritos.
Dubitativo en este escalón de ultrajes.
Sino de estela nada rasante.
Maceración de daños gratuitos y de posicionamientos injustos.
No diere lo que siento, porque articular es hacer existir.
Devanare el enredo multicolor de agravios en la soledad de mi dipsomanía.

La piedra angular

Permíteme que sea yo quien etiquete a las piedras que encuentro en mi camino.
Tu piedra tropiezo no es la piedra en al que yo tropiezo.
Quizás esa piedra la utilice en mi construcción.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Yo son el artífice de mi camino, que aunque paralelo al tuyo hoy, no es el mismo.


Tendré fuerzas para ir

Que aburrida sin frutos propios, es la vida.
En el ecuador de dos precipicios.
El vació del pasado y del presente.
La muerte la gran verdad.
Se abrirá la granada.
Se desvelara lo encerrado.
El rojo sangre, renglones de vida.
La gran niveladora.
Amigos del alma.
Que sabéis en el sitio preciso que guardo el corazón.
Y desde la información que da la confianza.
Ametralláis mi pecho sin conmiseración.
Sufrimiento eterno.
Amor eterno.
Inmersión en aguas frías de dolor.
Ni vosotros mismos aguantáis el parámetro tan alto de
vulgaridad.
En el os movéis y chirrían los goznes de todo el control de
vuestro ser.
Gélido llanto de ámbar denso y doliente, resina que atrapa mariposas de pesar.
La belleza y la bondad pagan un alto peaje en las autopistas del éxito.
Medio siglo de brillo de hojalata.
Pesadillas a padecer.
Bosque de sargazos don de se pierden los ángeles.
Bocas desdentadas y blanqueadas que proclamáis códigos éticos por los que no os regís.
Espirales de humo.
Anillos de rendición.
Ententes cordiales de raquíticos frutos.
Extravagante diplomacia de sátrapa provinciano sin norte, ni sur.
Caída de ayer.
Caída de mañana.
Tropiezo perenne.
Invasores que solo me posibilitabais sobrevivir.
Amparo de desamparos.
Playa de marros cortantes.
Sangran en la blanca sal.
Golpe que termino por arrodillarme.
Lealtad de obrero, fiel mientras recibe un salario.
Otras gentes, otros lugares.
Tendré fuerzas para ir, para conocerlos.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Pinzas de rojos cangrejos

Como un zaque, me siento mientras camino por el pantalán.
Planitud rasa y neta de pantano, de bordes verdes.
Recorro sus orillas recogiendo pinzas de rojos cangrejos,, muertos en el interior y que el suave mecer arrastra y abandona entre los pequeños fragmentos de pizarra que arrulla el cimbrear del dulce agua.
Día denso de gatos y perros y de mi preocupación pertinaz por su futuro y felicidad.
Indolente al calor de un cálido hogar de encina, brasas refulgentes de amabilidad, derroche de presentes, sencillo confort.
Todo ligero, todo sutil tormento tiene su raíz, inframundo del mundo visible de la agasajadora calidad humana de Alfredo.