sábado, 12 de noviembre de 2022

Vergel de cizaña




Sobre el lecho de turba, 
esperando germinar.  
Recorre el subterráneo río de las pasiones 
el paramo yermo. 
Meridianos que se contemplan, 
pero nunca se rozan.
Raíces suplicantes que hurgan, 
en los estratos más profundos, 
buscando el esplendor.
Valle de Reyes de glorias remotas.
Estrangula la culebrina codicia 
a la amapola de mi sangre.
Vergel de cizaña.
 

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Tarasca

 


Se burla la ebria. 
Se ríe la torda.
Bufa la pútrida.
Eructa la sórdida.

Macilenta de aguardiente.
Chamuscada de potara.
Orinada de envidia.
Con brillos de grasa.

Mondonga y tarasca.

A la golondrina, 
que retiró las espinas 
de la frente de Jesús, 
tu tufo no le alcanza.

Descose el sigilo


La soledad 
descose con sigilo 
los bordados 
de la gloria, 
aja el ajuar 
de la tersura, 
corrompe la risa, 
agria el almíbar.

Ya es muy tarde



Ya es muy tarde 
en este otoño 
de brumas, 
de olvidos, 
de campos minados, 
de torpezas. 
Ya es muy tarde 
en esta estación 
por la que ya 
no pasan los trenes.
Es tan tarde que 
el corazón siente pereza, 
que se ha esfumado 
la fe en las proezas, 
que la cuarcita 
se ha alojado 
en mi pecho.
Ya es muy tarde 
en las mañanas de niebla.
Me cerca el miedo 
a la selva de los amores salvajes, 
a amar a borbotones, 
a desangrarse en 
por los besos valientes, 
a correr por la aceras 
buscando sonrisas 
y miradas cómplices.
Ya es muy tarde 
para no pensar 
en lo inconveniente, 
para probar a ser miles, 
para derramar vida 
en los oscuros jardines.
Ya es tan tarde 
que ya no hay relojes 
que marquen horas sublimes. 
Ya es tan tarde 
que ya no hay amaneceres.   

martes, 8 de noviembre de 2022

Azúcar con hiel


Neones de azúcar con hiel, 
chisporroteo de caricias robadas 
en los juegos violentos 
de una hombría carcelera, 
que me fuerza a beber 
para soportar y seguir 
el ritmo de un desamor 
de esclavitud y hambre.
En la noche puedo abrazarte
mientras me tambaleo y desfallezco 
persiguiendo una quimera
un placer que nunca llego a consumar. 
Ámame, en este infierno de soledad.
Ámame, en estos tragos tan amargos.
Ámame, y no te cuestiones mi amor.
Déjame sentir, tu dorado aliento 
y besar tu mirada azul.
Ámame, en este invierno de neón.
Ámame y deséame 
con la locura 
que te deseo yo.
Azúcar e hiel 
en los flashazos estroboscópicos 
de la caleidoscópica deflagración. 
Ámame, con la locura 
que te deseo yo.

El deseo y la codicia producen siempre dolor


La belleza tiene mucho de circo, de desfile, de regio pavoneo. 
Llámame iluso, pero la ceguera elimina tormento.
El deseo y la codicia producen siempre dolor.
No todo se puede alcanzar y perseguir sin lograr es sufrir.
Te recorre mi lascivia mil veces y mil veces muero sin sentir tu placer.


Gólgota


El sol no existe, 
ha muerto en la torrencialidad. 
Plomo de días fugaces, 
de días estériles, 
de caricias pobres y urgentes.
Me duele el corazón 
en la fiereza de los relámpagos 
que rompen la cortina infinita de lágrimas.
Me abraza el olvido 
con sus manos frías 
y me zarandea el desprecio 
de los días sin líneas.
Plaza desierta 
que ha rendido el llanto.
Tropiezo en el ascenso, 
en el camino yermo, 
al Gólgota.

sábado, 5 de noviembre de 2022

Tras el oropel


La podredumbre tras el oropel, 
las bambalinas de la fanfarria. 
Acicalados cadáveres que juegan a la preeminencia.
Mece el viento la pesada cortina, 
mece la verdad el telón del circo, 
y la vela hinchada airea la peste que se oculta tras los afeites.
Sobrevivir es destreza, 
parecer es una trama, 
una soberbia estrategia.
Nunca juegues conmigo, porque sé ganar.



Verdes


La desdicha es una taimada zorra 
que a cada paso nos acecha.
Es muy frágil la felicidad, 
son volátiles los segundos de gloria. 
El brioso corcel del placer 
rápido nos descabalga. 
Tras apretar contra el paladar la jugosa uva 
y sentir en dulzor de su néctar, 
la parra nos aleja los racimos de la dicha 
y la taimada zorra nos susurra al oído, 
ya están verdes los racimos 
porque ya no los alcanzas. 

Es plomo la inutilidad con la que lleno mis bolsillos


Infinita arena de días estériles, que me cerca de dunas de tórrido abatimiento. 
No soy corcel sumiso, pero el norte angosto me rinde.
Las sortijas de mis manos hablan de derrotas, de la rendición que es mi avaricia.
No me sientes y lo siento, no me amas y te amo.
Arena febril y loca que me sepulta en los segundos, dolor de lecho yermo, de noches frías de invierno.
¿Qué es ser rebelde en este desierto de ruidos sumisos?
No te siento y te amo.
El brillo hiriente de la usura, llena mi mesa, colma mis platos.
Es plomo el oro, es plomo la inutilidad con la que lleno mis bolsillos.

 

domingo, 23 de octubre de 2022

Mauricia Teresa


Mauricia Teresa Branvon Ambras, nunca tiró piedras sobre su propio tejado, nunca permitió que las lenguas zafias de la Calle Sorrento, denigraran a ninguno de sus extraños vástagos. El amor es prodigio, el amor es quimera, es fidelidad y locura y no con siente ultrajes ni a la peor de las raleas.

sábado, 20 de agosto de 2022

Me embarga la tristeza infinita de consumir cinco cervezas a solas, el desánimo de los días, de los días iguales. 

jueves, 21 de julio de 2022

Sin altercados

No me desordena mi mano, me desordena la mano que me mece. En el calor de tus noche no hago pie. Soy islote desierto que adora el fósil que son tus huellas. Acariciame en el infierno que es saber que para ti ya no existo.
La locura habita en los días lineales, en el infierno que es no padecer altercados.

domingo, 10 de julio de 2022

Cuatro paredes

Las cuatro paredes del infierno, 
son las cuatro paredes 
que resguardan de los de violentos vientos 
al hogar. 
Teatro de sombras chinescas, 
de manjares cuajados de alfileres.
No me digas que me ves, porque los graníticos muros nada dejan ver.
Apariencias de casa grande, de magníficas fachada. 
Amores que ametrallan a quemarropa.
No siento tus caricias, 
pero si siento el urticante dolor de tu afecto, ese que doblega mi felicidad 
y supedita mi existencia a tu frustración.
Cuatro pareces como cuatro esquinas que tus carceleros anhelos siempre guardan.