lunes, 31 de enero de 2022

Me ama un chacal


Me abraza la zarza, 
me besa la ortiga, 
me ama un chacal, 
que se entretiene 
desmembrandome 
en este inhóspito erial.

Caricias de hojarasca, 
de viento gélido.

Poco puedo esperar, 
mucho voy a sufrir, 
es duro amar 
en el amargo 
lecho de sal 
de tu toxicidad.


No es ser deseado


De pringosa manteca es tu amor, ese cacareo cansino y pedigüeño, que exige palabras preñadas de vacuidad, palabras que distraigan del vulgar norte, niebla para ocultar la ramplona debilidad de tu confianza. El sexo no es amor, quien ama de verdad no exige permanentemente sexo. El amor no es deseo, y menos aún obsesionarse con ser deseado.


La última misa


Aun recuerdo el brioso corcel 
que cabalgaba en tu pecho.

Nos diluimos en los párrafos 
que nunca nos atrevimos a narrar.

Nos hacemos invisibles
cuando nos acartona el tiempo.

Nos volvemos huraños 
tras los trágicos zarpazos.

Es el sino de un corazón 
que bombea arena, 
arena que se escapa 
de entre las manos.

Manos resecos sarmientos, 
que ayer fueron parra fecunda.

Nos hacemos pobres 
y nos volvemos invisibles.

El labriego mercar nos borra 
porque ya no construimos proezas.

Pobres olvidados, 
viejos arrinconados, 
que esperan la última misa 
con la que los despedirán.

Espina


"No se ama a la espina, en la plata del pie, que te impide caminar erguido."

Irsia Carolain Sprimbol

Instantáneas


Ya de todos olvidadas, 
descansan las instantáneas, 
de tu perdida gloria, 
en el fondo de un cajón. 

La vida, 
nos entierra muchas veces,
 pero la ultima es la peor. 

Se borra nuestro nombre, 
se olvida nuestra imagen, 
y arde nuestra perdida juventud 
en la pira que consume toda vanidad.

Humo, sólo hay humo, 
tras las vidas lineales, 
sin proezas.

Sólo los perros fieles




Cuando uno, 
se hunde 
en el olvido. 

Cuando uno,
pierde el presente.
 
Y pierde los vínculos 
con los afectos.

Cuando uno, 
ya no reconoce, 
ni distingue, 
la mano amiga, 
de la zarpa. 

Y ya,
no somos conscientes 
ni de nuestra 
insignificancia. 

Sólo los perros fieles, 
soportan ese desdén, 
ese cruel olvido, 
ese inintencionado desprecio, 
que es ahogarse 
y fenecer 
en el miasma 
que es no saber 
ni quienes 
éramos, 
somos, 
hemos sido.

Nada

 

Te sobreestimas 
y me desestimas, 
en este juego ridículo 
que es querer 
para después 
aborrecer. 

Nada necesito, 
porque de este mundo, 
en mi partida, 
no me llevaré nada.

No es amar


No es amor 
demandar amor. 

No es amar forzar 
que esa palabra 
brote de los labios 
del amado. 

No es amor 
necesitar.

No es amor 
poseer, 
avasallar, 
calcinar, 
someter, 
subyugar. 

En las diferencias 
está la libertad. 

Ámame 
con mis contornos, 
dentro de mis limites, 
con mis aristas, 
con el dolor 
de mis cicatrices.

Encerrar en una cárcel 
al amado, 
no es amar.

domingo, 30 de enero de 2022

Llega tarde


El tesón merma la frescura, opaca el brillo y el brío que nos embarga cuando se corona la cima a la primera vez. 
La puerta que se abre con excesiva demora, no es que no sea gloriosa su rendición, es que se llega a ella, rendido y tras traspasarla no se siente amor, se siente furia y unas ganas infinitas de saquear y tomar por la fuerza, todo aquello que tras mil vilezas, por fin, se rindió.




Se muere al amar

Se desordena la espesura 
y me hiere la saeta.
Se derrite el ingenio 
en la fiebre de mis noches, 
sabores que se atropellan 
en las travesuras de la luna. 

No hay faro 
que me salve 
de los escollos, 
de los meandros, 
donde el calor 
nubla las exigencias 
y derriba el aprisco 
que impedía 
que los chacales dispersen 
la loca ambición 
que persigue proezas. 

El arrepentimiento 
es un infierno, 
que llega con el alba. 

Calcino palabras 
buscando la paz.

Caliento mis manos 
abrazando el brebaje 
que me hará olvidad 
que se muere al amar.

miércoles, 26 de enero de 2022

Tropieza la nieve


Tropieza el blanco 
con la sombra.

La ira se desmorona 
en la arena 
de la playa.

Puedo entrever 
las fisuras 
que desbaratan 
tu templanza.

Yo sólo quiero 
descansar 
en la torridez 
de tu cárcel, 
en el amanecer 
de tu desprecio, 
en el amor
que sé 
que no sientes.

Se retira el mar 
y afloran 
los escoyos, 
los sargazos.

Tropieza la nieve 
con la ruda bota 
de la abrupta 
crueldad.

La virginidad 
es una estancia 
que el primero 
en entrar 
avasalla.

Te quiero


Te quiero, 
y con tu maldito querer 
abrazo una fiera piedra 
que me hunde 
en este helado y profundo 
mar que es desear. 

Te quiero, 
y me desordeno y lio 
en la cinta roja del desvelo,
de la falta de sueños 
que me hace 
zaherirme y pecar. 

Te quiero, 
en este angosto callejón 
donde ladran mil perros
que me impiden 
la claridad. 

Te quiero, 
y en este maldito mar 
que no me permite respirar, 
me desespero 
por volverte a gozar. 

Te quiero, 
y no lo puedo 
soportar.

sábado, 22 de enero de 2022

No estoy mejor solo


Ser sin tenerte,
es desfallecer 
en estas mañanas 
de niebla, 
donde la frialdad 
hiere mis yemas, 
que te buscan 
palmo a palmo, 
en la yerma 
ausencia. 

Agua salada 
que brota 
de mi desolación, 
fiebre que tú 
no calmas, 
soledad,
traición.

No estoy 
mejor solo.
No, nunca aprenderé 
a estar solo.
Solo, 
sin ti.

Sé lo que quiero, 
pero no sin ti.

viernes, 21 de enero de 2022

La maldad germina en el pedregal que abona la tara


Te delatan tus tobillos distantes, 
tus tobillos que no se rozan. 
Te delatan tus rodillas, 
que se juntan y rozan.
Taras arraigadas cuando eras virgen, 
cuando nadie atendía tus urgencias.
Te delata tu farfulla, tu verbo pobre.
Te delata tu boca de ansia puta.
Todo lo que natura te negó, 
te retrata y delata.

Las reglas


En las reglas, 
finas líneas 
que contienen 
el brío 
de mi sangre, 
caudal carmesí 
que tu roce 
desboca.

Me hiere 
la lanza 
de tu verbo 
y no sangro, 
la dolorosa 
hemorragia 
contengo. 

Armado
con la inculcada 
norma, 
que me impide
mostrar 
en publico 
mis fisuras.

Mostrar
las heridas 
de tu desdén, 
el desprecio 
de tu mirada, 
que me castiga 
por el mero 
capricho 
de probar 
mi fidelidad, 
mi  esclavo 
vasallaje.

Y mi 
contención 
insolente, 
impasiva, 
te altera. 

Y la derrota 
de tu hiel, 
acentúa 
tu aguijoneo, 
que busca 
mi sangre.

Pero el ejercito 
de mis normas 
recorre 
sin descanso 
mis adarves 
y frena 
toda fisura, 
toda debilidad, 
toda visible 
derrota.

Y tú, 
sin mi sangre 
mueres.
Porque 
en tus reglas 
no hay victoria 
sin heridas, 
que mortalmente 
sangren.